________ HíflSMWíMIl SEMANARIO ILUSTRADO _________ Director y Propietario Lie. Nemesio García Naranjo. _________ P. O. Box 637 714 Dolorosa St. San Antonio, Tex. PRECIOS DE SUSCRIPCION Pago adelantado En Estados Unidos, México, Cuba y Puerto Rico. ______ 1 mes..... 40 cts._ oro americaxio I trimestre.... $ í.00 ** ” 1 semestre.... ** 1.80 ** ” 1 año ?.......... ” 3.50 ” ** ......... Números sueltos 10 centavos oro americano. En los trenes, 15 centavos. Números atrasados 20 centavos oro americano. 1 ------o--- En el resto del mundo trimestre.... $ 2.00 oro americano semestre.... H 3.50 n ” año.......... ” 6.00 ” ” _______ ADVERTENCIAS: Los pagos de suscripción deben ser «adelantados. No se devuelven origina* lcs-—Para anuncios y demás asuntos de administración diríjase a: REVISTA MEXICANA. P. O. Box 637 SAN ANTONIO, TEXAS. ______________________ (Conclusión). EVOCACIONES DE LA TRAGE-.............DIA............... da a los enemigos, y la había amonestado. y como volviera a hallarla otra vez con un prusiano, no pudo contener su indignación, y reprendiéndola severamente, le dijo, entre otras cosas. que parecía mentira que siendo irancesa tuviera la desvergüenza de aceptar amores de los prusianos. —También parece mentira y no lo es—-contestó la Maritornes- -cjne la señorita francesa robe los despachos telegráficos de los alemanes. Tampoco eso es honrado. Escuchada la frase por un oficial, ya puede adivinarse el desenlace del episodio. El ardid fué descubierto, el apara-to' secuestrado y la heroica señorita sometida a juicio sumario de guerra. Julieta no se excusó. Con arrogancia varonil, orguíosa de su acción, no negó ni excusó su delito. —Yo soy francesa y mi madre también. He procedido así en defensa de mi patria. Sabia lo que arriesgaba: mi vida. Haced de ella lo que queráis -—dijo fieramente. Se la condenó a ser pasada por las armas y escuchó la sentencia con imponente serenidad, tranquila, como si » se la ofreciera una recompensa por su befa acción. El Príncipe Federico Carlos, conmovido ante aquel fiero rasgo de ardiente patriotismo, en una débil don- _ celia de escasos veinte abriles, quiso salvar aquella vida heroica y ¡a envió _______________________________________ BOTAS DE LOS ÜLtlMÓS ÍÉ^LOS prisionera a Alemania, donde Julieta permaneció hasta el fin de la guerra franco-prusiana, en que volvió sana y salva a su adorada patria. ? Francia la premió con la cruz de la Legión de Honor y con la Medalla militar francesa, y así Julieta Dodu ha sido la única mujer que ha podido ostentar el mismo día nmb^s. condecoraciones. Cuando murió—hace esc iso ; \ineo años,—en Clarens. (Suiza), era la decana de la Legión de Honor. E. GONZALEZ FIOL. (Conclusión). JUNTO AL LAGO. para él una de tántas como vió en aquel día trágico, sin - ue una sola.lágrima humedeciese sus párpados, sin que un solo músculo de su cara, seca" y rugosa, se contrajese por la emoción o por el espanto. Después, vuelto a la sombra de su existencia de trabajo, siempre igual, supo vagamente que su hijo triunfa ba, que era sucesivamente juez, diputado, secretario de gobierno, hasta gobernador interino de su Estado; que tenía hijos. Habláronle de dos niñas blancas y hermosas, que eran sus nietas, y hasta le dijeron que solían venir algunas veces a! puertecilló en que él vegetaba dolorosamente. Acaso las había paseado, como' a tantas otras chiquillas elgantes y bulliciosas, en la vieja barca de su patrón. E no amaba a los niños, ni éstos tampoco le querían. No sabía sonreír ante sus gracias inocentes y ellos lo encontraban sobradamente ¿spej-o y triste. Y allí estaba aquella mañanad solo, • en la torre, bajo la esquila ya mohosa, dando al viento las notas de su salmodia plañidera. ¿Pensaba ai soplar en el tubo, eh aquellas nietezuelas desconocidas, a quienes nunca verá*y -______________________________________________________ ___________ Cuándo bajase a la tumba na-substituiría. Acaso ya haya las que tampoco cerrarían ojos cuando la muerte viniese? ¿Kivel hi-.. jo ingrato que no le enviabas.^para sus viejos (lías,.un sycc^rQ, ni.la limosna siquiera .de una palabra :;cariño-sa? O remontándose may Jejós.. ¿en ■ja mujer que le amargó la vida? ¡Quién sabe!. Acaso étifri ia# flauta entre los labios., y La. pupila- - inmóvil y ya casi ciega fija en el confih *del lago, no pensaba ni en .^so ni^en bada. Acaso a)3Jaa41arse. ;Qli-»^ sabia ni. qué estaba hiriendo, qué lq. hacía. Era algo/ pn resto, de un pasado que con él ,s.fi.d^a. ;G>mo sus padres y como siis;abüelos nást£ donde la tradición se* perdía j?n ía* noche de lós siglos, él tocaba en la torre en los viernes santos, obediente a una costumbre cuyo origen y cuyo objeto no se cuidaba de inquirir, lamentando con aqtieíte? música quejumbrosa -1á muerte érí días remotos y en lugares Leíanos de un Redentor para él pesco-•nociño. die .lér. muerto-, si pasas otro verano en ese puertecillo no lo encontrarás ya, en lo alto de la. iglesia, bajo la esquila, salmodiandoT su queja doloroáá. El cura-que me refirió su vida acaso se haya también marchado. El que le reemplace tal vez te predicará, en la . misma iglesia, que esa sí no ha cam-i biado, un sermón elocuente sobre la ingratitud es tan vieja como el hom-su Mesías y Redentor. Y aún pudiera ser—todo cabe en el terreno de |a posibilidad.—que las niñas blancas y hermosas hijas de. aquel Ñicolasillo, que ípé jtxz, diputado y hasta gobernador, interino, oigan ese, sermón sin comprender todo su alcance. La ingratitud de los humanos para con bre. Y el rey Lear y el papá Goriot. y el “AbuskD. Benito Pérez Galdós son-deHodas las edades y de todos Jos climas, *■' ___rr-—■ — •• A Rafael de ALBA.