A los Heroes Anooinjos ..j Poesía del señor Licenciado don Alfonso Teja Zabre, premiada en el concurso históricu-litera-rio abierto por El Museo Nacional con motiv:i del primer Centenario de la Independencia y leída por su autor en lá velada que tuvo lugar en el Teatro Arbeu, la noche dtl 27 de Septiembre de 1910. Alabar la memoria de los héioes obscuros, Desprendiendo una nota de los cánticos puros Que a los héroes ilustres la República eleva, Es honrar a la estirpe y elogiar a la gleba, Es cantar las virtudes y el vigor de la raza. Que llevando con furia el clamor de amenaza Hasta el trono guardado por ios leones hispanos. Como antorchas ardientes levantó entre sus manos El ideal y el derecho de la Patria oprimida. Sus anhelos rebeldes, y sus ansias de vida! Fueron héroes aquellos que llamó la campana, r Y al oír en las sombras la cadencia lejana Descender temblorosa de la oscura capilla. Acudieron al templo con su ofrenda sencilla Y la fe de sus almas primitiva y serena, A rezar en las aras de la Virgen morena; Los que vieron a Hidalgo, con su cuerpo cansado, Que acechaba la muerte, convertirse en soldado, Y en la lucha siguieron la senil cabellera. Como el blanco penacho de una erguida cimera Que los guió en el combate. Y el patricio desnudo Sin más armas que la honda y el valor, ni otro escudo Que el acero sin mella de su espíritu fuerte, Desafiando el Destino y esperando la muerte Bajo el fuego implacable del cañón castellano. Con la audacia orgullosa y el tesón sourenumano Del primer Moctezuma, su monarca y su abuelo, Que lanzaba sus flechas a la comba del cielo! La falange azotada por el hambre y la guerra, La traición de los hombres, la crueldad de la tierra. Que dejó en cada surco de los campos natales. En los valles fecundos y en los muertos eriales. Con la enérgica savia de su sangre plebeya, — La indeleble memoria de la gran epopeya! Y el tropel ignorado no buscaba la gloria, Ni grabar para siempre su recuerdo en la Historia; Lo impulsaban el ansia de romper sus cadenas, Y el instinto guerrero que incendiaba sus venas. Reanimando en su pecho, por obscuro atavismo, Un empuje violento y un callado heroísmo: El valor silencioso de sus padres indianos, Y la ardiente bravura de los hombres hispanos! Y al morir se quedaban olvidados y yertos, Estrechando los surcos con sus brazos abiertos, Con la boca en la imagen de la Virgen morena, Y esperando del viento su mortaja de arena. Sólo tú, tierra patria, diste asilo a los bravos Que jamás consintieron que nutrieras esclavos; Tu dulzura de madre, que.no duerme ni olvida, Los ha vuelto al fecundo manantial de la vida. De una vúja más dulce, más pequeña y más pura. Que no sufre las penas del amor que tortura. Sin angustia ni risa; sin placer ni dolores. De la vida sin alma que perfuma las flores, Y estremece las selvas y palpita en los granos; Sólo tú recogiste los despojos humanos, Y a los héroes humildes que no hallaron la gloria. Ni grabaron su nombre para siempre en la Historia, Ni cayeron envueltos en la patria bandera, . , Les concedes por tumba la República entera. Y les das en tu seno maternal y piadoso, La dulzura infinita del eterno reposo! UN MINISTRO DE VILLA Don Miguel Díaz Lombardo, que en lugar de áscender, d ciende. Fué Ministro de Madero; hoy es Ministro de Vil y por los pasos que lleva, mañana será probablemente cnetario de Roque.