Ucdón IX HERALDOS DEL REY Noviembre 27 de 1»32. Bosquejo de la Lección AMADOS NIÑOS, tenemos ahora una lección muy importante. Los dos pasajes de nuestra lección han sido tomados del Nuevo Testamento, ojalá que todos los estudien con cuidado para sacar de ellos algún provecho. , 1, Llamamiento de unos pescadoree. Se paseaba el Señor Jesús en las riberas del mar de Galilea en donde se halló a cuatro hombres que ya había visto antes «en las riberas del río Jordán. Estos hombres andaban pescando. Primero halló a dos hermanos, uno era Simón que también se llamó Pedro y el otro, Andrés, hermano de Simón. Estos dos echaban sus redes para pes- car cuando el Señor los vió y los llamó. Sin ninguna vacilación ni pretexto, siguieron a Jesús. Los otros dos eran Santiago y Juan, también hermanos. A éstos también llamó el Señor y al punto lo siguieron. Santiago y Juan remendaban sus redes en compañía de su padre, pero dejando todo siguieron a Jesús. El propósito con que Cristo llamó a estos cuatro hermanos, Simón, Andrés, Santiago y Juan fue para que se ocuparan en “pescar almas,” o sea, en ganar la voluntad de los hombres para el reino celestial. Todo aquel que viene a los pies de Jesús como su discípulo y seguidor, tiene el deber de anunciar el evangelio a los que no lo conocen. Pedro, Andrés, Santiago y Juan fueron muy fieles y ¿saben mis queridos lectores, cuál fué el secreto de su fidelidad? Porque ellos mismos se entregaron primeramente al Señor. Si cada uno de ustedes se entrega al Señor estará listo para dejarlo todo y servirle con fidelidad. 2. Pablo »e hace discípulo de Jesús. Pablo era fariseo, muy apegado a sus ideas religiosas y por tal motivo no veía con buenos ojos a los cristianos, sino que deseaba que fuesen perseguidos y aniquilados. Por esto comenzó en Jerusalem a encarcelarlos y huyendo ellos a diferentes ciudades pidió cartas a los sacerdotes que lo autorizasen para prender a los cristianos en cualquier parte en donde se encontrasen. A perseguir a los cristianos se dirigía a Damasco, mas llegando cerca de la ciudad como a medio día, vió un fuerte resplandor de luz del cié-» lo, que quedó ciego. Y como si aquello no fuera suficiente oyó una voz que le hablaba por su nombre y le reconvenía su conducta. Esta voz le hizo ver el hecho de que perseguir a los cristianos era como perseguir al mismo Señor Jesús, de quien era