26 de Octubre, 1924. REVISTA CATOLICA 709 Herriot hizo suya en una declaración ministerial hecha muy poco después de haber sido elegido al Gobierno de Francia. Estos tres puntos principales eran la aplicación estricta de las le.yes contra las Ordenes y Congregaciones .religiosas, la extensión de las leyes laicas a los territorios recobrados de Alsacia y Lorena y, finalmente, la supresión de la Embajada Vaticana. La ejecución de la primera medida comenzó recientemente con la expulsión de las Clarisas de Alenzón. Tan ruda expulsión levantó vigorosas protestas en toda Francia, mas no tuvieron el más mínimo efecto en el Gobierno, quien por entonces mismo daba noticia a otra comunidad de las mismas religiosas que estuvieran preparadas para cuando llegara su turno de salir del país. Ya hemos visto en otros números bastante recientes de la Revista las manifestaciones católicas de los alsacianos y loreneses contra los propósitos del Gobierno en el segundo punto de su malvada política. Ahora se espera que al ser presentado el presupuesto a la aprobación del Parlamento le presenten una oposición determinada los del partido de la derecha y del orden. Protesta de los Cardenales.—Con ocasión de este último atentado del Gobierno contra los católicos, seis Cardenales franceses escribieron una carta de protesta al Primer Ministro. “Las medidas proyectadas del Gobierno, decía la carta, constituyen una grave, amenaza para la paz, justicia y libertad interna y para el interés y buen nombre de Francia ante las naciones extranjeras. Su ejecución acarreará, graves consecuencias en nuestra vida nacional. No creemos por tanto que jamás se lleven a ejecución. Ni el Gobierno ni el Parlamento querrán cargar con tan terrible responsabilidad”. Prosigue la carta indicando las desventajas sufridas por Francia por carecer de embajada en el Vaticano, la indigna traición que sería el infligir una persecución religiosa dentro de aquellas regiones que el Gobierno se jacta de haberlas puesto en libertad y a quienes prometió solemnemente respetar sus derechos y tradiciones, pidiendo finalmente, que las leyes contra las comunidades religiosas se declareai nulas, por contener una injusticia tan flagrante contra personas de ambos sexos, que cuando sonó la hora crítica para F rancia, no hesitaron en volver de su destierro y probar en las trincheras y en los hospitales su devoción a la patria. El Primer Ministro contestó a la carta de los Cardenales, negando que. las medidas del Gobierno, que él procuraría realizar, contuvieran amenaza alg’una para la paz, justicia y libertad interna. Los comentarios de la prensa sobre la carta de los Cardenales y la respuesta del Primer Ministro, ha sido, naturalmente, varia; aplaudiendo los órganos socialistas a su Jefe, mientras muchos de los periódicos más importantes comentaron muy favorablemente la carta de los Cardenales, declarando que ella .refleja los sentimientos de la vasta mayoría de la nación. Periódicos del Gobierno, acusan en cambio a los Cardenales de designios políticos. Una prueba más de la política que Herriot intenta seguir con .relación a las Ordenes y Congregaciones religiosas nos la da en una declaración reciente su Secretario Camile Chautemps. Dice este señor que en el curso de los últimos años los religiosos han ido restableciendo las casas que hasta la ley de. 1900 poseían, quebrantando así las leyes de Waldeck-Rousseau. El Gobierno intenta únicamente restablecer la observancia de dichas leyes, sin violencia, ciertamente, pero también sin flaquezas. INGLATERRA Disolución de Parlamento.—Después de una derrota sufrida por el Gobierno en la Cámara de los Comunes, el Primer Ministro MacDonald se presentó al Rey pidiéndole la inmediata disolución del Parlamento. El Rey accedió a la petición del Primer Ministro, y este, declaró suspendido el Parlamento hasta las nuevas elecciones que se celebrarán el 29 del corriente. Mientras tanto MacDonald y su Gabinete seguirán funcionando hasta que el pueblo decida el Gobierno que desea. La derrota del Gobierno la causó la demanda de los liberales y conservadores de que se investigara la acción del Procurador General Hastings quien retiró el caso de prosecución contra un editor comunista, acusado de fomentar sediciones entre las fuerzas de Su Majestad. ITALIA Congreso de periodistas católicos.—Durante la Semana Social celebrada en Turin por los católicos italianos, tuvieron una convención especial aparte los periodistas italianos católicos, anunciada de antemano por el P. Ge-melli y el Conde Dalla 'forre, Director de L’Osservatore Romano, y a la cual asistieron más de cincuenta periodistas. Con palabras que hallaron plena aprobación en la asamblea, expuso el presidente Sr. Dalla Torre e.l objeto de aquella reunión, cual era el de formar una institución fraternal que uniera a todos los periodistas católicos. Importantes razones invitaban a los periodistas a formar •dicha institución; siendo de las principales los intereses superiores morales, intelectuales y religiosos que de común acuerdo debían defender. Siendo la actividad periodística tal que requiere una preparación religiosa poco común, dijo, se impone también la necesidad de fundar una escuela de periodismo católico. Se dispuso se abrie-lan cursos profesionales de periodismo en la Universidad Católica del Sagrado Corazón de Milán. Al final se aprobaron unánimemente conclusiones sobre la asociación de periodistas católicos, quedando nombrada la comisión encaigada de. redactar los estatutos de dicha asociación y la convocación de una nueva reunión para acordar su aprobación y la institución final -de la asociación augurada; sobre la libertad de la prensa, entendida conformemente. con los principios de la doctrina y moral católicas, las leyes fundamentales de la sociedad civil y de la naturaleza misma de los fines que persigue, el periodismo: y finalmente sobre la fundación de un curso de periodismo en la Universidad Católica del Sagrado Corazón. Reconocimiento oficial de, la Universidad Católica._ Desviándose de la política hasta ahora seguida, el Gobierno italiano ha concedido reconocimiento oficial a la Universidad Católica del Sagrado Corazón de Milán. Es esta la primera Universidad católica establecida e.n Italia, mas visto el favor que el Gobierno le ha concedido, es de esperar que los católicos italianos levanten centros semejantes de educación superior en otras grandes ciudades del Remo. La de. Milán fué levantada por el Cardenal Aizobispo de Milán Andrea Ferrari, quien recibió en el lecho de muerte el decreto de la Congregación de Seminarios y Universidades que aprobaba y reconocía la Universidad según las leyes de la Iglesia. El actual Pontífice, su sucesor en el Arzobispado de Milán, inauguró solemnemente la Universidad, hallándose presente el que entonces era Ministro de Educación Signore Antonio Anile.