La despoblación de Mexico Ofrecimos, en uno de nuestros números anteriores, tocar el serio ________________... 1 । dementje la cabeza, que las fero-I cidades del autócrata entierran , en las minas siberianas y cuelgan i de las horcas cuando quieren al-l zar la cabeza en son de protesta . ó rebeldía? t ¿Que hubiera sido de toda esa Rusia si la victoria se inclina del lado de Nicolés II? ¡Que hubiera sido! . . . . El | Czar triunfante, sus Generales l vencedores, las tropas volviendo I á la patria para im poner el despo-| tismo á balazos y la servidumbre á crujidos de látigo; los que durante la guerra maldijeron de ella i por inicua y de sus iniciadores por insensatos y crueles, sacarían de su ocio á los instrumentos de tortura; repoblarían los in f>ace de nieve, que la muerte, con ser tan ligera en vaciarlos, nunca deja vacíos; los pensadores *• tendrían que echar llave á sus cerebros; los trabajadores que poner mordazas á su hambre y puntales á su resignación; las esperanzas de libertades y progreso que detener su viaje á la realidad; Europa, inclinada ante los vencedores, que sufrir sin protesta el encastilla-miento de la barbarie en plena civilización. Todo enmudecería ante la voluntad del autócrata y la dinamita sería la única voz redentora que se alzase en eí imperio ruso. Ahora, no. La derrota de la Rusia oficial es el triunfo de la Rusia humana. Los uniformes Inutilidad de las quejas. Las Autoridades de Minas Nuevas [Villa Escobedo] Chih, se conducen como salvajes, y realmente están en su papel. La civilización huyó de nuestra Patria para dejar su asiento á la barbarie, desde que sobre los escombros de la República se levanto el enrojecido despotismo de Porfirio Díaz. El Presidente Municipal Ignacio Sandoval, aparte de ser despótico y arbitrario, tiene la mala costumbre de quedarse con las multas que impone. Esto ha motivado que los vecinos hayan elevado frecuentes quejas al Gobernador, justificándolas con certificados del Tesorero . Municipal que hacia constar que no ingresaron á la Tesorería varias multas de $10.00 y $5.00 que el Presidente había impuesto á multitud de individuos. El Gobernador no ha hecho caso. Sabido es que la mala conducta de un funcionario es hoy motivo de aprecio para sus superiores. El Comandante de Policía Silvano Bañuelos, favorito del Presidente, es la personificación de la brutalidad, de la maldad, del crimen. El y su hermano José Ma Bañuelos, cabo de la policía, son el terror de la población, pues, seguros de la impunidad, se dedican á ejercer el vandalismo más descarado. Cometen toda clase de atropellos, noerespe-tan ni los hogares, ni el pudor femenino; p<»r la noche asaltan á los ciudadanos, despojándolos de lo que lleven, armas o dinero; al que resiste lo llevan á la cárcel á cintarazos. Siempre que conducen presos, les echan encima el caballo para obligarlos á andar aprisa. En la cárcel, por gusto, dan tormento á los detenidos. Hace poco tuvo lugar un hecho que horrorizó á la población. Estaban algunos presos haciendo la limpieza de una calle, cuando ua viejecito intentó pasar por ella Uno de los gendarmes que custodiaban á los presos pretendió gol-i pear al anciano, lo que fue impedido por algunas personas que (estaban presentes y á las cuales [el impulsivo policía trataba con. insolencia. A tiempo que estol pasaba, llegó el Comandante Ba-i Suelos que, enterado de los hechos, lejos de corregir á su su-| balterno, dijo á Jos que habían defendido al anciano de la bru a-lidad del gendarme, que no tenían que meterse con la policía. Uno de los presentes, el Sr. Jesús Vara, preguntó á Bañuelos que si asi era como se debía tratar á los ciudadanos, y entonces el furioso polizonte, por toda res puesta, se desató en injurias contra todos los que estaban en su presencia. No