Pi 'EX' THp XX «X¿V *~X {«• 'up: tiiato, । título ext y Lvi imos el titulo de un libro de •pertenecer :í una < Como me llamnse Lt atuneíon aquel - carruaje l-Ivh*mte. v cu no, y se lo dijese así al ami- ese cill ruejo he cruid-i 1 í go que mo aeGiiipuiiabit, éste, apoyándose • zou. luuiklablciner:!»-1 i de esa majer algún i Estc-i fueron los peas: . itarci? después qm"* -í ua. "iiiciitra-s dura el paseo, te comaN , cuando v:* ni el riim * mu; hisíoria en ¡a que yo soy el héroe grba á mis oídos. 2 • principal, A erás como, después de oírla, da, al parecer t: mprendes el titulo, sino que te Labia mi miste ---------------... .miiiura más IlÍciI del cómo; pero yo llega-. .lene un :tieh: _ Coinprvmlo tn aoler: c! niisnio n. El r uto eu mi brazo, exclanió hermoso d m.-ís ?.o v i de l:»c’ tal hastío, a del dolor en nuestra frente. mos á sní'iir y hemos sufrido: Ea dusíoii, el amor y la creencía, En uu instante cruel hemos perdido Al empezax* apenas la existencia. Hoy los dos sin ventura caminamos, Camhvunos los dos con desconfianza; bin esperanza ya, que no esperamos, l?ües perdimos hit tiempo la esperaza. ¿Quácosa ni corazón ahora le queda? ¿d¿ué ni alma soihuloru de otros dim-?,. ¡poinds iu triste lagrima que rueda Al recordar pasudas alegrías... J - ¿Porgad lints antes en mi atroz camino No te encontré para enjugar tu llanto, ¡biendo uno mismo nuestro cruel destino tioria un mismo también nuestro quebran (to! Mas.. tarde nos unió dolor profundo Y hoy al juntar tu pena con la mía, S«.ho podemos despreciar al mundo, Que burla nuestra bárbara agonía....... os cue mo i dJ vista. Célica, etérea, vaporosa, bella, pMuda y absorta mi alma tu miraba, Atas divina y graciosa quo una estrella lluCiinada un su trono, to admiraba. En tu ueriílea. y virginal miríida v A la mad.ro de Dios mirar creía, Y tu pelo en negrísima cascada ;¡ Eubru tu espalda blando su ineeia. Al color de bi Morque abre su brocho <. El nácar do tu Libio superaba., Y él poríniu.ulo aHer.to de la nbeho { A t ü alien lo balsámico envidiaba. Tu semblante de virgen pudorosa L álodíaba en hermosura y candidez, i Y espiritual, humilde, ruborosa, < Me mirabas con dulce timidez: Y yo turbado, ciego, il Urania, Sintiendo el corazón de amot* henchido, j. 'Te adoro/ murmuraba palpit-uite, í ”To adoro/ repelía cor movido. | 2xo sé que vaga aureola te circuía,-I'1 Nú sú que/luz sublimo te rodeaba, Un mundo de suraiiea. armonía | A! entreabrir tus labios so escapaba í X ¡lena mi alma do üu amor ferviente T>?ii te un buso do amor, loco, pensó. Y al impciuurio en tu divina frunto 1' Triste de nn . ..’sonaba, . . ¡desperle..! L : no solo c i il> explicas clu 111 lüiiiiC'i'ít lúv.s mtm-io, Yo teiiía bastante que hacer; | mu siempre estoy deseando un I para no huecr nada, ucepi; la, cion, y mi amigo cumenzó de e.-ra su historia: —ILtCi? algún tiempo, una : que s:uí íl dar vueltas por las c Y el: t-fec i apacible y o horrible. á peHUi i.iiiy in:'a c* pero co- i tino, que, después de disipai pretexto । na propia, había buscado en un veniají) . propori- so e .iLiue el mej >r expediente para gastar ski in:i iiu-: otra .*? jena modelo de espt»;isy de madres, ¡ nquelLi mujer renauciado á satis-nociie en : fáeer el menor de sus caprichos para con*-. . adíes, sai; servar á su hiyi alguna p:;* •* > de sn pí - mas objeto que el de darlas, después de himonio, para mantener en el exterior el iifibei* txnumiiado todas las coiecuiones de nombre de su c.'itsa tí la altura que cu ¡a estampas y foiografías de los establecí- i soc-ediid había tenido sienir»re. mientos, do haber escogido con la imngí- \ Su habla de los grandes sacrificios do "nación deltiuto do la tienda de ios S.ibo- ¡ mujeres. Yo creo tiue no Imv vanos los bronces con que yo adornaría i hmgtuio