'ebrero REVISTA EVANGELICA 83 Calculable, una lámpara en un lugar oscuro.” ■ Cuando empezamos a orar, ■'nuestro hombre exteiior se va ■esgastando, el interior empero le renueva de día en día.” Hay un pensamiento en inglés que dice: ’‘Porque Satanás tiembla cuando ve que los cristianos debilitados doblegan sus rodillas.” Dice el consagrado varón de Dios Grant Stros: “Con la oración tenemos contacto y comunión con Dios. La oración es el espíritu del hombre estando en contacto voluntario y en comunión amorosa con el Espíritu de Dios. Además de establecer este contacto y sostener esta comunión, la oración también incluye, alabanza, adoración, confesión y petición.” Si el hombre no recibe mayores bendiciones en su vida es porque ignora cual es la actitud que Dios tiene hacia nosotros. ¡Da lástima ver tantas personas fanatizadas rindiéndole homenaje a una imagen sin vida y poder transforma dor. ¡Rezan mucho pero su vida espiritual siempre está estancada; no se ve un ascenso espiritual. En estos meses pasados una mujer se ahorcó un día después de haber comulgado. Esto demuestra la deficiencia y poco contacto con Aquél que dijo: “He aqui yo estoy a la puerta y llamo.” En la oración, Dios tiene la oportunidad de manifestarse a los hombres. Ella es. no el soliloquio de una alma fanatizada, sino el diálogo efectuado entre Padre e hijo. ¡Cuántas horas pasaba Mosiés sentado sobre las graníticas rocas del Sinai conversan iu con Dios! El secreto del peder de esos misioneros en tie rras paganas no se debe a su elocuencia e inteligencia humana sino a las horas que pasaban de rodillas implorando de su Padre el maná del cielo.” Lutero “oraba con tanta reverencia como si estuviera hablando con Dios; y con tanta confianza, como si estuviera hablando con su amigo.” Los hombres políticos se reúnen en determinados sitios para dilucidar sobre los problemas económicos del mundo. Cuanto más debemos hacer nosotros como embajadores de Dios a quienes se nos ha confiado una obra tan gloriosa y delicada a la vez. Todo nuestro ministerio o vida cristiana depende del tiempo que estemos en comunión con el Al-tísmo. A solas con Dios olvidamos al mundo, recibimos nuevas fuerzas, nos rejuvenecemos, nuestra armadura se hace más invulnerable, nuestro espíritu se agiganta y se remonta sobre las alturas para contemplar la nitidez de la gloria de Dios. Allí diremos con el salmista: “Así clama por ti, oh Dios, el alma mía. Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo.” La costumbre regular entre los predicadores es orar cinco a diez minutos antes del servicio de predicación y hablar cuarenta minutos. Cuanto mejor sería que oráramos cuarenta minutos y predicáramos cinco. Cabe muy -bien el consejo de Spurgeon: “Si podéis mojar vuestra pluma en vuestro corazón, recurriendo a Dios con toda sinceridad, escribiréis bien, y si arrodillados en la puerta del cielo podéis reunir vuestros materiales, no dejaréis de hallar bien.”