Lección VI. HERALDOS DEL REY Mayo 8 de 1932. BOSQUEJO DE LA LECCION ISAAC CONTABA CUARENTA años cuando se casó con Raquel y a la edad de sesenta le nacieron dos hijos gemelos. Estos se hicieron notables. Uno. por el poco aprecio que tuvo de los bienes que le venían de su padre. El otro, por su avaricia, y especialmente porque fué padre de muchas gentes que formaron el pueblo de Dios. 1. Los dos hermanos. Poco se parecían los dos hermanos. El primero, Esaú, tenía un exterior tosco, y así eran también sus costumbres: el segundo, Jacob, se hacía notar por la dulzura de su genio y apariencia. Esaú era ca- zador hábil y amigo del campo; pero Jacob, más fiel a la manera de vivir de sus padres, prefería guardar los rebaños y habitar en tiendas. Con todo, Isaac amaba más a Esaú, porque su manjar favorito era el venado. Rebeca, por el contrario, tenía mayor efecto a Jacob. 2. Apetito y tentación. Un día que Jacob preparaba un potaje de lentejas, llegó Esaú rendido de cansancio y con mucha hambre. Esaú vió las lentejas y sintió gran deseo de comerlas y la tentación de comprarlas al precio que fuera. Las lentejas eran de color algo rojizo y se dice que Esaú tenía el pelo rojizo y por eso se le llamó Edom, que significa rojo. Así que, según parece, el color de su pelo y el color del platillo que lo tentó le granjearon su nombre: Edom. 3. La primogeniture. Cuando Esaú pidió a su hermano Jacob del potaje o comida que éste tenía preparado, Jacob aprovechó la oportunidad para venderle a su hambriento hermano unas cuantas lentejas por la primogenitura. Esta significaba en aquellos tiempos mucho. Envolvía los derechos que el mayor de la familia tenía. Esaú era el mayor y le correspondía el doble en la herencia de su padre; la dirección de la familia. Y en el caso de Esaú consistían estos derechos en algo muy grande, pues la primogenitura, era un derecho a la herencia de todas las bendiciones del pacto, que Dios había hecho con el patriarca Abraham. De modo que Esaú estaba despreciando una herencia preciosa y sólo por un plato de lentejas. 4. Desprecio y mercadería. No se detuvo Esaú en malbaratar aquella herencia de tan grande valor. Cuando Japob se la pidió, él estuvo dispuesto a dársela luego.