quedó satisfecho Bañuelos con sus tabernarios desahogos, y se propuso vengarse del Sr. Vara, ejercitando en él su característica ferocidad. de los sucesos referidos estaba á ¡versando tranquilamente con el Sr. Ignacio Oviedo, cuando nesgaron los hermanos pañuelos y, ¡sin darle tiempo ni para defen-jderse, lo asaltaron, golpeándolo brutalmente. No quedó al Sr j Vara más recurso que buscar te-• fugio en su casa, y asi lo hizo, pe-! ro los bandidos lo- persiguieron i hasta su hogar, penetrando en él jy golpeándolo nuevamente. Una ¡señora de la casa; que trataba de (detener á los energúmenos, re-Isultó herida, y el Sr. Vara, después de haber sido agredido en su propia casa, fué conducido ál la cárcel é incomunicado riguro-l sámente. Los hermanos Bañuelo^ pasean su impunidad y su desvergüenza ante la indignación de loa habitantes de Villa Escobedo y las demás autoridades se burlan de esa justa indignación protegiendo abiertamente á los culpables. Será inútil elevar nuevas quejas ante el Gobernador. Mientras los ciudadanos no ejerciten sus derechos y se libren ellos mismos de sus tiranos, su situación será miserable, por más que rueguen y se arrodillen ante los déspotas. BUSQUESE El proximo numero de “ generación.” LA INTERVENCION cargará un veinte por ciento sobre los precio* arriba expresados. Para todo asunto dirijirse al Director ReiponRabilidade* del Ge- En The San Antonio Gazette, uno de los periódicos más importantes del Sur de los Estados Unidos, aparece un artículo alar-man te, relacionado con la difícil situación por la que atraviesa nuestro fronterizo Estado de Sonora. El artículo que traducimos dice así: “Informes llegados de la Ciudad de México, procedentes de las re g iones ocupadas por los indios ya-2uis, dan nueves detalles relativos las terribles condiciones en que I se encuentra esa parte de la República. v “Los indios yaquis han empren- 1 dido una campaña de exterminio ' en contra de los mineros mexicanos ¡ y residentes, y lo que es más, los americanos no están exentos de los ataques de la desesperada banda de salvajes quq merodean en el Estado de Sonora. Antes los yaquis habían sido enemigos únicamente de los mexicanos, pero parece ser que como consecuencia de la desesperación que les causa el Gobierno Federal, ya no distinguen y tratan por iguál á mexicanos y americanos. El nú- se final del articulo que nos ocupa, I cuando se anuncia que Sonora aceitaría hasta la interuencióti délos Estados Unidos!! ¿Será posible que por el enrique-। cimiento de individuos como Co-rraL Torres é Izábal, - este coloso I del Norte, que no conoce pudores I diplomáticos, vaya á invadir esa I rica porción de nuestra tan desven-I turada Patria so pretexto de intervenir en una lucha de la que resul-ta responsable Porfirio Díaz, y la que no pueden dominar soldadi-llos pictóricos de pretensiones y vanidades, ávidos de riquezas y I paupérrimos de aptitudes? Cese ya esa lucha cruel é inhumana; déjense á los pocos infelices yaquis que no. han sido asesinados ó arrancados de su terruño el goce y disfrute de sus tierras, y se verá que nuevamente troca» sus justas represalias en conducta pacífica y tranquila. de Dehesa UNA SATRAPIA ODIOSA. mero de americanos matados por I u_Te°íÍorj D®^csa> el tartufo Golos yaquis, durante los dos último* bernador de Veracruz, ha soñado meses, no puede precisarse, pero I «i° Ue*ar á ocup" se cree que no sea menor de cin- 6 ^misterio de Hacienda. Su eter-cuenta, entre mineros y gambusi- nO dcseo b* a,do substituir á Linos 1 8 mantour. Sus asalariados folicula- ‘ 'El número de residentes mexica- n°S í?? rePetido hasta ¡a saciedad nos, contando con mnjeres y niños, qUC . un. grao hacendista, es muchísimo mayor. En muchos notable financiero, único capaz casos multitud de familias, en el in- . e aucc