El Mknsajkro Bautista 3 §8= .1=EEW ....---ag $( NUESTRA FE J? frw' ----»■ ....... ^=3* Afirma el apóstol Pablo que la fe del cristiano es PRECIOSA. En efecto todos los mortales tienen fe pero nadie tiene una fe tan preciosa, y tan sublime como la fe del cristiano. El budista, tiene su fe puesta en Buda; el mahometano, en Mahoma; el pagano, en sus ídolos; el católico-romano, en el Papa y en sus imágenes; y esto hace que su fe, no sólo deje de ser preciosa, sino que sea burda y denigrante. Pero nuestra fe ESTA PUESTA EN CRISTO UNICAMENTE, y esto la hace SUBLIME y GLORIOSA. Es sublime y gloriosa porque aquel en quien creemos es Santo, es Justo y es Bueno. Es el eterno, el Omnipotente, el Creador de los cielos y de la tierra, el glorioso y divino Hijo de Dios. Por eso es preciosa nuestra fe, porque la tenemos puesta no en ídolos burdos, ni en seres inpcrícctos, sino en el Rey de reyes y en el Señor de los señores. La fe puesta en los hombres y en los ídolos degrada, esclaviza la razón y corrompe la conciencia. Esta fe no puede-ser preciosa. La fe puesta en Cristo eleva, dignifica y regenera, santifica y enoblece. Sí. nuestra fe nos ha traído de las tinieblas a la luz divina, nos ha constituido en hijos de Dios y herederos de sus riquezas eternas, nos ha transformado en hombres nuevos, ha cambiado nuestro corazón, ha quitado de sobre nuestra cabeza la sen tencia de condenación por nuestros pecados y ha escrito nuestro nombre en el libro de la vida del Cordero. Por eso el apóstol la llama preciosa, por esto es sublime, por lo que ha hecho por nosotros. “Fe es la demostración de las cosas que no se ven". Por la fe que hemos puesto en aquel que es el resplandor de la gloria del Padre y la imagen expresa de su sustancia, hemos visto, de antemano, nuestra futura mansión celestial, hemos gozado y estamos gozando con anticipación, de las delicias y dulzuras de nuestro hogar eterno. Se ha adelgazado el velo del futuro y podemos contemplar, aunque sea débilmente, la morada de Dios con los hombres, presentimos ya la transformación de nuestros cuerpos mortales y nos parece que estamos en medio de aquella multitud de redimidos y salvos por la Sangre del Cordero, al derredor del trono, cantando: “Digno eres de recibir gloria y honra, y poderío porque tu fuiste inmolado, y nos has redimido para Dios con tu sangre, de todo linaje, y lengua y nación". ¡Bendita fe! Tú nos has servido de estímulo en la vida cristiana, has sido nuestro faro en la noche tenebrosa de la vida, has sido la mano que nos ha sostenido en nuestro puesto, eres el lente por medio del cual hemos podido ver