Sil ■ s- s I i g II I La Sombra de í ukx'iií tengo pendiente ante los tribunales. vim condado en la impunidad de sus a ____________________________—cadas del rio Nazas, cuando D. Santiago^ Poco tiempo después, D. Santiago La- Lavin, por medio de su apodeiado Ln>. ■* * * * •" 13 D. José Sariñaná, con la mas marcadal tentados, volvió á expropiarme de mis! mala fe denunció como nueva obra la terrenos de San Fernando para abrir un | reposición de la expresada presa de bap? crucero de su acequia de Santa María Fernando ante el juzgado de V illa Leila Tarreña, inundando uu labor de San do, primero del distrito de Mapmn, } el Francisco, que ha dejado inutiliz ida, y juez sin abrir el interdicto a P^u®ba>V de Setiembre anterior la suspension deti la obra, esto es de la reposición de -la¿ presa, privándoseme por la. falta de agua, a cansa de Lavin, de hacer las siembra^ de trigo y de socorrer mis labores de aíg godon; cuyos perjuicios estimo eu maá de treinta mil pesos. ....,, e De este modo, D. Santiago Lavin.^g® creído haber conseguido su objeto fue el usurparme el agua de mi presa de San Fernando, pav^ que bajando a la suya inmediata de Santa ítoáa, fertilizáis sus inmensas labores; cuyo aumentó frutos, deben estimarse en ihrtehds ¿ini-llares de pesos, deducidos, las igualas de sus abogados y deiná,s gastos del interdicto. Lo expuesto tengo cornproba--do en autos, y así lo demostrare. Siendo esto así, no ha habido obra nueva, ni povconsigtíiénte lugár úbtepú|| rario y malicioso denuncio, de Lavirí, a-. vez* en uuu yx tentó á lo dispuesto en ;el artículo, jaras de los salvajes, del Código de Procedimientos en los diversos casos que se expresan. A principios de Agosto del año pasado el Lie. Sariñana como apoderado de Lavin formalizó el denuncio de la inventada obra nueva y desde entonces se me impidió poner estacas, ramas, ni tocar la presa de San Fernando, que de dia en dia ha venido destruyéndose hasta qne-dar ahora completamente inutilizada. ¿Acaso el Sr. Laviu tiene derecho para s despojarme de mi presa d3 San Fernán do impidiéndome reponerla? ¿O lo ne para impedirme que la limpie, prolongue, conserve y utilice?* ¿ Veamos el apoyó fundamental del interdicto promovido por Lavin. Dice que tiene derecho al remanente de la presa de San Fernando, cuya servidumbre constituida por la escritura otórgaw causindome gravísimos perjuicios. Los i autos de esta cuestión penden del cono- । cimiento de la respetable 2 P3 Sala. Mas lo que no tiene igual en los anales del foro de Durango, es el hecho a-ten tato rio y escandaloso sobre que rolan estos autos. D. Santiago Laviu, procurando abrigarse bajo el manto de la justicia me ha escamoteado y trata de usurparme el agua de mi presa de San Fernando. 1 Hace como cuarenta años, ciudadanos Ministros, cuando las tribus salvajes in-vadiau nuestras fronteras del Norte, sembrando la desolación y la muerte en sus depredaciones y correrías, que yo acometí la ardua empresa de poblar y dar vida al desierto de Mapimí en las margenes del rio Nazas. Asi fue, lleve famuias, instrumentos de labranza y aun semillas; y con, grandes sacrificios personales y pecuniarios, exponiendo, mi vida, mas de una vez en que me vi envuelto entre las quedando mis sirvientes muertos á mi lado, abrí labores de riego para algodón, caña de azúcar, trigo, maíz y otros frutos en aquellas fértilísimas tierras, formando parte de las municipalidades de Lerdo y Juarez, el mas rico verjel de la República, que hoy disputa Coahuila al Estado de Durango por causa de Lavin. Desífe entonces levante, entre las prime-ras> la presa de San Fernando con esta-cadte, cascajo y ramas; y desde entonces la estado reponiendo de año en año ¿te las averías y. destrozos causados por las avenidas del tío., .. . ; Itees bierr, el administrador de mi hacienda de San Fernando comenzaba ¿en Jteoíto- últmífr &,tapar los portillos y reponer el enrollado de la- presa, como se acostumbra en'todas las presas de esta-