—---E L SEMBRADOR----------- be£ I. I [ S. M. PRONUNCIADO DURANTE NUESTRA //onorables señores: GRAN satisfacción, inmensa satisfacción siento en esta mañana, al poder dirigir la palabra a ustedes, hombres de bien, unidos al calor de un común entusiasmo y deseosos de ver por la prosperidad de nuestra Patria, de este girón de mundo que vivificó la savia fecunda de una España de hidalguía, al realizar el prodigio de la incorporación cultural de lodo un continente. Grande mi satisfacción al poder llevar a este grupo de hombres representativos de Monterrey, a este grupo donde en amistoso consorcio se ve al industrial junto al comerciante. al banquero, al intelectual, al profesionista. al técnico, mi respuesta agradecida ante la inefable solicitud de todos y especialmente de aquellós que trasplantándome de la Metrópoli, me dieron la oportunidad de gozar de la ínclita amistad de los regiomonlanos, me permitieron vivificarme con la quietud de la provincia, y presentaron ante mis ojos, nunca ahitos de belleza, el regio panorama de un pueblo que trabaja y ama. Y ahora, invitado por este grupo de hombres conspicuos, mi pensamiento irá. DIAS Y LUGARES EN QUE CELEBRAN SUS SESIONES-COMIDAS LOS CLUBES DE SEMBRADORES: • SALTILLO, COAHUILA: lo. y 3er. martes de cada mes en el lugar que la Directiva acuerde. • SAN LUIS POTOSI. S. L. P.: 2o. y 4o. Sábado de cada mes en el lugar que la Directiva acuerde. • ORIZABA, VER.: lo. y 3er. martes de cada mes en el lugar que la Directiva acuerde. • IRAPUATO, CTO.: lo. y 3er. jueves de cada mes en el lugar que la Directiva acuerde. • MONTERREY. N. I..: Todos los jueves a las 12.45 horas en el Casino de Monterrey. 3?. SESION DE SEPTIEMBRE 18 PPDO. como en paseo de maravilla, por la campiña plena de floraciones que es el trabajo misionero del Maestro. Podría presentar ante ustedes un trabajo de erudito: traer a cuento el pensamiento de Rabelais, Luis Vives, Juan Jacobo Rousseau, Pestalozz.i, Herbart o Froebel; sintetizar la obra fecunda de John Dewey; hablar de la escuela de la acción de Lay, o la del adiestramiento ciudadano «le Kerschensteiner; tpiizá algunos de ustedes, al ver en los programas que hablaría de los Nuevos Sistemas de Pedagogía, pensaran en la posibilidad de oir aquí, algo de las experiencias de Ta- gore en Santinekelan. de las de Soiling en su Hogar escolar, o de las teorías de Decroly sobre los centros de interés. Sin embargo de ninguno de ellos hablaré en esta plática, porque antes que ellos, después que ellos y siempre, vivirá como único y efectivo método de educación, aquel qu< cando la tólico de ■ hizo temblar a un Agustín bus-Verdad, y animó el calor apos-un Pedro de Gante. Nuevo sistema de educación, tan nuevo como la Humanidad entera, pero siempre facetarlo, multiforme, kaleidoscópico, es el de la pedagogía que pugna por enseñar usando como método el amor, el amor más puro, más despojado de interés, sin mácula de egoísmo, sin imperfecciones CORTESIA DE: Golonia del ^rddo, cC7V(onterre,y, SV. i/ —E L S E M mundanas, impoluto. Quizá tal y como lo soñó Angelo Patri en su libro Hacia la escuela del mañana, o Rabindranah Tagore en sus experiencias en Bolpur. Por eso, al considerar la pedagogía como la ciencia conductora de la Humanidad, al estudiar su ideario y al aplicar su técnica, que tal es en resumen el afán de todo maestro, no he encontrado otro sistema más digno en sus pretensiones y más noble en sus aplicaciones que aquel que nos invita a enseñar llegándonos por el misterioso y delicado sendero de los afectos a los centros de la razón y del pensamiento; no he encontrado mejor sistema de enseñanza que aquel (pie aprovechando la dinamia sentimental, nos adentra en el complejo campo de las intelecciones. Enseñar es conducir, y ante el niño, todo sensibilidad y ante el joven, más sensible aún y más influenciablc porque en él cobran caracteres extraordinarios lodos los valores de su propia personalidad, el maestro debe, ante todo, evitar cualquier brusquedad que inhiba, cualquier acto que hiera lo intimo del alma humana y la transforme oponiéndola a cualquier percepción de lo externo. Coaccionar al menor, cualquiera que sea la coacción, es negarle derecho a la personalidad. y lodo niño y lodo adolescente tienen derecho, como lodo hombre, al respeto a su idiosincracia. La obra del educador no debe nunca pretender borrar del menor alguna de sus características personales, sino únicamente mostrarle las formas como aquellas características pueden ser aprovechadas de una manera positiva en su vida. El impresionismo de los niños y de los adolescentes es grande, y este impresionismo favorece al maestro en su conducta como educador porque le permite valerse de él para poseer el alma de la juventud y una vez que ha conseguido la posesión sentimental del alma no tiene más que encauzarla, que llevarla de la mano hacia el Ideal que en la sociedad constituye el Sumum de perfecciones. La educación para ser legítima debe LÜ! § MAWl B R A D O R AQU I'ILL । , fS(¡. volver a su punto efe origen; la familia y la educación familiar desde los más remotos tiempos hasta los nuestros es y ha sido manifestación gregario-amatoria del hombre. El padre y la madre consiguen la obediencia que les hace posible orientar la vida de los hijos porque estos les aman y porque ellos a su vez aman a sus criaturas con inefable cariño. Cuando un padre o una madre fracasan como educadores es porque se ha rolo el vínculo de amor que les unía a sus hijos, o porque han prostituido este vínculo con un consentimiento absurdo. La escuela debe ser la continuación de la familia, los niños deben ir a ella atraídos por el afecto respetuoso de sus maestros; ya pas<> la odiosa época en que se tuvo por ideal aquello de que “la letra con sangre entra". ¡No señores! Debemos educar con amor, con ese intenso amor de que es capaz nuestra noble alma latina; debemos llegar a la inteligencia de nuestros jóvenes a través de la suave y perfumada poesía de nuestro corazón, que es corazón al rojo vivo, corazón de hidalgo español, enamorado y galán de todas las bellezas. Nuestra misión como maes-, tros es entregarnos espiritualmente a nuestros discípulos; ser en cada clase, en cada plática, en cada momento que estemos junto a ellos, dación, sublime ofrenda, hostia que se levanta sobre el ara sagrada del amor, como un símbolo y como una realidad. Ante el niño socialmente adaptadq, lo mismo que ante el anormal psíquico, ante el paranoico o el esquizofrénico inicial, debemos ser fuente de amor. Técnicos sí, conocedores profundos de la metodología, poseedores de una mirada vasta que haya logrado precisar lo más importante de cada una de las manifestaciones culturales, pero que ante los niños y los jóvenes no sea la fría estatua de mármol poseedora de la belleza clásica pero sin alma, sino la lámpara votiva que ilumina y enciende el fuego de su llama. Al niño normal demos el calor de nuestro entusiasmo, al joven adaptado exten- (Continuará en el próximo Núm.) — 2 — — 3 —