74 REVISTA EVANGELICA Febrero de noviembre un elocuente y conmovedor sermón. Muchos hermanos notaron en él un dejo de tristeza y melancolía que atribuyeron a cansancio. Fue hasta el lunes 30 de noviembre a medio dia, cuando se presentaron los sintomas alarmantes de la enfermedad. Una hemorragia a-bundante, unida a otros pormenores, indicó a los médicos que el hermano Ruiz padecía de úlcera en el estómago. Inmediatamente fué conducido al Sanatorio Latino Americano donde fué atendido con toda diligencia y esmero. Los médicos creyeron prudente operarlo del apéndice y cuando daba esperanzas fundadas de alivio tuvo un ataque de pulmonía y esta enfermedad fué la que le causó la muerte el domingo 13 de diciembre a las veintiuna horas quince minutes. Sentimos no tener a la mano los datos biográficos del hermano Ruiz, pero no obstante, podemos dicir que el Hermano Ruiz recibió una buena preparación para el ministerio al cual se dedicó con amor y abnegación. Su obra como pastor siempre fué fructífera, tanto entre los mexicanos en Estados Unidos como en el Estado de Puebla. Era incansable en sus actividades. Constantemente estaba formando nuevos planes para el desarrollo de la Obra Misionera. Siempre se mostraba optimista. En cierta ocasión que en una reunión de obreros se discutían los problemas de la Obra, dijo que la palabra problema debería deletrearse o-p-o-r-t-n-n-i-d-a-d. Fué un buen y leal amigo y excelente compañero. Su separación ha sido profundamente sentida pues deja un vacio en su hogar, en su iglesia, en la Obra Misionera en México y en el corazón de los que fuimos sus hermanos en la fe, sus amigos y sus compañeros en el Ministerio. Sabemos que ha sido llamado a un lugar más prominente y a un trabajo mejor. Conformémonos con la voluntad del Señor. Enviamos a su estimada esposa, Sra. Isabel Palacios, hoy viuda de Ruiz, y a sus pequeñas hijítas Lidia y Ruth, nuestra más sincera condolencia y rogamos al buen Padre Celestial, que es dador de todo don perfecto y de toda buena dádiva, que las consuele y proteja en esta hora de prueba.” Hacemos nuestra esta expresión de condolencia y petición al buen Padre Celestial por la hermana Isabel vda. de Ruiz y las simpáticas e inteligentes niñas, huérfanas ya, Lidia y Ruth. i— Y oía una voz del cielo que me decía: Escribe: Bienaventurados tos muertos que de aquí adelante mueren en el Señor. Sí, dice el Espíritu, que descansarán de sus trabajos; porque sus obras con ellos siguen.”—Revelación 14:13.