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quien Creon había desterrado de Tobas, que a Cleopatra, la soberbia reyna de Egipto que deslie valiosísima perla en una copa de vino y se cubre de diamantes y piedras preciosas para seducir ít Marco Antonio? ¿Verdad que vale más ser buena madreó piadosahija y no derramar el oro á raudales para adornarse, antes <pie prodigarlo catre esos seres miserables que tanto sufren y no tienen muchas veces un pedazo de pan que mitigue su hambre, ó una varando lienzo para cubrir su desnudez? !Ah! queridas lectoras, cultivad siempre en vuestras almas la. caridad, esa. preciosa, virtud (pie tan gratas sensaciones despierta en el alma y torna á la. mujer tan agradable, no sólo á los ojos de Dios, sino aun á, los de los hombres.
Para (pie el lujo no adquiera ascendientes en el corazón femenil, necesita, la, mujer adquirir una educación sólida y profunda, luchando con las precauciones <pie le rodean para procurarse la ilustración, astro radioso (pie la. iluminará con su sereno fulgor al escalar el solio del talento, captándole el respi'to universal si usa de él con naturalidad y modestia, sin pedantería ni afectación, pues el ingenio brilla, por sí sólo y nada hay tan fastidioso como una joven (pie presume ser sabia,.
Ante todo, la .mujer debe educarse primero para, la, vida doméstica y después para la sociedad: debe aprender la economía y dirección de una ( asa y huir de la, ociosidad como de una serpiente (pie con su hálito venenoso destruirá las relevante (aialidades (pie adornan á la mujer y la. conducirá hasta el último grado de la. degradación. Yo no veo razón ninguna para (pie las hijas de las familias acomodadas, y aun para las quenc lo son, conceptúen como indecoroso de un posición, inspeccionar por sí mismas los quehaceres domésticos. Ocuparse de su casa es en inpresindible deber de toda buena hija ó excelente madre, y de ningún modo se debe abandonar á los criados el cuidado de sus padres, hijos ó esposos, porque estas personas, por gratitud, deber y carino, son acreedoras á la. continua, atención de la mujer.
La, indolente ociosidad, inspira, visible desagrado al hombre, al paso (pie la axtiva, laboriosidad de su esposi, el orden, aseo y prudente economía (pie reina, en su casa, y las atenciones de «pie es objeto, conx icrten su bogaren un paraíso de ventura, y halagan su amor propio; de manera, (pie es imposible (pie una mujer casta, virtuosa, dulce y (‘scla.va.de sus deberes, «pie cumplirá con religiosa exactitud, no cautive todo (-1 amor de su esposo ó al ménos su consideración y respeto. Sobre todo, la nm-jer jamás debe dar albergue en su, corazón a las malas pasiones; ántes procurará, conservar los sentimientos tiernos y purísimos del alma', no renunciando á su natural candor, delicadeza, pudor y modesta afabilidad, para ser el con-
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suelo do sus caducos padres, la delicia de su esposo y la benévola y sabia maestrs de sus hijos; así como la, discreta amiga de todo sér que se encierra en la familia. ¡Muy dilícil es cumplir como se debe la misión de la mujer!
Tollas las obras y pensamientos de la mujer, tiene (pie llevar el sello de la pureza y deja piedad; y cuando en las amarguras de la vida, la desgracia, tienda, sobre su tierno corazón su negro velo, dejando en él un vacío terrible y desconsolador; cuando aguda pena produzca en su alma, dolores intensos, encontrara un g.ian lenitivo, un seguro refugio en Ja religion, base indispensable de toda, educación sólida. Las tempestades de la. vida por más terribles y furiosas (pie se desencadenen, jamás doblegarán á una alma grande ni liaran (pie sn fe vacile, única esperanza (pie alienta al náufrago, consuela al desheredado y mitígalos pesares del (pie sufre, inundando su aluja con el perfume de la dulce paciencia y resignación.
Elisa.
QUEJAS DEL ALMA.
A ni {«ii hern» Joaia Jiménez.
En tu pecho reclinada Quisiera, amiga llorar,
Y	('ii mis lágrimas hallar La. paz del alma, anhelada: Mas envano, (pie abrumada Mi frente la siento arder____
Y	no puedo comprender Domo no estalla mi pecho
Y	el corazón siempre estrecho No sucumbe al padecer.
Ven á escuchar mis lamento!
Tú (pie también has sufrido, Muy cerca., casi al oido Te diré mis sufrimienios.
Que hay en la vida momentos En que el alma, necesita A quién contarle su cuita
Y	quién mitigue, la pena A (pie (‘1 liado la condena En la cárcel donde habita.
En la. noche bienhechora Nuestias penas mitigamos.... Lloremos juntas lloremos Hasta que raye la, aurora.
Con su luz deslumbradora La multitud se despierta