Un niño polaco en los brazos de un oficial alemán de la Cruz Roja. ARISTIDES BRIAND EL JEFE DEL GOBIERNO FRANCES. Traducción de REVISTA MEXICANA. . Aristides Briand se considera un socialista. Por varios años fue uno de los jefes, agresivo, militante, triunfador/ del Partido Socialista activo. Victor Berger, que quisiera hacer la reforma de la República Americana, nos asegura que el nombramiento de Briand para presidir el nuevo Gabinete francés, y su aceptación pau desempeñar ese puesto demuestran que Francia está dispuesta a hacer la paz—bajo las condiciones de Alemania. No puede haber error más radical, más completa equivocación sobre el alma de Briand y el alma de Francia. Es verdad que Aristides Briand es un socialista, pero para él esa calidad significa una generosa simpatía con la humanidad entera, simpatía que ha de manifestarse en hechos y. no en palabras y. si es necesario, en el fiero sacrificio de la guerra. El mis mo nos declara toda la verdad cuando nos dice que el nuevo Gabinetj». significa una cosa, y una nada más; la Victoria! Aristides Briand es un hombre de 53 años; comparativamente joven, pot tanto, entre los estadistas que están actualmente dirigiendo la guerra. Na-qió en Nantes, la gran ciudad industrial de la desembocadura del Loira en la Francia occidental. No fué uno de los apesarados hijos de la pobreza, nacidos en la privación y la miseria, sino hijo de padres acomodados y cultos, tipos normales de la burguesa ciudadanía francesa. Pero él, desde su niñez, fue un soñador entusiasta, lleno de bellas teorías para el mejoramiento humano, ansioso de laborar por la nueva edad de oro que haga de la tierra un paraíso. Pasó por la Escuela de Jurispruden cia como un estudiante aplicado e inteligente, pero su espíritu estaba más que en el derecho, en la política. Y admirablemente dotado con lo que su amigo y compañero de trabajo, Georges Clemenceau, lia m‘a‘el claro y critico espíritu de Francia,” anhelaba expresar sus ideales y sus proyectos en palabras de amor y de entusiasmo. En aquéllos dias en que la tercera República luchaba encarnizadamente en Francia, amenazada por el segundo brote del movimiento Comunista, por una parte, y por'la renovada hos-tifidad de Bismarck, por la otra, había un periódico llamado “El Pueblo” que amaba a la Libertad con tan exaltada pasión que más que socialista, -puesto que el Socialismo es, en cierto grado, sujeción,-' lezá’francamente