Eb ATENEO - REVISTA ESTUDIANTIL 19 Conviene que U Mujer Mexicana tenga una participación activa en las luchas políticas? En los últimos días se ha venido hablando con insistencia de una reivindicación de los valores femeniles, y en ella tiene una marcada importancia lo que se relaciona con la actitud que debe asumir la mujer de nuestra patria ante los problemas de la política. Examinemos de una manera general el ambiente político de nuestro país, para después entrar de lleno a la pregunta que encabeza éste artículo. Nadie puede negar, que los procedimientos que se emplean en las llamadas luchas democráticas, que nada tienen de ello, son sucios é indecorosos, que un pueblo como el nuestro debe estar avergonzado de ello; que se hace alarde de una dolorosa experiencia en materia política y muy a nuestro pesar, observamos que esa experiencia no ha servido para mejorar los procedimientos que aún son serviles y rastreros. Las altas esferas de la política que están bañadas por el inmundo f^ngo del crimen son una manifestación práctica del estado que guardamos en este sentido, y el misterio envuelve el tenebroso caos que allí reina, de manera que sólo los políticos encumbrados se dan cuenta dél orden de los acontecimientos. Ahora bien, la mujer mexicana en su mayoría analfabeta. comprenderá el papel que va a desempeñar cuando participe en las lides de la política? Seguramente que no y por qué?. Tan sólo porque no está preparada, pues ha sido víctima de un abandono muy lamentable de parte de nuestros gobiernos que no se han preocupado del trasedental problema de la educación de la mujer de México. Cuando se resuelva positivamente esto habremos dado un gran paso en el ancho camino de la Civilización y del Progreso y si podremos ostentar el dictado de país culto. No quiere decir lo anterior que sea refractario a que nuestras compatriotas participen en la elección de nuestros gobernantes, sino que ñor deficiencia de su parte no están capacitadas para ello. Cuando la mujer llegue a pensar por si misma y no sea el débil juguete de individuos que en el silencio dirigen a la Sociedad, entonces habrá sonado la hora en que vaya a la urna a depositar su voto. Si soy partidario de que los derechos de la mujer sean reivindicados, que su círculo de acción no se limite al hogar, que se le eduque para que comprenda su capital misión que es la de la Maternidad, pero no comulgo con ese mal entendido feminismo con sus manifestaciones se-mi-masculinas uno de los mayores peligros del sagrado templo de Vesta, el hogar, ya que con estas tendencias se está abandonando la educación del niño durante la primera infancia que debe estar basada en los postulados de la virtud, la justicia y el bien- La nueva generación crecerá débil y enfermiza si se le priva de la lactancia materna, porque las nuevas actividades no permitan desempeñar esta labor, con la que se conservan los caracteres de la familia y por ende los de la Raza. La mujer al pretender que sus actividades sean igua’es a las del varón, no está haciendo otra cosa, sino perder castidad y respeto, en lugar de que se formara un carácter que tuviese por fundamento la práctica de la virtud. Si acepto que la mujer asista a los Colegios y Universidades, pero que siempre la guíe el noble propósito, de constituirse tarde o temprano, en égida de la desvalida niñez y que las profesiones que adopte la circunscriba directa e indirectamente al niño, podiendo ser médico, juez en los tribunales infantiles, educadora, etc. La educación de la mujer debe ser esmeradísima casi tanto como la de los hombres, aunque por supuesto en distintas materias. Que se generalise entre el sexo débil las bellas artes: Pintura. Canto, Literatura, etc., pero que no descuide sus quehaceres domésticos que hacen proverbialmente virtuosa a la mujer. Tal vez cuando se lleve a la práctica lo anterior, entonces si se habrán verdaderamente reivindicado los derechos femeniles, y si en el estado en que nos encontramos, se pretende que el sexo débil