y la ociosidad debió de hacerle pensar en la vida inacabable, en la vida perpetuadora. ¡ Cuántas veces no soñó en sus mañaneras cacerías, con que su nombre se desparramara en redondo por aquellas abiertas llanuras y rodara ciñendo a los hogares todos, y resonase en da anchura de la tierra y de los siglos! De Sueños de ambición apacentó su ociosidad a su pobreza y, despegado del regalo de la vida, anheló inmortalidad no acabadera. En aquellos cuarenta y tantos años de su obscura vida, pues frisaba ésta en los cincuenta cuando entró en obra de inmortalidad nuestro hidalgo, en aquellos cuarenta y tantos años, jqué habia hecho, fuera de cazar y administrar su hacienda? -En las largas horas de su lenta vida, ¿de qué contemplaciones nutrió su alma? Porque era un contemplativo, ya que sólo los contemplativos se aprestan a una obra como la suya. Adviértase que no se dio’ al mundo y a su obra redentora hasta frisar en los cincuenta, en bien sazonada madurez de vida. No floreció, pues, su locura hasta que su cordura y su bondad hubieron sazonado bien. No fue un muchacho que se lanza a tontas y a locas a una carrera mal conocida, sino un hombre sesudo y cuerdo que enloquece de pitra madurez de espíritu. La ociosidad y un amor desgraciado de que hablaré más adelante, le llevaron a darse a leer libros de caballerías con tanta afición y gusto, que olvidó casi de todo punto el ejercicio de la caza y aun la administración de su hacienda, y hasta vendió muchas fanegas de tierra de sembradura para comprar libros de caballerías, pues no sólo de pan vive el hombre. Y apacentó su corazón con las hazañas y proezas de aquellos esforzados caballeros que, des- EL NORTE AMERICANO es un periódico ilustrado, mensual, en español, que contiene noti cias e informaciones generales sobre los Estados Unidos, de interés para los pueblos de Centro y Sud América y las Indias Occidentales. No es un periódico comercial lleno de lectura insulsa sino una revista popular que habla de los acontecimientos más importantes de los Estados Unidos, y está perfectamente ilustrada. Los Estados Unidos son hoy la nación más próspera del mundo y su posición singular en los asuntos mundiales actuales, y sus relaciones peculiares con las repúblicas del hemisferio occidental, dan grande importancia a esta revista en el terreno que ella cubre. La subscripción anual es $2.00 en México, Panamá, Cuba, Puerto Rico y las Islas Filipinas, y $2.50 en todos los demás países. A solicitud enviamos gratis ejemplares de muestra. DIRIGIRSE A SOUTH AMERICAN PUBLISHING CO. .61 Broadway New York (Nota: Esta Compañía publica también THE SOUTH AMERICAN, revista en inglés.) prendidos de la -vida que pasa, aspiraron a la gloria que queda. El deseo de la gloria fue su resorte de acción. Y así del poco dormir y del mucho leer se le secó el celebro de manera que vino a perder el juicio. En cuanto a lo de secársele el celebro, el Dr. Huarte, de quien dije, nos dice en el capítulo I de su obra, que el entendimiento quiere “que el cerebro sea seco, y compuesto de partes sutiles y muy delicadas,” y por lo que hace a la pérdida del juicio nos habla de Demócrito Abderita, “el cual vino a tanta pujanza de entendimiento, allá en la vejez, que se le perdió la imaginativa, por la cual razón comenzó a hacer y'a decir dichos y sentencias tan fuera de término, que toda la ciudad de Abdera le tuvo por loco”, mas, al ir a verle y curarle, Hipócrates se encontró con que era “el hombre más sabio que había en el mundo,” y los locos y desatinados, los que "hicieron ir a curarle.” Y fue la ventura de Demócrito—agrega el Dr. Huarte—que todo cuanto razonó con Hipocrates” en aquel breve tiempo fueron discursos de entendimiento, y no de la imaginativa, donde tenía la lesión,” Y así se ve también en la vida de Don Quijote que, en oyéndole discursos de entendimiento, teníanle todos por hombre discretísimo y muy cuerdo, mas, en llegando a los de imaginativa, donde tenía la lesión, admirábanse todos de su locura, locura verdaderamente admirable. Vino a perder el juicio. Por nuestro bien lo perdió; para dejarnos eterno ejemplo de generosidad espiritual. Con juicio, ¿hubiera sido tan heroico? Hizo en aras de su pueblo el más grande sacrificio: el de su juicio. Llenósele la fantasía de hermosos desatinos, y creyó ser verdad lo que es sólo hermosura. Y lo creyó con fe viva, con fe en-gendradora de obras, que acordó poner en hecho lo que su desatino le mostraba, y en puro creerlo hízolo verdad. En efecto, rematado ya su juicio, vino a dar en el más extraño pensamiento que jamás dio loco en el mundo, y fue que le pareció convenible y necesario, así para el aumento de su honra, como para el servicio de su república, hacerse caballero andante e irse por el mundo con sus armas y caballo a buscar las aventuras y a ejercitarse en todo aquello que él había leído que los caballeros andantes se ejercitaban, deshaciendo todo género de agravio y poniéndose en ocasiones y peligros, donde acabándolos cobrase eterno nombre y fama. En esto de cobrar eterno nombre y fama estribaba lo más de su negocio; en ello el aumento de su honra primero, y el servicio de su república después. V su honra, ¿qué era? ¿qué era eso de la honra de que andaba entonces tan llena nuestra España? ¿qué es sino ensancharse un espacio y prolongarse en tiempo la personalidad? ¿qué es sino darnos a la tradición para vivir en ella y así no morir del todo? Podrá ello parecer egoísta, y más noble y puro buscar el servicio de la república primero, si no únicamente, por lo de buscar el reino de Dios y su justicia, buscarlo por amor al bien mismo; pero ni los cuerpos pueden menos que obrar por ley de gravitación espiritual, por ley de amor propio y deseo de honra. Dicen los físicos que la ley de la caída es la ley de atracción mutua, atrayéndose una a otra la piedra que cae sobre la tierra y la tierra sobre que aquella cae, en razón a su respectiva masa, y así entre Dios y el hombre, es también mutua la atracción. Y si El nos tira a Sí con infinito tirón, también nosotros tiramos de El. Su cielo padece fuerza. Y es El para nosotros, ante todo y sobre todo, el eterno productor de inmortalidad. El pobre e ingenioso hidalgo no buscó provecho pasajero ni regalo de cuerpo, sino eterno nombre y fama, poniendo así su nombre sobre si mismo. Sometióse a su propia idea, al Don Quijote eterno, a la memoria que d^ él quedase. “Quien pierda su alma la ganará,” dijo Jesús, es decir, ganará su alma perdida y no otra cosa. Perdió Alonso Quijano el juicio, para ganarlo en Don Quijote; un juicio glorificado.