354 l a Voz terable ha hecho; constantes esfuerzos el heroico entusiasmo de la x generalidad de los devotos y bien intencionados mexicanos. Empero prescíndase, si se quiere, de las urgentes razones ó motivos estimulantes de la conciencia, y de los poderosos fundamentos del orden espiritual y canónico, qüe con tanta sabiduría y acierto, esplendor y magnificencia sé han hecho valer en mil escritos llenos de erudición, elocuencia y fuerza de raciocinio, que circulan en la nación con universal aplauso y aprobación. Prescíndase del estado de la opinion pública y de los obstáculos, resistencias y vigorosa oposición que naturalmente debe salir al encuentro de ;tan estrepitosa y alarmante novedad. Prescíndase, en fin, de todo motivo abstracto, de toda consideración metafísica, y fijemos nuestra atención solamente sobre las consecuencias positivas y resultados prácticos materiales, que necesariamente, y de una manera inevitable, debe producir á la nación la toleratida religiosa. Tal empresa en nuestro humilde concepto, es la trama mas insensata, mal urdida, insultante y descarada de las instigaciones pérfidas de los enemigos de la patria, que pretenden se entregúela nación al dominio tiránico del estrangero. Antecedentes muy marcados, tentativas recientes, repetidas, ponen en evidencia la realidad de nuestro aserto. No es necesaria una penetración muy perspicaz, una diplomacia astuta y artificiosa: no son necesarias observaciones profundamente sagaces, cálculos intrincados, ni operaciones sublimes para despejar la incógnita y descubrir la formidable ecuación del esterminio dé nuestra nacionalidad y absoluta abolición de la raza indígena é hispano-ameri-cana. He aquí el término, el último fin premeditado de esa colonización tan franca é ilimitada, con que so pretesto del aumento de la población y del desarrollo de los elementos de riqueza, ines-plotados en nuestro pais, se quiere abrir las puertas de la República á los partidarios de todas las sectas anti-católicas, cualquiera-que sean sus antipatías con nosotros los mexicanos que acabamos de ser vencidos del yankee. ¡Dura situación! ¿Qué se diría del dueño de una casa que habiendo sido asaltada de ladrones, éstos se habían contentado con tomarse lo que encontraron en el pátio, y estando ya de retirada, el mismo dueño de la casa los llamara, les abriera todas las habitaciones, y pusiese á su disposición los bienes que se habían escapado del asalto? Esto, pues, puntualmente es lo que está sucediendo en México. Vinieron las hordas de vándalos norte-americanos: invadieron la República con fuerzas superiores, y después de las horrendas calamidades de