LA PENUMBRA ___ ___________ su lenguaje castizo y natural; Act ia es enlodo | sor¡u endente y ?nagníiico. A1 sentimiento de Río-ja anadia lalilosofía de Pope, tí. la inspiración guerra de T¡rtoo el acento elegiaco de Propercio, Quiza por esto en la patria de Cervantes se ha dicho de Manuel al juzgarlo y compararlo con los contemporáneos mexicanos, qve es el mas profundo y original de todos! A <> al monos, no conozco nada nías sublime que Pero Acuna, por! ve una mancha, la sociedad un antro, el teólogo un i-1 crimen y el ignorante un miembro podrido que es r: Acuna ve una perla que al caer C al hombro que supo dejar en su tránsito por nues-■<*0 globo una estela de luz indiiiviente. |||r. Acuña apareció en la escena del mundo icpre-Wsentando un papel importante y siendo la admira-^ciou de los que ¡cían “sus inspirados cantos/'* cuan-Mo apenas tenia veintidós años; jóven todavía años licites dejó su ciudad natal y ávido de gloria, lle-^rando en su ceicbro*un mundo de ideas y descono-^&ído por completo, llegó á México, á ese sueño do- ='>"i|»s¡uon j la Uamcra, allí donde el lldeofo g|mas une se diga no era para esa carrera: es iinpo _______ , ,su. ig: sibíe sei angel y a la vez ser hombre: elevándose á¡ preciso amputar: * ____ _ |#las regiones etéreas, contemplando á la naturaleza;de la diadema fue tí sepultarse enun abismo: la ve gen el maximun de su belleza, habia de serle triste i y le causa la'stima y quiere sacarla del cieno v se ilescender al cieno de la tierra y permanecer junto ¡ detiene. . . .porque para sacarla y colocarla en la g;al ¡echo de un moribundo horas enteras, por mas । diadema como estaba, es precisó que la sociedad tiCa (li",r!0 I,c }in poe'a que es no sea estúpida, ni oxigente, ni egoísta; que com-> prenda que por su causa hay esa mancha, ese ántre, e>e crimen, ese miembro |>odrido;y entonces, el escéptico poeta, viendo que no hay justicia en la tierra, lanza un grito, arroja el guante del desprecio á la sociedad y dirigiéndose á esa infeliz mujer que la desgracia arrojó al cieno, la alienta, le da la mano en su infortunio, la enjuga las lágrimas y la promete la redención en nombre de ese Dios que á Magdalena dijera hace diez y nueve siglos: "‘Levante mujer yo te perdono.” Acuña sobresalió también en el género dramá-t ico; no i ya necesario como en el siglo de oro de la li-teratu'-; Española escribir mucho para alcanzar una reputación inmensa: basta un verso para asombrar al mundo, un drama para alcanzar la palma de la gloria: A *uiia escribió “El Pasado” y en él como en la composición á la Ramera se propuso vindicar á la mujer que á los ojos de la sociedad ha delinquido. Pero ya que hablo de este drama, citaré un hecho que habla muy alto en favor del poeta cuya muerte lloramos; *el ano de 1875 se anunció en el Saltillo la representación de su obra maestra v contra lo que era de esperar, la sociedad; sal-ti líense no concurrió en masa á su representación; esto no necesita comentarios: si el Estado de Coahuila tributara homenaje á sn hijo predilecto, la gloria de Acuña no pasaría de ser pequeña; la indiferencia que entonces mostró aquélla sociedad aumentó hasta lo infinito la fama del vate coahni-lense. ", Porque Acuña está muy por encima de la crítica y de la envidia; hace apenas seis años que murió y ya su nombre os respetado no solo en México, sino también en las naciones de Europa y las latinas de la América Centra! y Meridional.* Yo por mi se decir que á Acuña aun no se le comprende; la sociedad en que vivimos nb puede p¿. comprender sus ideas; muy orguilosa para ^lusoh> al mismo tiempo. Sin embargo, no le ne-Kgare a Acuna sus dotes para ser digno lujo de H¡-|pdcrates; pero es incuestionable que estaba dotado gmás para ser el hijo mimado de Apolo y de lt,s Mu-i sas; y la prueba es que allí, junto ú un caduve en recinto que inspira pavor por yo no sé que sen-Oimiento psicológico, donde mas en relieve se pone miseria y nuestro orgullo, donde el coré-pro parado en sus funciones cesa de ejercerlas y la ^Vida se acaba y la materia antes activa vuelve a gotro de sus caracteres, allí, digo, donde la gente Bimorata se acobarda y llora, Acuña, com) Plinio medio de las erupciones del Vesubio, cogía en ||higar del escalpelo la lira de Píndaro y encerraba ||en magnilicos tercetos las ¡deas con que se enorgu-। llece nuestro siglo y dejaba atónitos tí los queden Ijíreseneia de la muerte tiemblan y los ignorantes y pos sabios al escuchar sus cánticos divinos batían | las palmas de alegría. Acuña era el hombre que se necesitaba: ei que !nta falta hacía ó las »aellas letras: fastidiada la eiedad de escuchar endechas amorosas, sonetos sípidos y odas sin sentimiento, sin fondo, sin poe-i; cansada ya de ver llor ir dios vates inspirante hasta por el faldero de Gertrudis; esperaba, mo los judíos al Mesías de la Literatura, y Acu-i apareció, y su aparición causó un trastorno en hnundo de las ideas: en la poesía. Leed sus poesías y notareis desde la primera es- algo no conocido de ios clasicos, ni de los i^Kunánticos, ni de los modernos: un camino virgen |^|ue solo él ha cruzado y que después los que han Suerido imitarlo han caido en el ridículo, nuevos ||caros literarios que por acercarse al sol del inge-||iio en su atrevido vuelo, caen ¿í la .tierra con las Bis derretidas! IpSí se inspira ante un cadáver es nuevo c’enhTico. ^8^?un