Santiago R. de la Vega Pot Joaquin Pifia. , Espléndida Caricatura de Francisco Villa. Lector: Santiago R. de la" Vega, el caricaturista que te hizo reir en aquel inimitable semanario que se llamó “Multicolor", afeando a todos los políticos, del rostro y del alma- lo que a ti te producía sonrisas y a veces hasta antipatía por determinados individuos- Santiago R. de la Vega es, como todos los hombres que hacen reír a sus semejantes, como el clown de los cuentos románticos, un hombre triste. Trato de decirte en estas lineas algo del alma del caricaturista y también voy a describir su físico. Es posible que en el transcurso de mi relato Sonrías de hombre tan gra cioso como tan feo; pero también es posible que tu ánima se constriste de ver esta otra tan sencilla y tan buena que un señor Cura, amigo de Pepito Elguero, dice anda extraviada como niña en una selva obscura. XXX Santiago R. de la Vega no es chaparro ni alto; recio de músculos; pronunciado un tanto el abdomen. Viste traje común y corriente, más ésto que aquéllo en este país donde las modas cambian en menos tiempo que Mr. Wilson se contradice. La camisa siempre anda saliéndose por entre la pretina, como descontenta de ser oprimida por el cinturón de cuero, grueso y provisto de los huequecillos donde un día su propietario colocó los cartuchos de un pistolón enorme que lo acompañó en la mas peligrosa de sus aventuras. El rostro del ‘caricaturista, es grueso, provisto de un bigotazo negro y de unos ojos pequeños. negros también, pero sembrados de puntos cafés los globos, que suelen irritarse a la hora en que el caricaturista deja de serlo para lanzar sus arengas inflamadas contra la propiedad, contra el clero, contra los gobiernos j------ Una cabeza cubierta de ensortijados mechones negros bajo un sombrero de bola, completa la singular figura.