LA PENUMBRA.
<lc plañóles y satélites (pie se escapan tí los al-vanees mas prodigiosos del telescopio.
¡Oh espectáculo sublime y magestuoso de los cielos.* Mi vista desfallece ante las espléndidas y grandiosas maraviiias de la creación y al contemplar el orden admirable de los mundos, al < ver a ki.^ lunas girar en torno de los planetas, ¡ tí los planetas en derredor de los soles, y u éstos í con sus cortejos luminosos formar las inmensas nebulosas (pie se encuentran diseminadas por los i vastísimos espacios, mí espíi itu se siente arroba- • do tí las regiones del infinito.	j
Estas nebulosas con sus mi riadas de soles y ■ sus millones de planetas las vemos internarse en los océanos cch‘stí\<? de la misma manera que (sos pequeños ba jeles que sí pierden de vista en la ex tención de los mar-cs, sin que la imagina'*¡on mas ozada pueda iigmarse hacia que punto se dirijen esos universes llotantes, en cuyos senos ' se manifiesta la vida y la animación: y me pare- í ve- (perdóneme el lector) oir los himnos sublimes y ¡ las cantigas amorosas (pie dirijen a Dios las ele- ¡ vadas inteligencias que habitan aquellas esferas ¡ de*luz y de poesía.
La ilusión mas sublime que pueda concebir nuestra imaginación, no es mas que una sombra ! comparada con la esplendente realidad de los í ¡ cielos. Y la astronomía llamada á revelarnos osas luminosas verdades, que tantos atractivos tienen para nuestra alma y tanta dulzura para (d corazón, sublimiza nuestro entendimiento, ensancha nuestras facultades y nos hace concebir i j una idea mas perfecta y grandiosa de la Divinidad: y mientras que nuestro ser material va triscando los abrojos de este inundo^ mientras que vamos pasando esta vida de expiación y de pruebas, nuestra inteligencia vuela por los cielos, inspirándose en la armonía de los mundos, gozando de los acordes sublimes de todos los seres y extasiándose con los fulgores divinos y espíen- ¡ tes de la gloria.	•	1
José Mauía Caudex as.	!
Una lágrima mecerse, Ar con brillantes destellos En tus ondosos cabello ; Fuera, Leonor, tí perderse;
Lo que entonces sentiría No lo explicaré jamás,
Y	tanta emoción tendría.
Que solo, solo sabría Adorarte mucho mas.
Si tu llanto te entristece Con él mi bien matarás; Mas si de amor te estremece
Y	sientes que te ennoblece Llora. Leonor, llora mas.
El Hamo os el aliciente Que nos mitiga oí dolor: Supremo Him que se siente,
Y	el rocío trasparente.
Que da fuerza á nuestro amor.
Cuando yo sé que tu lloras C’omprendo entonces (pie me amas.
Y	oon ansias matadoras, Bendigo las tristes horas En que tu llanto derramas.
Y mis horas, Leonor mía, Que irán tan lentas y amargas Sin encanto ni alegría, Renacen al nuevo día
Y	entonces son menos largas.
Llora, liora, si tu llanto No es el que arranca el dolor, Porque al fin, se goza tanto, Que dan un consuelo santo Las lágrimas del amor.
México, Mayo 5 de 1879.
L. González Rodríguez.
LITOGRAFÍA.
7ARIEDAD3S""
TUS LAGRIMAS.
Bella Leonor, cuando lloras,
Y	tus lágrimas son mi: s. Son tan penosas mis horas (‘nal tristes y matadoras Son las quejas que me cavias.
Son tus lágrimas la hechura *
Y	la imágen del dolor:
Mas si fd llanto es do amargura, También, mi alma, os de ventura Cuando se llora de amor.
Si viera en tus ojos bellos
Recomendamos mucho la que ha establecido en la 1? calle de A Idama núm. 6 nuestro amigo y consocio el Sr. D. Juan B. de León, en cuyo establecimiento, se hacen con corrección y limpieza toda clase de obras concernientes al ramo, como son: estampas, láminas, mapas, diseños, sobres, tarjetas, libranzas, etc,, etc. .
Felicitamos por ello al Sr. León, deseándole un buen éxito cu sus trabajos litografíeos.
EL Lie. JOSÉ M. SANTOS COY.
Desde que este apreciablc aníigo nuestro so recibió del Juzgado de Letras del Ramo Civil del Distrito del Centro, todos los negocios marchan con actividad, observándose no poca complacencia en todos los litigantes, quienes ven