comparable, dada su organiza-mi casa, si la tuviese, de baocr pasado, ¡ cion especia!, con vi sacrificio de un (leen pin, una revista minuciosa á todos los i seo urdiente*, en ei que se interesa la va-objetos de arte y de lujo expuestos ab nidíidy la eoqur tena. público detrás de los ilumimidus cristales < Desde el punto en que penetro el miado las luiíiqiwleruis, me detuve un ino- torio de sn existencia, {Mirtina deesas meato ante ¡a do Jumper. ¡ extravagiineias do mi carácter, todas mis No se cuanto tiempo liana que oslaba i aspiraciones so redujeron á una sma: po^ (lili regithuido con la imaginación á todas, seui* aquel aderezo maravilloso, y réngalas mnjeros guapas que conozco, á ésta - liírselo de una manera que no lo pndk^e uu collav do perlas, á aquella, una cruz i rechazar, do un modo que uo supiese ni de brillantes, á la otra unos pendientes; aún de qué mano podría venir. de amatistas y oro. Dudaba en aquel | Entre otras muchas dificultades que punto á quien ofrecería, que lo me* .cié-: desde luego encontré á la realización de so, un nmgnílieo aderezo du csmeruldiis, {mi ideanoera seguramente la menor que, tan rico cym j elegante, que entre todas | ni poco ni mucho, tenia dinero p^racom-his otras joyas llamaba la atención por la; piar la joya. heianosum y claridad uu sus piedras/ No desesperó, sin embargo, de mi proemio do oí á mi lado una voz suave y opósito. dulcísima exclamar con nn acento que; ¿Cómo buscar dinero? decía yo para no pudo inúaos do nrrauearmo de mis mí, y me acordaba de los prodigios do imaginaciones: tv¡Quó hermosas esuie- ¿ las JKE *j nodtes, de aquellas palabras ruldits/ . * eabaEsticas, á cuyo eco se habría la tier- Volví la cabeza en la dirce óou que i ra y se mosteaban los tesoros escondidos, ‘pie aquellas varas de viriud tan grandes t qm?, kienado com ellas en nua roca, bro-era ! taba de sus hendiduras un manantial no ; de 8£Kp, que era pequefía maravilla, sino un : de rubí Js, topacios, perlas y diamantes, ma: IgF;o;-:iud*o Lis unas, y no sabiendo donde encontrar la oha. dócidí por último es- había oído resimar aquella voz de mujer porque solo así podía tener mi eco seme junte, y encontró, en elecio, que una mujer hermosísima. | No pude centempiarla mas que * momento, y sin embargo, sa belleza hizo unaimpresión pro i‘anda. ; _________ A la puerta o la joyería de donde!cribir un libro y vendesdo. Sacar dinero había salido, estaba an carruaje. La de La roca da un editor, no deja de wet I acompañaba una señora do cierta edad. * laihigro: poro lo Férlieó. ' ¡ muy jó ven pura ser su madre, demasía-‘ $ UníduiraJ i do vieja para ser su amiga. Cuando ám-1 ! bas hubieron sabido a la carreada, par-¿ ? rieron los caballos, y yo me quedé hecho* ; un tonto, mirmidola*ir hasta perderla de j Uaa SuñcnTa filé :í, visitar á ana amiga 5 vista. . I suya, á la qno no lialíó encasa. Entori* j ¡Que^hermosas csnwraL .asJ anoia di-i ces, y viendo el mucho polvo tp*e cabria ■ En efecto, lasesine rali tas eran be- ? los muebles, quiso reureridcrhi ele una ma- 1 ilisimas: aquel collar rodeado ti sn gar- • neraylelíeada, y escribió on todos ellos la Ai siguiente dita se encontraron en el la Súiluiita, deseando d iría nn.k —Ya habrás sabido, querida tma¿iS||Í4 > de espuma. ¡Qué hermosas esmeraldes! ayer estuve en tn casa: ;'v> parados en la Carrera dé i ¿Las deseará acaso? Y si las desea, por- *—-Ya lo supe, le contesto sér;rica y déjaite tu nornlñ*© en todo Jom kN El aderezo de esmeraldas. (Pok Gam vo A. I^cqueil) Igáiita do nieve, hubiera parecido una; palabra .sucia guirnalda do tempranas hojas de a!n:cn~j Ai signienl* dro, salpicadas de r cío, aquel alfiler so- i paseo, y la S<_ 2,_ bre, su seno, una flor de loto cuando se ¡ leeion, la dijo: mece sobre su movible onda, coronada *