apreciar* mis que nunca estas ventajas si tiene que hacer algún viaje, ello aparte de que la lactancia natural resulta sumamente económica. También existe otra ventaja de la cual se habla menos, y es que la lactancia natural se adapta mucho mejor al instinto de succión del niño, pues en el pecho puede chupar a su entera satisfacción. A nuestro entender, a esto se debe el que los niños con lactancia natural se chupen el dedo mucho menos que los criados con biberón. Ahora bien, si la alimentación natural no es posible por justificadas razones, la madre no debe padecer al verse obligada a recurrir al biberón. Incluso si intenta amamantar a su hijo y no logra el resultado apetecido, éste jamás padecerá lo más mínimo por el ensayo, que debe hacerse siempre. Preparando los biberones cuidadosamente y avisando al médico cuando crea que al niño no le es suficiente la leche que extrae, no hay que preocuparse por ello, pues el desarrollo del niño será con toda seguridad casi normal. Además, cuando usted lo tenga en brazos y le dé el biberón, sentirá casi la misma satisfacción qué si le diese el pecho. Tal vez haya usted leído algún articulo de algún psicólogo o alienista que afirma que los niños criados con biberón son menos felices que los de pecho: pero tenga muy en cuenta que hasta ahora estas manifestaciones no han sido comprobadas y no deben inquietarla. La Madre Lactante no Debe Modificar sus Costumbres.—Es posible que usted have oído decir que las madres que crían deben modificar sus costumbres y seguir un régimen. Desde luego, este caso se presenta algunas veces; pero el practicar un deporte, no puede perjudicar en modo alguno al niño que se cría. En principio, no debe usted cambiar su régimen alimenticio normal, toda vez que carece de fundamento creer que si come ciruelas el niño tendrá diarrea, o si come patatas fritas puede causarle alguna indigestión. Es verdad que se observan a veces ciertos trastornos en el niño cuando su madre ha ingerido determinado alimento, como también lo es que si este fenómeno se repite varias veces seguidas convendrá evitarlo prescindiendo del mismo. Ciertos medicamentos pasan a la leche; pero generalmente en cantidades que son insu ficientes para provocar cualquier reacción en el niño, por lo que la madre puede tomar sin riesgo algún tónico o calmante si lo necesita. Durante la lactancia, la madre se siente a veces muy nerviosa, nerviosidad que puede disminuir el caudal de la leche, e incluso comunicarse al niño. En algunas mujeres, la menstruación desaparece durante este período, mientras que en otras aparece sólo irregularmente. Algunos niños demuestran nerviosidad durante las reglas de la madre. Hemos conocido a un niño que rechazaba sistemáticamente el pecho cuando su madre tenía la menstruación, viéndose obligada a vaciarse el pecho dos o tres veces al día y alimentar a su hiijto con biberón. Mientras críe, la madre debe cuidar que en sus comidas figuren los elementos necesarios para su hijo, siendo muy recomendable la leche, que por contener mucho calcio permite un rápido desarrollo del esqueleto del niño. Si la madre no absorbe bastante calcio, los órganos ga-lactógenos extraen esta substancia de los huesos maternos con el peligro consiguiente para la madre, por ello, debe beber más leche de la que da, pues de este modo cubre sus propias necesidades al tiempo que las del niño. Esta leche puede tomarse bajo distintas formas, por ejemplo, mantequilla, queso y otros alimentos que la contengan en varias proporciones. 81 no quiere engordar, puede tomar leche desnatada, que es tan rica en calcio como la leche completa. La alimentación diaria consistirá en legumbres, ensaladas y frutas, que la proveen de sales minerales y vitaminas, carne y pescado, huevos, que cubrirán sus necesidades en proteínas. Este plan quedará provechosamente suplementado con productos feculentos, tales como patatas, arroz o pastas alimenticias, en cantidades variables según el peso de la madre. Si el peso es normal e invariable, no se ha de cambiar el régimen: si adelgaza, y es ya excesivamente delgada, deberá ingerir más productos feculentos, grasas y azúcar, si engorda de modo anormal, de-berá comer menos harinas y azúcar. También deberá tomar vitamina D bajo cualquier forma, ya que ésta asegura la transformación y aprovechamiento del calcio para el organismo.—Nuestra La- Los actos privados de la vida familiar y los hábitos o costumbres en ella contraídos se exteriorizan y repercuten Inevitablemente en la sociedad, la cual será siempre lo que las familias son, puesto que ellas la Integran. Manual de la Familia Cristiana IL HOG** CRISTIANO 1S