I J 1 . • V. .• • ■ • • 1 - ' ■ • ■", ■" ••4 .. ,. • . ■ ' "■ ' ■ la Junta Organizadora del Partida Liberal Mexicano A la Nación. Mexicanos: En nombre de la Patria oprimida, que reclama para su redención el esfuerzo de sus buenos hijos, venimos á llamar á vuestros corazones de patriotas, con el ansia de despertar en ellos a-quellas hermosas y legendarias virtudes ciudadanas que en tiempos mejores os animaron para conquistar las libertades que habéis perdido y las glorias que habéis dejado empañar. No pueden haber muerto en vuestro corazón los sentimientos patrióticos que en otro tiempo lo inflamaron. Vosotros los que tantas veces habéis hecho morder el polvo á los tiranos, los que habéis hecho flamear el estandarte de la libertad sobre las ruinas de tronos y Dictaduras, no permaneceréis indiferentes ante las actuales desventuras de la Patria ni será para vosotros esclavitud irredimible la opresión con que hoy os agobia el más infame y o-dioso de los déspotas. Vosotros reaccionaréis. El so por que os envolvió después de vuestras épicas fatigas, dejándoos á merced de los tiranos, ». la gloria celestial, hacen á lo* hombrea y á loa pueblos impotentes para buscar la felicidad en la tierra y para sacudirse los yugos que loa audacea quieran imponerles. Se es cobarde ante la opresión, con el pretexto de acatar la voluntad de Dios. Se tiene abyecta resignación ante el crimen, porque se considera inútil,—aaí lo dice el fraile,—oponerse á lo que Dios ha dispuesto, Y es la religión, religión de cobardías "y abyecciones, religión de eunucos, la que arroja á los pueblos, después de robarlos, á morir bajo el látigo y el grillete de loa opresores. Es pues, natural, que la Dictadura haya tendido la mano al clericalismo humillado por loa Gobiernos democráticos, y que el clericalismo contribuya al sostenimiento de la Dictadura. El pueblo ea la víctima que ambos explotan por igual, ea la presa que ambos devoran en complicidad infame, en espantosa armonía, ayudándose á conservarla, poniendo cada quien aus medios para que no se lea escape de la. farras. La Dictadura pone su uerza., exhibe sus bayonetas, sua cárceles, aua esbirros; el clero pone su labor tenebrosa, siembra ignorancia, intoxica abyección y en nombre de Dios y del Infierno, demanda retigua-ción porcina ante todas las mise-rias y ante todos loa dolores. Porfirio Díax es incensado por los clericales. Para la prensa conservadora no ha habido mejor gobierno que Ja actual tiranía. Ni el pirata Maximiliano satisfizo tanto á los clericales como el Dictador de ahora, lo que, en esencia, el Hapsbur^o era mas liberal que la República de Díaz. Los Conservadores tienen razón en alabar al tirano. Hate les ha devuelto aus prerrogativas y lea ha permitido recuperar las riquezas oue perdieron, dejándolos violar á su antojólas Leyes de Reforma. El país está Inundado de frailea, loa conventos vuelven á levantarse; los curas vuelven á aer Influyentes é inviolables y hacen alar -de de escandalosa corrupción, sin recibir el castigo que merecen. Son los protegidos del Gobierno, de un Gobierno que por hacer traición á la República, llegóá tomar bajo su amparo al mismo Leonardo Márquez, el execrado asesino de la reacción. Los más conspicuos clericales están en Jos puestos públicos; los traidores, repudiados perlas Administracio^ nes honradas, han sido recibidos por Díaz con los brazos abiertos, y toman parte en la orgía tuxtepe-cana. La Dictadura es clerical, y no podía menos que serlo, puesto que frailes y opresores siempre se dan la mano para arruinar á los pueblos. más pacífico, contra Lerdo. El pretorianismo sublevado tuvo un caudillo digno de aquel crimen: no podía ser ni el más honrado, ni el mas glorioso, ni el más patriota; fué simplemente el más ambicioso, el más audaz, el más vil: fué Porfirio Díaz, que después de haber amargado los últimos días de Juárez, pagó el generoso perdón de Lerdo con la más criminal de las rebeliones. Con el acero tinto en sangre hermana, llegó á la Presidencia de la República ese Caudillo de la infamia, y al empuñar las riendas del Gobierno—objeto único de sus ambiciones —arrojó descaradamente lejos de sí la bandera con que se había levantado y en la cual, para engañar á los incautos, había hecho grabar estas frases que resultaron un amargo sarcasmo: “Abolición del Timbre, Sufragio Libre, No-Reelección.” Con esos principios y tales antecedentes se formaron los cimientos de una Dictadura que lleva ya cerca de seis lustros de pesar sobre nosotros. Desde sus comienzos está manchado el que llamamos Gobierno tuxtepecano. La actual tiranía no es, como lo cree la superficialidad, una degeneración de ideales puros; Porfirio Díaz no tiene ni el triste mérito de hat>er sido alguna vez honrado y patriota y de haber degenerado por las circunstancias y los tiempos. Fué siempre un ambicioso, con ambición desmesurada que para entronizarse aceptaba todos los medios, hasta los infames. Infame fué ensangrentar el suelo patrio para substituir en él 1< República por la Dictadura, infame fué levantar r___ ___________ un motín canallesco al amparo de aparece en un país como el nues-la tolerancia extremada de un tro, en que las leyes tienen per-GcX>e*nante que merecía tanto fectamcnte señalada la esfera de n speto como el que tuvo con los cada funcionario público. ¡Sería óerechos de su pueblo. ¡ preferible destruir por completo Con Juárez y Lerdo la Nación nuestro hermoso Código Funda-progresaba, pero en 1876, Porfi- menta], á conservar ese monu-rio Díaz, con esa mano férrea de mentó de la grandeza de otros que hablan propios y extraños, tiempo*, sólo para burlarlo y es la obligó á detenerse primero, y carnecerlo! *«*#■*, M