¿QUE DICE EL DINERO? James P. Morgan ¿CUANDO ESTAN LISTOS? Thelma Arnote ¡Esta tarde oi hablar al dinero! Un hombre se refería a su esposa y a la grave enfermedad que hacia ya doce años estaba soportando. Habló del tratamiento que se le practicaba en un hospital tras otro y el gasto elevado del tratamiento médico. Pensé cuán hermoso era verlo tan dedicado por el bienestar de su esposa, sin darle importancia al precio del tal cuidado para ella. Es que este amigo mió no es un hombre rico; es un obrero. Mientras que hablaba, pensaba en las numerosas veces que de dia o de noche habia venido durante el pasado invierno a nuestra casa para arreglar la caldera. Al seguir hablándome, yo estaba pensando en los miles de dólares que habia gastado en hospitales, doctores y demás gastos médicos; de las largas y duras horas que habia trabajado para ganar ese dinero; y también de las habilidades poseídas que le permitieron recaudar dicho cinero. Si, su dinero me habló en la hora crepuscular de este dia invernal. Su dinero habló de su amor por su esposa y por su familia; su dinero habló de las horas de trabajo; su dinero reveló algo sobre su personalidad, puesto que ni una vez se quejó del precio de cuidar a un ser querido. Ni una vez mencionó las cosas que pudo haber hecho con ese dinero. Sólo dijo con gran terneza: "Nunca he estado enfermo; pero me doy cuenta de lo que debe ser eso de estar en constante dolor, y haré cualquier cosa por proporcionarle alivio a ella." Me contó de sus vacas y de sus gallinas y de cómo le era necesario comenzar sus deberes en el hogar a las cinco de la mañana, sabiendo yo que con frecuencia estaba arreglando la caldera de alguien hasta después de media noche. Pensé acerca de todas las cosas que pudo haber tenido si el dinero invertido en el ser amado hubiera estado disponible para otras cosas. Pero esta cosa si sé: habia gastado su dinero (y por consiguiente estaba gastando su vldai para procurarle alivio a su esposa. Estaba gastando su dinero en alguien a quien amaba. Ella ocupaba primer lugar. Al hablar de su amor por ella, su dinero hablaba. Otro dia oi hablar al dinero cuando comparé el precio de un aparato de radio-televisión con la cantidad que vi escrita en una promesa. Mientras que su mano trazaba las letras, el hombre hablaba acerca de su preocupación por el programa de su iglesia y de los esfuerzos desplegados por ésta para cooperar en un mundo necesitado; miré la televisión y miré la promesa. Y habló su dinero. Me dijo dónde estaba en realidad su amor. Habló en distinto idioma. Recuerdo también a un jovencito que recientemente habia terminado su servicio en las fuerzas armadas durante la Primera Guerra Mundial. Lucia sobre el pecho una medalla recordatoria por el heroísmo desplegado en el frente de batalla donde habia perdido un ojo. Venia trayendo sus ahorros como ofrenda para las misiones después de haber oido hablar acerca de las necesidades mundiales. Al hablar acerca de lo que Cristo habia hecho por él, su dinero habló. Ese dinero representaba su vida. 8 Recuerdo a una hermosa señorita quien salló de su hogar rumbo a la metrópoli para estudiar canto. Tenia verdadero talento. Nos preguntábamos si se conservaria tan cariñosa y tan consagrada como lo era entonces. Regresó al pueblo para dar un concierto, el Importe del cual le ayudaría a sufragar los gastos de su educación. Fue una cantidad considerable, y cuando nuestra iglesia recibió su contribución del diez por ciento de la suma total, recuerdo la sonrisa que se dibujó sobre los labios del pastor. No hacia falta ningún comentarlo, su dinero hablaba. Recuerdo a un hombre que nunca podia cumplir la promesa de contribución hecha a la iglesia. Decia ser diezmero; decia amar a su Señor; decia que queria darle a Dios el primer lugar; decia tener fe. Lamentablemente, su dinero no Indicaba todas estas cosas. Es que su dinero también hablaba. El dinero habla — no se haga ilusiones sobre esto. Dijo mucho acerca de los individuos recién mencionados. Habló de su filosofía, de su punto de vista sobre la vida, de sus creencias sobre la vida, de su fe en Dios, de su confianza en su providencia, de los Ídolos en sus vidas y de sus vidas, de sus opiniones sobre el mundo y sus necesidades; y también decía algo sobre aquello para lo cual estaban gastando su vida, puesto que el dinero de cada uno representaba sus especialidades, sus conocimientos, sus talentos, sus habilidades, su tiempo, su esfuerzo, y el trabajo de cada uno. El dinero habla. Habla acerca de aquello para lo cual estoy gastando mi vida. Cuando invierto mi dinero en mi persona, estoy gastando mi vida con egoismo. Cuando proveo para mi familia sin considerar a mis hermanos del otro lado del mar, estoy gastando mi vida en intereses egoístas, no importa la frecuencia con la cual asisto a la Iglesia, ni cuán fuerte oro. canto y hablo, ni cuán adelante encuentro mi asiento. Cuando vivo con egoismo, mi dinero habla más fuerte que yo y canta más fuerte que yo, i desentonadamente! Cuando acato seriamente la Palabra de Dios y trato de ser honrado con Dios en la adjudicación de mi dinero, cuando considero las necesidades de otros, cuando trato de ser bucn administrador de mis ingresos e invertirlos para la gloria de Dios, mi dinero habla entonces de mi amor y de mi preocupación, de mi reconocimiento del diezmo, e indica que, si bien aún no he "arribado", estoy en camino. Mi dinero también me dice, vez tras vez: "No te perteneces a ti mismo; comprado eres por precio", puesto que tantas personas han hecho una inversión en mi en tantas formas y lugares diferentes, debo reconocer que tienen derecho de esperar una debida remuneración de tal inversión. Por lo tanto, mi dinero debe de ser empleado de tal forma que lo que diga, acredite mi vida y la de todos los que han hecho posible que yo ganara dinero. Ayer pasé por una hermosa casa rodeada por jardín de incomparable belleza. El dinero habló al pasar por allL Hoy es sábado, estoy pensando qué dirá el dinero mañana en la iglesia.