El Mensajero Bautista • Los Amigos de Cristo 6 En San Juan 15: 13-15 encontramos una hermosísima declaración del Señor Jesucristo por la que nos dignifica con el hermoso título de “amigos”. Dice El: "VOSOTROS SOIS MIS AMIGOS”, Antes éramos siervos de Dios, pero en Cristo fuimos elevados a la categoría de amigos. Este fué un honor inmerecido por nuestra parte. Fué un don gratuito de gracia. Los amigos se distinguen en estas tres cosas: 1Q que andan siempre juntos; 2o que se aman, y 3° que se comunican todos sus secretos. Cristo Jesús como nuestro amigo ha cumplido fielmente estas condiciones. Dejando su trono, su grandeza celestial, se humilló tomando la forma de hombre para confundirse con nosotros como nuestro amigo y fiel compañero; en cuanto a su amor de amigo basta llevar nuestros ojos a la cruz y ella nos dice todo un poema de amor que jamás hemos tenido, y en cuanto a sus confidencias para con nosotros como sus amigos, El mismo dice:“MAS OS HE LLAMADO AMIGOS, PORQUE TODAS LAS COSAS QUE OI DE MI PADRE OS HE HECHO CONOCER” Juan 15:15. En toda amistad debe haber siempre reciprocidad o no hay amistad. Es decir, que nosotros si somos amigos de Cristo, debemos cumplir con las condiciones de esa distinguida cuanto honorable amistad. En primer lugar y espiritualmente hablando es preciso andar con El, vivir con El, morar con El, obrar con El, y' morir con El. De Enoc y Abraham, se dice que fueron los amigos de Dios en la antigua dispensación, pero alcanzaron ese título porque an duvieron con Dios. "Y anduvo E* n o c con Dios". Génesis 5:24. "Mas tú Israel, siervo mío, Jacob a quién yo escogí, simiente de jfcbraham MI AMIGO", Isaías 41:8. Pero además del compañerismo con Cristo, se requiere también LA EXPRESION DEL * AMOR. Un amor grande, sincero y desinteresado. Tan grande que el amor a las pequeneces de este mundo no lo destruya. Tan sincero y abnegado que por El procuremos la salvación de aquellos que son también sus ovejas, amando con igual sinceridad en la abundan-^ cia como en la escacés; en la paz como en la guerra; en la prosperidad como en la adversidad. El amor del cristiano hacia su bueñ amigo Cristo Jesús debe ser tan sincero como el de la madre, tan sencillo como el del niño y tan grande como el sacrificio mismo. Y, ¿cuántas confidencias se cruzarían entre David y Jonatán inspiradas en su amistad ejemplar? Deben haber sido muchas y nobles: pero mayores deben ser las nuestras para con nuestro INCOMPARABLE AMIGO: EL SEÑOR JESUCRISTO. Digámosle a El todo lo que sentimos; pidámosle a El todo lo que necesitamos; confesémosle a El todo el mal que hemos hecho; supliquemos a El todo el consejo que deseemos. Abramos ante su altar divino nuestro corazón y sin hipocresía digámosle todo ,que si estamos alegres, se alegrará con nosotros, que si lloramos, llorará con nosotros y nos conconsolará, que si morimos nos dará vida, que si pecamos y vamos a El arrepentidos nos perdonará. Y por último, nos honrará con su eterno compañerismo en el reino Celestial. iSed, pues, amigos fieles del Señor! PEDRO WALDO ^.^0 • ( <-lk-