ero REVISTA EVANGELICA 89 SECCION SERNONARIA El Pecado y su Remedio Por Reo. Benjamín Urquidi “Porque no hay diferencia; por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios" (Rom. 3:22,23). "El que encubre sus pecados, no prosperará: mas el que los confiesa y se aparta, alcanzará misericordia" (Prov. 28:13). LA DOCTRINA Bíblica con referencia al pecado es inmensurablemente más alta que cualquiera concepción religiosa humana. La religión de los hombres ilícitamente excusa y tolera el pecado o inexorablemente lo condena. La misericordia del hombre sacrificará la justicia y pureza, por una parte, y por otra la lusticia y juicio del hombre no tienen lugar para la misericordia. . La peculiaridad de la enseñan-la de Dios respecto al pecado es Due ella mide el pecado en su fcompleta malignidad y culpa y al fnismo tiempo provee para su Eerdón y remoción con sabiduría, ■mor y poder que son entera-lóente extraños a toda religión ■atural. No hay debilidad, suave ■idulgencia o compromiso en la ■stimación de Dios en cuanto al Becado, y sin embargo no hay Becado por grande que sea que Dios no pueda perdonar y limpiar. Como una grande masa o montaña de hielo que flota en los mares, hasta que se encuentra con el gran remolino del Golfo caloroso y abraza al gran monstruo hasta derretirlo por completo. Así también, el amor Divino de Dios ha encontrado al gran monstruo de pecado, y a-brazándolo lo ha deshecho hasta hacerlo morir. “Cuando el pecado creció sobrepujó la gracia” • Rom. 5:20). I. La Unwersolidad, del Pecado. “¿Quién podrá decir: Yo he limpiado mi corazón, limpio estoy de mi pecado?” “Todos hemos pecado, y estamos destituidos de la gloria de Dios.” “No hay justo, ni aun uno." En cada edad y en cada país el testimonio de la raza humana es el mis- Extracto de un sermón predicado por su autor, el 20 de junio de 1931, en la estación del Radio K F S D, San Diego, California.