Soldados franceses atrincherados en un cementerio. puedo conocer y de quien soy esclavo? ¿Quién es ese alguien, que de improviso me ha hecho surgir de las tinieblas de su cerebro fatigado, y que, al despertar, me extihguirá de golpe, como una llama bajo soplo imprevisto ? V . ¡Cuántos largos dias he pensado en ese amo que duerme, en ese creador mío, absorbido en el curso de mi efímera vida! ¡Muy poderoso debe ser, s-n duda alguna, el ente para quien nuestros años son breves minutos. que puede vivir toda la vida de un hombre en una sola de sus horas, y la historia de la humanidad en una sola de sus noches! Sus sueños deben ser sobradamente vivos, fuertes y profundos para poder proyectar las imágenes de modo que parezcan cosas reales. ¡Quién sabe si el mundo no es sino el producto perfectamente varable del entrecruzamiento de sueños de seres semej’antes a él!------ No quiero, sin embargo, generalizar demasiado. Para los imprudentes, la metafísica. Yo, por mi parte, me contento con la espantable certidumbre de ser la creatura imaginaria de un gigantesco soñador. ¿Qu'én será él? Tal es el problema que me preocupa desde hace tiempo desde el mismo instante que descubrí la materia de que estoy formado. Ya comprenderéis la importancia de tal problema para mí. De la solución que pudiera hallarle, dependería mi destino. Como los personajes de los ensueños gozan de inmensa libertad, mi vida no era enteramente determinada por mi origen, sino que dependía en gran parte de mi voluntad. No obstante. necesitaba saber quién me soñaba, para elegir el estilo de mi vida. En los primeros tiempos me espantaba la idea de que podía bastar lo más insignificante para despertarlo, es decir, para aniquilarme. Un grito, un rumor, un aliento cualquiera, podían sepultarme de súbito en la nada. Amaba entonces la vida, así es que me torturaba en vano por adivinar cuáles podrían ser los gustos y las pasiones de mi desconocido poseedor, para dar a mi existencia las actitudes y las formas que pudieran agradarle. A cada momento temblaba ante la idea de hacer algo que pudiera ofenderlo, asustarlo, y, por consiguiente, despertarlo------ Durante algún .tiempo me lo imaginé a manera de oculta divinidad evan gélica, y me ingeniaba para llevar la vida más virtuosa y más santa del mundo. Y, por el contrario, ciertos días pensé que sería un héroe pagano. y entonces me coronaba de pámpanos. cantaba himnos dionisiacos y danzaba con las ninfas en los claros de las florestas. Una vez, por fin, creí formar parte del ensueño de algún sabio sublime que hubiese resuelto vivir en las regiones máximas del espíritu, y largas, interminables horas de vigiFa consagré al número de los astros, a las dimensiones del mundo y a la composición de los seres vivientes. Pensé después, cansado y humillado, que yo no hacia otra cosa que servir de espectáculo a ese" amo ignoto e incognosciblé. Advertí también que esta ficción de vida no merecía tanta bajeza, tanta adulación cobarde, y entonces comencé a desear vehementemente lo que hasta aquel instante me horrorizara: su despertar. A fin de-que despertara y saltara de espanto, me esforcé en realizar las cosas más horribles. Ningún crimen me fué ajenó: ninguna ignominia me fué desconocida: ningún terror me hizo retroceder: todo ello para destruir este ridículo fantasma de vida, que me hace semejante a los hombres. Asesiné con indecibles torturas a infe lices ancianos: envenené las aguas de ciudades enteras: incendié en un mismo instante la cabellera de millares de vírgenes adolescentes: y a los niños que hallé a mi encuentro los desgarré, rabiosamente, con mis dientes. Al caer la noche, solicitaba la compañía de gigantescos monstruos negros y sibilantes, ya desconocidos para los hombres; tuvo aventuras innumerables con gnomos, incubos, ko-boldos y fantasmas; desde lo alto de una montaña me precipité a su valle árido, circuido de cavernas, todas llenas de blancos esqueletos; y las brujas, que hacen estremecer hasta á los más valientes, me enseñaron sus largos aullidos de fiera desesperada. Parece, empero, que quien me sueña, no se espanta de las cosas que os hacen temblar a vosotros los hombres. O quizá se regocija viendo lo más horrible, o no se preocupa ni sorprende de ello. Hasta el presente no he logrado despertarlo. ¡Y todavía arrastro esta vida innoble, esta vida servil e irreal! ¿Quién me libertará de ese alguien qve me sueña? ¿Cuándo asomara el día que "ha de llamarlo a su obra? ^Cuándo repicará la campana, cuándo cantará el gallo, cuándo resonará la voz que habrá de despertarlo? ¡Hace tanto tiempo que aguardo mi libertad!____¡Con tanto anhelo aguar- do el final de un sueño en, que desempeño papel tan monótono!—- En este momento hago ta última tentativa. Digo a mi soñador