excesivamente modesto de aquel genio colosal,) Shakespeare. sin duda, imitaba tan solo el ejemplo que han puesto les poetas de todos los tiempos. Ovidio dijo enjsus propios versos lo siguiente: “Jamque opus exegi, quod tree Jovis ira, nec ignis, Nec poterit ferrum, nec edax abolere vetustas.” (8.) Y Horacio esto o^fó do lós suyos: “Exegi monumentum aere perennius.” (9.) cuántos otros poetas, antiguos y modernos, no han dicho lo mismo de sus comjJostciones? Pero esos seres privilegiados, al .hablar de la manera aludida, se refieren indudablemente, no a su propio valimiento, valimiento que desearan, y con justicia, pasara a la consideración de las generaciones futuras; se refiereti ~~ indudablemente, repito, a la inmortalidad del espíritu, o alma, si usted quiere, alma o espíritu cuya existencia al través d£ ellos se revela como un destello de la del Creador Supremo. -----En—amigo—mío, si yo intentara ser algo—más— analítico en mi humilde apreciación de estos Sonetos, diría, como lo ha sugerido algún comentador cuyo nombre se me escapa en estos momentos, que en los primeros cinco poemas, que comprenden, repito, los Sonetos del 1 al 126 inclusive, el autor se ocupa del ángel bueno/ y en ellos trata de U suprema adoración del Amor; de las diversas y terribles pruebas por que pasa; de sus amargos sufrimientos al encontrarse ausente del objeto de quien recibe . inspiración; de sus primeros desencantos; de sus proféticos temores; de sus sospechas y mortal melancolía; de sus célos; de su tributo de despedida; y, por último, de su final victoria. En el sexto poema, Sonetos del 127 al 152/inclusive, ño hace el protagonista sino arremeter contra el espíritu maligno, su amada, echándole en cara su infidelidad. Finalmente, en los últimos dos sonetos de la serie, el 153 Y el 154 que parecen no estar ligados con los demás se describe el fuego del amor, pudiondo considerarse ésto como una especie de apoteosis. ' Respecto de la forma métrica de estas célebres composiciones, me permito advertirle que, como usted observará sin duda, los versos, por lo general, son decasílaboi. Sin embargo, los del Soneto 145 (que, por cierto, es de los más hermosos,) octosílavos; pero es el único soneto en que Shakespeare ha empleado esta medida, y cuyo primer verso dice: “Those lips that Love’s own hand make.” (10.) Me permito igualmente señalarle esta otra particularidad: El Soneto Qt)'tiene quince versos; pero parece que el primero sirve tan sólo como una introducción, especie de estrambote, si usted quiere, añadido al principio y no al fin de la composición. Dice, así el verso de referencia: “The forward violet thus did. I chide.” (11.) -- He aquí otra particularidad todavía: el 126 no es soneto, propiamente hablando. Es poemita compuesto de seis estancias, cada’una de dos versos pareados, o sea una composición de doce versos decasílabos. .En la primera edición de los Sonetos, hecha en 1609, aparecieron en dicho poemita dos paréntesis al final, para indicar, probablemente, que los dos últimos versos del soneto' se habían extraviado o suprimido. Por último, es singular la circunstancia de que. los dos versos con que termina el Soneto 36 sean exactamente los mismos que se encuentran al final del Soneto 96. Voy a terminar, y disimule qne haya yo traspasado los limites de una carta. El asunto de que en ella le he tratado, y de manera tan superficial, es de un interés perenne, y difícil, es no seguir hablando de él. A la verdad,-mucho, mucho se pudiera escribir acerca de los Sonetos de Shakespeare; pero basta lo expuesto, a mi humilde entender, para poder formarnos una idea siquiera respecto de la verdadera naturaleza y el intento de esas inspiradas composiciones, intento y naturaleza que aun tienen preocupados a literatos de renombre en todas partes donde se cultiva el amor por las bellas letras. Quizás usted, amigo mío, íh la magna tarea que se ha impuesto más bien por amor al arte que por otra cosa, seguro estoy ,de ello, podrá concebir y darnos a conocer alguna opinión que venga a contribuir a la solución de un problema literario por demás interesante. Deseándole el mejor éxito en sus trabajos de pluma, trabajos que parecía haber abandonado usted, haciéndose con ello reo de un crimen terrible (crimen de lesa litera-tura, se entiende,) crimen de que, sin embargo, sabrá viíl- — dicarse ante el severo tribunal de las letras, me repito su afectísimo amigo y atento seguro servidor que le desea todo género de prosperidades. David CERNA. ---—)o(---- NOTAS (1) ;—Tomás Corneille, hermano del verdadero creador del arte dramático francés ha escrito una tragedia intitulada El Conde de Essex, relativa a la vida de este personaje histórico. (2) .—“Ni el mármol, ni los monumentos dorados de los príncipes, podrán spbrevivir a estas rimas poderosas.” (3) .—“Su belleza se verá en estas líneas negras, y ellas vivirán, y él en ellas siempre vigoroso." (4) .—“Tu monuiriento será el de mis gentiles versos* que ojos, no creados todavía', tendrán que releer; y tu sér ló repetirán las. lenguas del porvenir, cuando todos los que en este mundo alientan hayan muerto; vivirás todavía (tal es de mi pluma la virtud) aun en la boca de los hombres, donde el aliento más respira.” (5) .—“Dos amores tengo: eLuno es de consuelo, el otro, de desesperación; que cual dos espíritus siguen sugiriéndome; el ángel bueno es un hombre asaz hermoso, y el espíritu maligno, una mujer de complexión tétrica.” (6) .—“Cuando mi amada jura que del material verdad, está formada, la creo, sí, aunque yo sé que miente.” Los Sonetos 138 y 144 que figuran como el 1 y el 2. respectivamente, en El peregrino apasionado, han quedado suprimidos en algunas de las modernas ediciones que en inglés se han hecho de este poema. (7) .—“Los lirios que se pudren huelen mucho peor que la mala yerba.” (8) .—“Y ya concluí una obra que ni la .ira de Júpiter, ni el fuego, ni el fierro (la guerra,) ni la carcome-dora vejez podrán destruir.” (9) .—He erigido un monumento más duradero que ^el bronce.” (10) .—“Esos labios que el Amor con sus propias ma^ nos ha formado.” (11) .—“A*la osada violeta regañé de esta manera:”