tura, o la desprecia, cuando cambia las cosas de más valor en la vida por tener la mera satisfacción de ejercer los apetitos y pasiones de su cuerpo. Dios ha dado al hombre sus apetitos y tendencias con el propósito de promover su salud para la felicidad de una vida normal. Pero también le ha dado inteligencia por la cual puede dirigir estas dádivas naturales para el bien de los afectados. Esaú vivió de acuerdo con esta filosofía: "Lo que yo deseo es lo bueno. Si tengo hambre, debo satisfacerla sin hacer caso del costo." Cuando Dios creó al hombre a su propia imagen y semejanza, le ¿lo intelecto, sentimientos y albedrío. La primogenltura del hombre es dejar que Dios, que lo creó a él y un mundo para él, llegue a ser Señor y Maestro de su vida, se siente en el trono de su voluntad, dirija las funciones de su intelecto, y enriquezca las emociones más profundas de su corazón y de su vida. Oración: Padre nuestro, tú que afrontaste las tentaciones que nosotros afron-taremos dános fuerza para vencerlas. Amén. M. 28 de mayo: El favoritismo de una madre, Génesis 27:1-10. Mientras que Isaac andaba cazando, Rebeca le mandó a Jacob que obtuviera la bendición que correspondía a su hermano, y así la obtuvo en una forma engañosa. Rebeca pecó porque le enseñó a su hijo a engañar, y no sólo por eso, sino porque también mostró su predilección y engañó a su esposo. Su espíritu en el hogar creó lucha y odio entre sus hijos. Había una madre que siempre mostraba cuál de sus hijos era el predilecto. Solía alabar al mayor: pero muy pocas veces veía algo bueno en su hijo menor. Esto causó un efecto tan malo en su hijo menor que éste empezó a ser indiferente a todo, se puso muy triste y parecía no importarle nada. El mayor dominaba al menor porque sentía el apoyo de su madre, y gozaba siempre de muchos favores de ésta. Un día el hijo mayor murió y fue tanta la pena de aquella madre que daba lástima verla sufrir. Una amiga le dijo: “Pero señora, usted todavía tiene un hijo y debe mostrarle cariño a él también." Poco a poco aquella madre se dio cuenta de que su hijo menor era muy bueno. Más tarde la señora enfermó y aquel hijo menor la cuidó con mucho cariño. Oración: Padre y Dios santo, ayúdenos a nosotros que somos padres a ser justos y buenos, sabiendo que nuestros hijos nos juzgan si somos buenos o malos. Dános el espíritu de Jesús. Amén. M. 29 de mayo: La confianza de un padre traicionada, Génesis 27:18-36. Un joven predicador, en su primer sermón en una iglesia grande, recordó que el acto inicial del maestro en su ministerio público tuvo la aprobación del Padre: "Este es mi hijo amado en el cual tengo contentamiento." El hombre debe vivir de acuerdo con Dios para obtener su aprobación. Todos debemos recordar esto. "No debemos decir mentira." La filiación con Dios requiere completa honradez: confesión honrada, confianza honrada, servicio honrado. Un laico le dijo lo siguiente a su pastor: Si decimos siempre la verdad, no nos preocuparemos por lo que hemos dicho." Jacob fracasó en la prueba. Su padre le hizo la pregunta: "¿Eres tú en realidad mi hijo Esaú?" que es lo mismo que preguntar: "¿Eres un hijo honrado?" Un padre, al oír que sentenciaban a su hijo a prisión porque no se alistó en el ejército para la Segunda Guerra Mundial. dijo: "Siento mucho que mi hijo no haya aceptado mi consejo, sino el de otros." Tal vez él también pregunteba como Isaac: "¿Eres tú en realidad mi hijo ... ?" Hagámonos esta pregunta: “¿Somos en verdad hijos del Padre?" Recordemos que el Padre es espíritu y verdad. Oración: Escudríñame, oh Dios, y conoce mi corazón. Pruébame y conoce mis pensamientos. Limpíame de faltas secretas. Amén. J. 30 de mayo: La bendición de un padre, Génesis 27:27-29, 38-40. Es fácil simpatizar con Esaú, quien en vano procuró obtener la bendición de su padre. Ciertamente no podemos condonar el engaño de Jacob para obtener de Isaac la bendición que legalmente pertenecía a Esaú. Sin embargo, por medio de este incidente se estaba cumpliendo la voluntad de Dios. Isaac seguramente se dio cuenta de esto y rehusó revocar la bendición que le había dado a Jacob. No es siempre posible comprender completamente el modo en que obra la voluntad de Dios en nuestras vidas. La voluntad de Dios no puede ser limitada por nuestras ideas. La muerte puede convertirse en vida y la derrota en victoria, el sufrimiento en gozo y la hostilidad en amor. Después del Calvario con su frustración. agonía, y muerte, vino la Pascua de Resurrección con su libertad, gozo, y vida eterna. Un estudiante hizo la siguiente confesión a su profesor: "Lo he detestado, he hablado mal de usted a los demás estu- 40 IL HOGAR CRISTIANO