-- ^4-- ------------—---------------r--------------——-y.--------. -.-tt--^ —-. — i •• .: . - ELilzHXON. ' ' 3 int. ncionado paquidermo que rodeándose de los elementos más sanos y vigorosos, emprendiera una campaña formidable y tenaz hasta sobre ponerse á todas las las ambiciones malsanas, á todos los egoísmos brutales á y todas las rebeldías Infames. Ocioso nos parece decir que al benemérito paquidermo, á raíz do tan señalado y magno triunfo, logró encumbrarse á la primera magistratura de su pueblo. Pues bien, una vez en el poder comenzó á desarrollar su basto y admirable programa político—administrativo, no sin sentir en numerosas ocasiones las más tremendas resistencias. Pero todas las maquinaciones, todas las intrigas y todos los intentos de revolución se estrellaron, se desvanecieron ó fracasaron ante la sagacidad, firmeza y energía de la augusta personalidad de tan raro mandatario. Y el país continuaba impertubable y tranquilo su marcha ma-gestuosa por el camino del verdadero engrandecimiento. Tal ocasión sucedió que en una de las más apartadas y fértiles provincias de la llorecientc nación (pie historiamos, cierto número de tecolotes, gavilanes, águilas, guajolotes y demás ave-chuchos, instigados por una puntera de formidables instintos, se levantaron, amenazantes y soberbios, contra el benébolo y progresista gobierno local que tenían, á propósito de la renovación de funcionarios. Pues bien, aquellos animales oposicionistas comenzaron por declarar públicamente (pie estaban decididos' á derrocar el gobierno (pie tenían, aunque á ello se opusiera el magnánimo elefante y aún cuando fuera preciso cm picar á toda la volatería y á todos los carnívoros, para que á fuerza de alazos, picotazos, rasguños y dentelladas acabaran con aquel gobierno cuya honradez y firmeza constituía el mayor obstáculo á las miras interesadas y ruines del obstruccionismo; y, añadían: que estaban ya canzados de soportar la humillante y despótica tiranía ek'laneiiil, y quo, nu obstante do (pie el paquidermo supremo tenía arriscado liasta media cabeza y los ojos cucbos, y que con el cuento do que anda en la política tiene enteleridos y ñiervosos ií lodos los galloncitos do la vecindd. Yo, la verdií, si no juera porque me estorba el túnico, manda-va d toilitos estos d la corricio-nal. Las cosas han cambiado mucho, comadre. Antes eran muy distintas: las gentes, mas güeñas; los muchachas, imís rescatadas; las mujeres casadas, menos copetonas y más mnncitns; los tiempos, más llovederos; las criadas, más abundantes y circuspetas y los hombres, no tan borrachínes y mal averiguados como en la atua-lidá. Ora basta con que haiga uno sido impUado en el palacio pa (pío quiera mandar más que elsan-to Cristo de la Capilla, y sinlro-meta en todas Lis condulas de los jaeces y de los presidentes y le escriba recaudos y mus recuados abiertos ul Gobernador, con l;pi poca desmocracia y casi nada do soliagio «pie es capaz de regol-verle leslpmago á un burro bucui-sano. Comadritn, no lo escribo más; ponpie ya es hora de poner el co mal; pero en la prósima (pie le derija le contaré cosas miijs hartas y sabrosas. Su comadre que la quiere cotí I’alma intern. Canulu Ctibez-i de Piedra. LA TROMPA PODEROSA. (PAKÁFItASls) Cuentan los empolvados y viejos cronicones (pie en pasados tiempor existía un país cuya población se compañía do varios grupos de animales de diversas clases y condiciones, los cuales, viviendo cu plena desorganización social y política, apenas si tenían sangre para derramarla en cruentas é interminubTes guerras früticidas. Pero quizo Dios al fin (pie de aquel caos hilumo y candente surgiese un robusto, sagaz y bien el cuero muy duro, sin embargo, lo más temible de su organismo, "la trompa.” ya no era ahora más que uu apéndice, débil, ridiculo é inofensivo. Todo les toleró ó aparentó tolerarles el sagaz y noble elefante; pero cuando los oposicionistas se hallaban en vísperasjdcarmar una pelotera, el supremo y enérgico mandatario hizo comparecer ante sí la pantera do instintos formidables. —Venga Ud. acá. le dijo el elefante, en cuanto le vió llegar. —Aquí me tiene üd. excelentísimo señor. —.Hace algún tiempo que viene Ud. haciéndole la oposición ul Gobierno de....... —Pero......... —Silencio! Se le ha tolerado á Ud., primero, por respeto á la la ley, y segundo, por verdadera magnanimidad. Pero ha de saber quo todo gobierno tiene una trompa poderosa, la cual sirve para mantener la paz y la honorabilidad del país; y como Ud. y todos sus paniaguados pretenden alterar la tranquilidad pública, dando al trasto con la paz, el crédito y la dignidad nacional, voy á darles una leccioucila saludable y que no so les olvidará en luengos años. Y diciendo y haciendo, contrajo el apéndice, lo enrrollóal cuello de la temible pantera y, balanceándola un instante, la arrojó contra un muro á una velocidad de quinientos metros por segundo. Y agrega la leyenda que solo así hubo de convencerse y desistir el grupo de obstruccionistas. A. Vjvldiís Flores. Diálogo Callejero. —.¿A donde vas hombre do Dios que te vayan á ver? -‘-Porqué me lo preguntas? -^Porque con la aparición de "El Coahuilense”, nos hemos bochado la enemistad de todos los compañeros, —Bien y qué.- nosotros, como tú lo sabes uo nos hornos metido en nada de eso.