. -LA . < apoyo,.serán recomendadas, .y obtendrán un resultado feliz en la mas justa.de las causas,,á la vez. que la grita infernal dé los enemigos de la Religion, de la patria y dé todo orden, se atreve á penetrar hasta el santuario de las leyes, que habiéndose erigido México independiente por la Divina Providencia, ló quiéren hacer teatro de la tragedia mas anticristiana y lamentable que pudiéramos llorar, pues no seria otro el desenlace, como observaremos, en esta-Sqplica,-si el decreto sobré tolerancia de cul-tos llegara á darse y tenersancion. -- Nosotras, mugeres, no debemos hablar en la Iglesia; nosotras, sujetas al :hombre, valemos únicanrente,e@9a& la mitad de él; nosotras, débiles y flacas, nada podemos:sin.íél:..¿nuí^6»«9zjmichas veces no puede semida, y: sí.tenemos derechos, hemosr^JaiiQegiriiso de ellos, pero con su licencia; si somos oprimidas, él nos ¡ha.de «m uña palabra, hasta-para pe- dir lo que se nos debe de justicia, d hgmbre ha de ser el órgano de nuestra voz. ¿Y cree V. E. que algun septinñento innoble nos hace esplicar el estado que el C^dor nos puso, sóio lamentamos osta.pequeñez en la ocasión jpresente,,pups estamos impedidas por elja misma- d,e - acreditar nuestrafe y catolicismo de un modo mas enérgico, mas real y positivo: qüe-remos decir, (y sea sin agravio de tantos hombres malos) que nuestros votos y nuestras tendencias nunca hubieran llegado al caso, por mas frágiles que nos confesemos, de levantar altares á Baal dejando solos los del Dios verdadero. La Santa Iglesia al pedir por el pueblo no se olvida del secsp femenino, apellidándolo devoto; y sentando sin envanecernos la verdad de este oráculo, nos alegramos de ella en la oportunidad que rio puede ser mejor para que lo palpen los incrédulos. Vamos á pedir contra la tolerancia, y lo vamos á hacer en-el idioma de la razon, no como entendidas y arrogantes, que caería mal en la modestia que se nos recomienda, sino como católicas que sellarán con su sangre las verdades de su fé, y suscriben á las súplicas y represeptaciones de respetables Prelados, congresos, corporaciones y pueblos enteros de una nación que no ha conocido ni quiere otra Religión que la católica, apostólica, romana: . ' Los que qúi'eren la tolerancia no tienen misión legítima para pedirla como órganoVa^la opinion pública, pues los pueblos nunca han pensado en proelamasfe^’J menos en nombrar esos apoderados tan contrarios á sus opiniones;1 pues aunque vemos que: la desmoralización ha llegado á muy alto grado, tambien es indudable que la mayoría de las clases de muestra sociedad, considerada colectiva y distributivamente, está firme en la fé de nuestros-padres, y de consiguiente no puede, estar por la tolerancia que destruye lamnidad religiosa, única áncora que nos ha quedado, única luz, y úmcmflád.amn esta época de desventuras. Sicsto es se.-gmo, no es menos cierto-que el número de los que vocean esta novedad tan degradante é impía,.eslpsigmfieante ytan eortprespeetivamente como mil semillas negras en un .celemín de blancas; dígalo .si no él desagrado