EL SEMURADO R------ Formas de Resentimiento El Resentimiento y (Continúa del Núm. EL SEMBRADOR— Palabras del Sr. Lie. Régulo Hernández R. del |. T. [ S M Pronunciado duran fe nuestra Sesión de Sept 28 ppdo. (Continúa del Núm. anterior) bre y se sacrificó por él para redimirlo, es de máxima objetividad. Pues bien, hecha esta pequeña comparación entre el amor cristiano y el amor platónico, volvamos a nuestro tema. Cuando Jesús dice al rico “dá tu limosna al pobre”, no pretende con ello buscar una igualación a las fortunas; lo que pretende es fundamentalmente la salvación. Tal es el sentido religioso de la caridad. Pero cuando el Estado también exige la limosna para el necesitado, bajo forma de impuesto, no tiene en cuenta esta salvación interior del individuo, sino únicamente fines egoístas, esto es, mejorar la condición de aquellos que constituyen una carga para él. Jorge Simmel, en su tratado de Sociología, ha puesto de relieve que el pobre, en la concepción utilitaria del Estado, permanece al margen de la relación del socorro o ayuda que se le imparte; porque la relación se opera entre el individuo que dá y el Estado que exige para aliviar su carga, mientras que en la caridad cristiana, ésta toma en cuenta hechos internos de sacrificio. Y tan es así que el Dogma reconoce que es más valioso el óbolo del pobre que el del rico, aunque ambos sean iguales cuantitativamente, porque el óbolo del pobre implica mayor sacrificio y por tanto presenta mui mayor intensidad de amor. Ahora bien, cuando estos valores purísimos del amor y la caridad cristiana tratan de ser superados con vistas a un ideal pseudo-humanista, se provoca conciente-mentc la formación de nuevos juicios de valor: tales son los que se refieren al llamado altruismo y la moderna filantropía. Y qué es el altruismo, esa expresión bárbara según Max Scheier que inventó el positivismo francés? No huele esta forma rebajada a un crudo utilitarismo, di los Valores Eticos Por el Lie. ALFONSO CAVAZOS anterior) vorciado de los altos ideales de la vida? En el fondo, ya lo hemos demostrado en ocasión anterior, el altruismo es una forma emboscada del egoísmo individual. Y lo mismo ocurre con el llamado humanismo. Frente al dogma cristiano del amor al prójimo se erige como ideal de vida, el amor a la humanidad. Y este amor a la humanidad, este afecto a un fetiche abstracto, no indica yá un intento de suplantación del viejo amor cristiano? Así al amparo de ciertos círculos profesionales, se ha intentado por resentimiento socavar la vieja moral, de sustituir aunque vanamente los altos valores en los cuales se finca una vida de elevación espiritual, tratando de crear un nuevo orden, un orden basado en los convencionalismos sociales. En las candentes páginas del libro “Así Hablaba Zaratustra”, Federico Nieztche concibe la vida como una mujer, una mujer amante a quien hay qué acariciarla todos los días. Esta concepción pagana del pensador alemán es falsa, porque la vida en sí no tiene valor sino en cuanto ella misma crea ideales de elevación. Afuera de nosotros, allá arriba, en un límpido ciclo azul, existe toda una constelación brillante de valores que iluminan la vida personal. Somos libres en sentido filosófico, pero esta libertad de que gozamos debe ser encausada hacia esa meta de salvación. Y ¿cómo hacerlo? Practicando el bien y la virtud por el bien y la virtud misma. Sólo de esta manera algún día, el hombre como un nuevo Dr. Fausto, pero un Fausto nuevo, purificado en el amor, pueda realizar su destino metafísico, un destino que lo lleve a alcanzar la meta definitiva, a gozar de eternidad con Dios, porque Dios es en su esencia pura, la Suprema Belleza, la Suprema Virtud, la Suprema Esperanza. dárnosle la mano y brindémosle el apretón del compañero y del amigo, para el joven que ya pisa el umbral de la madurez seamos el hermano justo y experimentado, y para todos el consejero fiel. Al anormal, al retrasado mental, al débil y al retardado procuremos también levantarlo, estudiemos su ánima enferma, investiguemos la etiología de sus males y vayamos a él, con el auxilio del psicópata, del higienista, con el arma del derecho que ponga en nuestras manos el legislador, animados al calor de una nueva cruzada de mayor trascendencia que la que predicara Pedro el Ermitaño y amparara el Papa Urbano, y procuremos transformarle en el ciudadano socialmen-tc útil, torciendo su rumbo orientado hacia la cárcel o el manicomio. Que nuestras escuelas sean templos, que nuestros internados sean verdaderos hogares, que las cátedras se animen y borden los conocimientos de la ciencia con el hilo de oro de los afectos. Tomemos como norma, la ejemplar conducta de aquellos primeros educadores que nos llegaron de España: sigamos la senda de un Motolinia, pobre, miserable en su aspecto, pero rico con la riqueza de alma que da la fé en Cristo; continuemos la CORTESIA DE: ” cTVto-nteTTe^” Cía. de Seguros Sobre la RJida, S. <91. obra de Pedro de Gante en su escuela de naturales; la de Vasco Quiroga; sigamos el ejemplo de hispanidad de un Fray Monso de la Veracruz, ilustre introductor de la cátedra de filosofía en la Real y Pontificia Universidad de México; busquemos en lo nuestro la rica veta de ejem-plaridad, seamos reconocedores de nuestra tradición cultural cuyo símbolo es ese amor de razas que despertara en un Cortés, la broncínea casta de una Malin-ehe. Eduquemos, si a ello nos llama la vocación; pero eduquemos con el amor que cobró santificación en la predicación del único verdadero Maestro: Jesús. “Ama y hai lo que quieras” nos aconsejó Agustín, porque amar es respetar la libertad y el derecho a la personalidad, porque amar es cumolir una santa misión, porque amar es vivir, y vivir es el destino déla Humanidad. INDICADO R ”EL SEMBRADOR” Publicación Mensual dedicada a la difusión de ideas culturales y otras causas nobles, Orjiano del Club “Sembradores de /tniistad'’ de Monterrey. Pendiente de Registro en la Administración de Correos. Director: MIGUEL MARCAIN ZOZAYA Tocia corresponde ncia relacionada con esta publi-vción deberá ser dirigida a su Director. ZARAGOZA SUR 1027 MONTERREY, N. L. — 14 —