Frente al Creador hay, pues, un destructor. El eco del- es el “nihil" El Tiempo w Satanás frente a frente a Jehovah. Todo lo que fue creado, organizado, vivificado acaba por caer y aniquilarse ante el verdadero, el positivo, el incontestable ]¡K’.z-bel. f De lo que «I Supremo Hacedor hizo luz, el Tiempo hará tinieblas; lo que el Creador separó, el Tiempo lo mezclará y confundirá. De la vida, el Tiempo hará la muerte, y él hará regresar la creación al caos primitivo. Si Dios creó el Tiempo, se echó un alacrán en el seno, porque el Tiempo acabará por aniquilar su obra. No hay peor bandolero. Mahoma. arrasando con su alfange a todos cuantos no creían en él ni en el fárrago de disparates que propalaba: Atila, agostando hasta la yerba de los prados con las pezuñas de su caballo; Timour, Gengis-Khan, los vándalos, los ostrogodos, los unos y los otros devastando, incendiando, subyugando, no son sino niños de teta comparados con ese terrible aniquilador: el Tiempo. No en vano la iconografia mitológica lo representa como un anciano que esgrime la más segadora de las guadañas. Pues bien; ese desaforado, ese ener GRABADOS Rápidos, excelentes y a su justo precio. Trabajos en cobre o en zinc para hacer ilustraciones a una tinta o a varios colores. Service Engraving Co. CALCASIEU BUILDING San Antonio, Tex. gúmeno, ese destructor, ese despiadado, ese criminal y ese reo empedernido de todos los delitos, es el más duke, el más puro, el más impecable y e! más tierno de loe inoceetes y de los irresponsables El Tiempo no es el ministro ejecutor, sino el impasible espectador de todo cuanto acaece. Las cosas, buenas o malas, edificantes o abominables, gratas u odiosas, plausibles o vituperables, suceden o acontecen en el Tiempo: mas no por el Tiempo. El Tiempo presencia y contempla todo el bien como todo el mal humano y cósmico. Como el poeta latino, puede decir: Video meliore. proboque_____ Como Pilatos Se lava las manos, y siga la bola ¡que cada cual se las entienda como pueda!. Pero él no hace nada, ni promueve nada, ni motiva nada, como no tardaremos en demostrarlo. La única función del Tiempo es transcurrir, ya como corren majestuosas las corrientes del Amazonas o del Gulf-Stream, o ya como tormentosa se precipita la Catarata del Niágara. Si los astros giran, es por su cuenta y riesgo. El Tiempo se conforma con anotar la duración de sus evoluciones. Las olas lamen las rocas y las pul- venzan en arenas. Buena pro les haga a las unas y a las otras; el Tiempo anota en su carnet que se necesitan (fiez o refute siglos, ¡qué le importa a él! para reducir a polvo un centímetro cúbico de granito. El fondo de los mares se eleva a razón de un diez milmetro por siglo. ¡Pues que se eleve! En veinte billones de siglos el Mediterráneo será un nuevo Sabara, y listos! Los aluviones de los ríos ganan terreno sobre el mar: ¡y a mi qué me cuenta Ud! Eso sólo quiere decir que el Mississippi habrá enriquecido dentro de miles de millones de siglos con un nuevo Estado a la Confederación americana! —Y en todo esto, se pregunta el Tiempo a si mismo, ¿qué tengo yo que ver? ¡Que se apelilló la madera! Pues correr translado a la polilla. ¡Qué se agusanó el cadáver! A las larvas con ese hueso. ¡Que se disgregó la roca! Pues que acuse recibo la acción corrosiva de la atmósfera. ¡Que se hundió la isla en el mar! Pues estaría mal cinmentada. i Que'surgió un continente en medio del Pacifico! Pues vendría a tomar aire. ¡Que la Selva Negra se hizo manto de carbón de piedra! Pues buscaría el eterno descanso. Y ¡nada! que el Tiempo tiene ra- zón en el fondo y en la forma. No; no es él el culpable de nada. Testigo presencial u ocular de todo lo que ocurre, ni es reo, ni es criminal, ni es responsable----ni es verdad! Y no hay más remedio que absolverlo sin ulterior recurso. Sus piezas de convicción son: la momia de Ramsés, sobre la cual han transcurrido diez mil años y días, y que, a pesar del transcurso del Tiempo, se presenta tan fresca y rozagante como el día en que nació, en la otra mano lleva a Diana de Poitiers, bella a los ochenta años como sus biznietas a los quince, en la otra al Himalaya, sonriente como el primer dia de la creación, y en la última una lata, esta si de verdad, de corned-beef americano. Y el jurado calificador no tiene más que absolver al Tiempo de los muchos pecados que se cometen en su nombre. Conclusión: Envejecemos, enfermamos y morimos, no por la acción del Tiempo, sino por nuestros excesos, nuestros vicios y nuestros extravíos. Seamos sobrios, probos, temperantes y cautos, y el Gran Verdugo, el Tiempo, nos cubrirá con su manto protector como cubrió a su hijo predilecto: a Matu-salem. *•