D. 5 de octubre: Hijo» y herederoe, Oá-latas 4:1-7. Pablo estaba orgulloso de su familia y de las bendiciones que había heredado de su padre. Consideraba que las primeras enseñanzas de las leyes de Dios, su inteligencia y su ciudadanía romana, todo lo cual heredó de su padre, eran de más valor que el dinero que tal ves heredó. Un día, Pablo se encontró con Jesús en el camino a Damasco. Por medio de la fe en Jesús como Hijo de Dios y su Salvador aprendió a llamar a Dios Padre. Por la enseñanza que había recibido de la ley Pablo pudo concebir la idea de que era heredero de Dios, porque sabía que los hijos son los herederos de sus padres. Esta idea de ser hijo y heredero de Dios le dio tanto gozo a Pablo que quiso compartirlo con los cristianos de la iglesia de Oalacia, y les escribió una carta recordándoles que creyendo en Jesús llegaban a ser hijos de Dios, y que si eran hijos de él, eran herederos de toda la gloria de Dios. Oración: Padre nuestro, ayúdanos a pensar y a actuar como hijos tuyos. Leeeiée de la Eeeeela Dominical para el 18 de Oetabre. The le: La Promesa Mecánica CampUd*. Pasaje: Lacas 8:1-44. L. 6 de octubre: La primera promesa, Génesis 3:8-15. Toda esta semana estudiaremos las promesas que fueron cumplidas en Jesús. La primera fue dada en el jardín de Edén. Aun antes de que Adán y Eva se dieran cuenta completamente de que había salvación del pecado que habían cometido, Dios prometió la victoria sobre el pecado. Es posible que Adán y Eva no se hayan dado cuenta de que la maldición de Dios sobre la serpiente era su primera promesa de salvar a la raza humana. Pero los eruditos sí la reconocen en este versículo: "Enemistad pondré entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente tuya (la de Eva): ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar." El modo de vencer a una serpiente es herirla en la cabeza. Pero herir a un hombre en el calcañar es de menos seriedad. Jesús fue de la simiente de Eva. Por medio de su müerte en la cruz destruyó el poder del pecado de todos los que confían en él. En esta forma “hirió la cabeza de la serpiente". Oración: Padre celestial, te damos gracias, porque desde el comienzo del pecado has tenido un plan para salvarnos de él. Amén. 1* M. 7 de octubre: El Señor es Redentor, Isaías 43:1-13. Las palabras que el Señor Dios habló a su pueblo por medio de su profeta Isaías, y que se encuentran en la lectura bíblica de hoy, son muy preciosas. El pueblo de Israel bien sabía que el Señor su Dios los había redimido de la esclavitud de Egipto. Ahora, por medio de su profeta, Dios promete redimirlos de la cautividad de Babilonia, y llevar a su pueblo del norte y del sur y de los fines de la tierra a servirle otra vez en Jerusalem. El relato de cómo cruzaron el mar Rojo era algo que apreciaba cada israelita. Ahora Dios promete por medio de su profeta que él estará con ellos cuando pasen por otras pruebas. “No temas: porque yo soy contigo", dice el Señor. El promete cuidar a los suyos de tal manera que "conocerá toda carne que yo Jehová soy Salvador tuyo" (Isaías 49:26). Oración: Padre santísimo, te alabamos como Señor, Salvador y Redentor. Amén. M. 8 de octubre: La Paz de Dios, Isaías 2:2-5. Pax vobiscum —paz sea con vosotros— ha sido una forma de saludar en el este desde los tiempos antiguos. Cuando quiera y dondequiera que el hombre piensa en la paz, piensa en Dios, porque siempre se ha considerado a Dios como Dios de paz. El aprueba la paz. Ayuda al hombre a encontrar y mantener la paz. El poeta presenta la relación entre Dios y la paz en las siguientes palabras: "La justicia y la paz se besaron" (Salmo 85:10). Isaías el profeta ansiaba que llegara el tiempo cuando el hombre obedeciese los mandamientos del Señor, y fuera su paz como un río, y (su) justicia como las ondas del mar” (Isaías 48:18). Entonces podrían los hombres transformar sus espadas en arados y sus lanzas en hoces, y no se dedicarían más a la guerra. Nunca en la historia humana se han dedicado tantas personas a trabajar a fa-'or de la paz. Y nunca se ha visto tanta amenaza de guerra en una escala mundial tan grande como en la actualidad. ¿Cuál es la solución a estos problemas? ¿lio será que la paz duradera puede ve-ni* solamente por la justicia? Oración: Oh Dios y Padre nuestro, te pedimos que guíes los corazones y las mentes de los dirigentes que trabajan a favor de la paz. J. 9 de octubre: Una luz para el mundo, Lucas 2:25-35. Dios dijo: "Sea la luz: y fue la luz." EL HOGAR CRISTIANO Dice sabía aun antes de que creara la vegetación y los animales, que era necesaria la luz para la vida y el crecimiento. A los Israelitas que huían de Egipto, Dios mostró su presencia, de día por medio de una nube que los guiaba, y de noche, por medio de una columna de fuego que los alumbraba. La luz de esta columna guió al pueblo de Dios, calmó sus temores, y los hizo estar conscientes del cuidado y de la proximidad de Dios. Así como en el tabernáculo de la antigüedad, en las sinagogas judías de hoy día se mantiene prendida una luz para representar a Dios. Un día en el templo de Jerusalem el viejo y piadoso Simeón reconoció que el niño Jesús era la salvación que venia del Señor, y lo llamó "Luz". Por medio del poder del Espíritu predijo que Jesús era la luz de todo el mundo, no solamente para la nación Judía, y sabiamente agregó: "Y la gloria de tu pueblo Israel.” Y hasta este día la gloria más sobresaliente de la nación judía es su dádiva de Jesús al mundo. Jesús cumplió las profecías del viejo Simeón cuando dijo a sus discípulos: “Yo soy la luz del mundo." Oración: Te damos gracias, Padre celestial, por la luz y el gozo que viene por medio de Jesús. Amén. V. 10 de octubre: La alabanza de Ana, Lucas 2:36-40. Es posible que algunos hayan dudado que Simeón reconoció al niño Jesús como el Mesías Salvador que habían esperado por tanto tiempo los judíos. El Espíritu Santo probó la verdad de la historia de Simeón por medio de las palabras de Ana, otro testigo devoto quien entró al templo en cuanto hubo terminado de orar Simeón. Ana era una anciana piadosa que pasaba gran parte de su tiempo en el Templo. Pertenecía al grupo de los piadosos que esperaban la venida del Salvador prometido. Tal como Simeón, Ana comenzó a hablar en voz alta y a orar al ver al niño en los brazos de su madre, y dijo ante todos que este niño era el Salvador prometido. Ana y Simeón pudieron reconocer que el niño era el Salvador porque los dos vivían tan cerca de Dios, que él podía hablarles por medio del Espíritu Santo y decirles las verdades que otros no querían comprender. El Espíritu Santo obra hoy día también descubriéndonos verdades nuevas a los que las buscan, y guiando a los que suelen buscar su ayuda en la senda que Dios quiere que tomen. IL HOGAR CRISTIANO Oración: Alabamos tu santo nombre, oh Señor, y te pedimos la dirección de tu Santo Espíritu. Amén. 8. 11 de octubre: Alabanza de gratitud de los redimidos, Isaías 12:1-6. "Señorita Sarita, ¿cree usted que puede uno conocer a Cristo y ser salvo por el canto de un himno?" le preguntó un antiguo criado a su patrona. La señorita, que era cristiana, le contestó: "Sí, estoy segura que se puede conocer a Cristo y ser salvo por este medio." El arrugado rostro del viejo criado se iluminó y dijo: “Yo conocí a Cristo y ful convertido anoche en el templo por medio de un canto." Los misioneros reconocen la importancia de los himnos cristianos como un medio de presentar a los inconversos a Cristo como su Salvador. Isaías miró más allá de los años de cautividad babilónica. Vio en su imaginación el residuo del pueblo de Dios congregado en Jerusalem, y los oyó cantar alabanzas al Señor por haberlos redimido. Cuando el anciano Juan tuvo una visión del cielo, vio una multitud innumerable de redimidos, y los oyó cantar el canto de Moisés y del Cordero. Mientras más entonemos nuestros cantos de amor y de gratitud aquí, mejor podremos cantar en el coro celestial. Oración: Te damos gracias, Señor, porque aceptas nuestras alabanzas por medio de los himnos de amor y de gratitud. Amén. D. 12 de octubre: Dios ha hablado por su Hijo, Hebreos 1:1-9. Pedro, Santiago y Juan estaban con Jesús y oyeron la voz de Dios que decía: “Este es mi Hijo amado, en el cual tomo contentamiento: a él oíd" (Mateo 17:5). Se dieron cuenta más que nunca de que Dios les estaba hablando a ellos y a todo el mundo por medio de su Hijo Jesús. Más tarde, Jesús estaba tomando la última cena con sus discípulos, y les dijo: “En la casa de mi Padre muchas moradas hay...Voy, pues, a preparar lugar para vosotros." Felipe dijo: “Señor, muéstra-nos el Padre." Lentamente Jesús le dice: "¿Tanto tiempo ha que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto, ha visto al Padre... ¿No crees que yo soy en el Padre, y el Padre en mí? Las palabras que yo os hablo, no las hablo de mí mismo: mas el Padre que está en mí, él hace las obras." 27