LA PENUMBILA.
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\ o tío uiuclr>, íux uiurlio <pi lio sinfritli) Solos y j'ol)r<\s oh dolor ^Hiiieiido Kn cuy litro, pues, mi corazón ya, muerto; Por un hijo (pie vivo aventurando. . . X (quisiera mejop estar cnbicvtoí
Pon el ¡h Ivo horrori'so del olvido. .. .
Desprecio va mi declinada suerte: 2\<.i ípneru ya del mundo ¡os abrojos, ^Ues .V:l se c l^sau de li-j/ar los ojus y no (juivru llorar,.euiero i i muerte...
II.
Y’o se qu* eres, tú, Dios, grande y sn-| blime: Pues entonces, Dios santo ¿Porque dejat* Desatendidas las primeras quejas Que ahora tu inanda mi corazón que gime1?
Te su| lico, Gran Dios, que seas clemente Con un pobre reptil que se derrumba.., . Qif es mejor el silencio entre la tumba, Qa' el silencio tan triste entre la gente.1
-V.
Ya no quiero, Gran Dios, esta fatiga: Ya no quiero el dolor qn’el pecho encierra; Quiero tu voz que con justicia, diga:
Ya uu padezcas corazón de tierra."
III.
•No quiero ver a' la muger que adoro Con el amor de otro hombre enajenada. Y por eso es que, férvido, te imploro Me mandéis Uul arela vo de la nada."
Qué triste será ver qu’ el ángel bello, Quien despreció mis lícitos amores, H;ícia otro hombre dirija su destello I Alumbráudole...¡DiosL..cou sus fulgores...!
Mas....prefiero yo estar en la indigencia, Sin pan, ni abrigo y de dolor beodo; Quiero arrastrarme en el inmundo lodo Por mirarla gozando en la opulencia:
Qué triste para mí, cuando ambos dos, ¡ AI encontrarse de mí mismo riendo Llegue ásus puertas, mísero, pidiendo: Uu» limosna por amor de Dios.
Y me diga marchad por otra senda:
Véte de aquí mendigo despreciable; Por tu inundo de hiel, id miserable, A buscar algún, ser que te comprenda....
*
Esa será su v<íz../ . ella me aterra... . Sí me arroja del vicio en el abismo, Entonces me diré conmigo mismo..., ¡Ya no padezcas corazón de tierra....!
IV.
;?• Yo tampoco tendré ya mas paciencia En este mundo de pobreza lleno, Para ver á mis padres en el cieno, QEn el cieno fatal de la indigencia... .!
gy	*
r S<>Ios y polares en su hogar llorando yAl sentirla vejez que va viLÍendo;
V.
i
! Y mucho antes do ver a mis hermano;
I Kn la pobreza que ahora les em-jorra, i Quiero mejor hundirme entre l a, tierra i Y' servir de ración ti los gusanos. . . .!
I Pues muy triste sera,....pena muy cierta ! i Mirar á mis hermanos si me toe.i, ¡ . Andando y mendigando en cada puerta,! i ¿a ptkkr/.u de pan p<ira -su Lmxu !
I También triste será ver el enjambre De mis hermanos almas tan sencillas, Que corren por sus pálidas mejillas Las lágrimas ardientes por el hambre....’
V!.	।
Ylas siquiera es feliz mi*caro padre Allá en su hogar de la ignorancia y santo,
। Porque junta su llanto con el llanto
I Inagotable de mi tiernajnadre.. . .
Mishermanos también, pues que sus ojos Si es que lágrimas lloran, no son vanas Porque aunque viven entre los abrojos Lloran siquiera lágrimas hermanas.
*
Pero ¡ay! de mí, que vago en un desierto, Sin encontrar como ibtal mendigo. Quien enjugue las lágrimas que vierto Y sin hallar quien llore aquí conmigo!
¡Horrible situación! mendigo, horrible Es tu sufrir del mundo aciagas penas: Horrible tu vivir entre cadenas
Olivo nudo soltarse.... es imposible!
Mas llegaré el momento do partida
Yf díga, ¡oh mundo! para nunca verte, ¡ Adios! ¡adios! mansiones de la vida ¡Prestadme asilo arcanos de la muerte.....!
Emilio F, Var.qtiez.
A. ELLA.
Quien sabe si estos versos que son de! alma mía,
Que son el fiel espejo de un triste corazón,
Los tengas á tus ojos mirándolos nn día
Y	entonces tu comprendas
mi bárbara agonía
Y' el fuego tan intenso
de toda mi pasión.
Quien sabe si al mirarlos
te sientas conmovida
Y	el llanto de tus ojos
se mire restmiar.
No sé si cuando mires la amarga despedida
«> r > .
De una alma quejumbrosa,
de luto revestida,
Mis versos y mis notas
quisieras ‘scuuhar.
Quien sabe si mah¡uia,
después qiv? haya sufrido
Los crueles detenga fas
de triste- decepción,
Daspuus qu • de mi ¡jocho
no saiga ni un gemido,
Y pálido y sombrío
me encuentre adormecido
En brazos de la muerte,
me tongas compasión.
Entonces, cuando mudos
los Libios que reían,
La boca que tu nombre
mil veces repitió,
Tus ojos con ternura
no sé si me verían
Yr el llanto y los sollozos
no sé si te ahogarían,
Al ver en ese estado
al hombre que te amó.
Adela, tií no sabes
el mal que me has causado,
Las penas que me atiijen
tampoco las sabrás;
Y"o solo si ta digo
que mucho te he ¿idorado
Y'el llanto de mis ojos	• •
corriendo se ha escapado
Y’ al ver que me desdeñas -te adoro mas y mas.
• • • ■	<••••» -•••■• ♦•«e
Ayer... .! ya no recuerdas,
Adela de mi vida,
Que amante me jurabas
la fuerza de tu amor.
Amor que nunca muere
y el pecho nunca olvida
Y	aquí junto de mi alma
sonriendo enternecida
Consuelo le brindabas • - ¡
á todo mi dolor?
Ayer....! cuando llorabas •
si yo también lloraba,
Cuando eras tú dichosa
mirándome gozar,
Cuando una sola-idea	. k
no mas nos halagaba,
Idea que encendida
la muerte acariciaba
Velada por el ángel • -
bendito del hogar.
Ayer, cuando amorosa - : j
sonriendo me veías
Badiaute de hermosura, • :
circuida de candor,
Amante y cariñosa	;
mi nombre repetías
Y	entonces la terh ura	• '
de mi alma comprendías
Y” tu te sonrosabas	L.
de púdico rubor.
Ayer....! cuando soñando
rn i raba d u l ceuieu te
Tris horas que pasaron ;	'í
de nuestro tiempo aquel,
Y'o quize durte gloria,1
yo quize s< ♦lamente
Fogoso y delirante
tu casta, y para frente
Ceñir:a ron coronas