—Tr. Ana Maria Swenson de The Baptist Training Union Magazine. EL PROMOTOR DE Durante la actuación de una obrera consciente, alguna vez tendrá que hacer frente a la responsabilidad fundamental: ayudar a que los niños lleguen a ser cristianos. Cuando considera la gravedad de la elección de aceptar o rechazar a Jesús, elección que todos tendrán que hacer en alguna oportunidad durante su vida, se preocupa y se pregunta: "¿Cuándo están listos los niños para experimentar la conversión?" Los niños siempre están listos. La hora exacta para la conversión quizá no esté inmediata; pero las oportunidades que conducen a dicho momento abarcan cada instante de la vida del niño. Esto es particularmente cierto durante las oportunidades en que está vinculando con los adultos en la vida de la iglesia. Todo obrero, cualquiera que sea la edad con que trabaje, tiene estas oportunidades, el ayudante más timido del Departamento de Cuna puede ejercer tanta influencia como el obrero del Departamento de Principiantes. ¿Qué condiciones son necesarias para que uno llegue a ser cristiano? ¿Se distinguen en algo las condiciones de un niño y las de un adulto? El primer impulso es de contestar afirmativamente. Otras investigaciones, sin embargo, traerán la conclusión de que aunque las respuestas al llamado de Jesús puedan ser tan diferentes como son los individuos llamados, los requisitos para aceptarlo son los mismos, tenga uno ocho u ochenta años. ¿Y cuáles son algunos de estos requisitos? Dichos con toda sencillez son: volverse a Jesús y confiar en él. Específicamente, debe sentirse remordimiento por las acciones malas y tomar una resolución consciente para |tf' •vi. p EDUCACION CRISTIANA apartarse de ellas; debe haber dependencia en Cristo para justificarnos ante Dios. Pero la "fe" y el “arrepentimiento" deben ser más que palabras de uso corriente, para que tengan significado, deben estar relacionados con situaciones de la vida real. Antes de que una persona pueda aceptar "por la fe," debe haber tenido algunas experiencias con la fe. Antes de que pueda arrepentirse del pecado, debe conocer la experiencia de sentir remordimiento por los pecados cometidos. Con anterioridad a su comprensión del insondable amor de Dios, debe tener muchas oportunidades para recibir y expresar amor. En el campo de proporcionar y de interpretar sentimientos es en el que yace nuestro ministerio con los niños. A través de experiencias naturales de la vida, vinculadas con el amar, con el confiar, con el sentir remordimiento, con el perdonar, nuestro propósito es ayudar al niño a fin de que aprenda acerca del gran amor de Dios y de su perdón para nosotros por medio de Jesús. LOS NIÑOS ESTAN LISTOS PARA EL EFECTO La experiencia feliz de la mayoria de los niños es tener padres que los desean, que cuidan de sus necesidades físicas, y que les proporcionan ambiente y expresiones de cariño. Los niños que desde su más temprana infancia han oido la palabra "amor", la asocian con el bienestar intimo de seguridad que experimentan. A algunos pocos niños, sin embargo, les es negada la expresión normal de afecto. Huérfanos por circunstancias o nacidos en un hogar donde el amor ha sido olvidado, son victimas de la perplejidad cuando en oportunidades accidentales se ven rodeados de afecto. La obrera que trabaja entre los niños tiene una oportunidad inapreciable para revelar y para interpretar el amor de Dios, ya sea proporcionándoselos o dándoles su primer conocimiento de él. En el Departamento de Cuna puede ser por medio de una fugaz sonrisa entre ella y Guillermito; por la palmadlta que le da a Juanita al pasar; por su saludo cordial a Susanita; expresando contento porque los niños amen la muñequlta; susurrando al oido de Roberto: "La señorita te ama, y Dios te ama también." En el Departamento de Cuna, las obreras pueden recalcar esta experiencia de afecto. Se pueden tener pláticas sobre nuevos hermanitos y hermanltas a quienes podemos amar. Se pueden hacer alusiones sobre los tímidos pasos dados hacia la amistad: "Guillermito te quiere. Juanita." Se pueden hacer sencillos relatos sobre el Buen Samarltano, el niño Jesús, y Jesús bendiciendo a los niños. Puede presentarse la oportunidad de señalar con el dedo un versículo y decir: "El libro de Dios dice: Dios es amor', o ‘amaos los unos a los otros.’ ” Se puede cantar: "Oh, cuánto le amo." o "Estoy contento." Los niños mayores del Departamento de Principiantes pueden empezar a pensar en "cuán grande amor." "Dios nos amó tanto que envió a Jesús para decírnoslo. 9