PAGINA DEL MINISTERIO EL DEUNCVENTE SE FORMA EH El HOGAR Por J. Edgar Hoover Descorazona advertir que en muchos países, entre ellos ¡os Estados Unidos, el problema del delito es un problema relacionado en su mayor parte con la juventud. En ei?cto, el grupo más numeroso de delincuentes lo componen individuos que no llegan a los 21 años. Para adelantar en el esfuerzo tendiente a prevenir el delito es preciso evitar en el niño costumbres que lo encaminan al delito. Pero para esto se necesita un esfuerzo incesante, no sólo de parte de la policía, sino también de todos los elementos sanos de la sociedad. El delincuente se hace, no nace. Y es considerable en extremo el número de individuos que desde edad muy temprana aprenden a sentir desprecio por la ley y por el orden. Ante las noticias que la prensa publica acerca de delitos cometidos por jóvenes no puede uno menos que preguntarse: ¿En qué consiste el fracaso de la sociedad en su tarea orientadora de la juventud? ¿De quién es la culpa? ¿Por qué ha de anularse una vida juvenil en una penitenciaría en lugar de que la sociedad la aproveche? El contacto diario que durante los últimos 15 años he tenido con muchos problemas de esta naturaleza probablemente me capacita para contestar las preguntas que anteceden. El delincuente se forma en el hogar. También en el hogar se forma el ciudadano honorable y respetuoso de la ley. La conducta buena p mala del individuo tiene su punto de partida en la mesa hogareña, en la sala en que la familia se. reune y convive, en las distracciones que el hogar ofrece—en cualquiera de los sitios en que padres e hijos están juntos y hay ocasión para que influyan los unos sobre los otros. Constituyen la excepción los padres que de modo consciente infunden ideas criminales a sus hijos. El niño generalmente recoge tendencias y costumbres delictuosas fuera del hogar, tal vez en la calle—como consecuencia de la falta de enseñanza adecuada en su casa. No obstante, el niño se lanza a la calle, se lanza fuera del hogar, y su mente se abre a las ideas delictuosas comúnmente por una sola razón: porque en alguna forma, por indiferencia, por ignorancia, por desidia o por estupidez, sus padres no cumplen con las responsabilidades que como tales tienen. Así sea deplorable, hay que reconocer que abundan demasiado los fracasos del hogar en el aspecto indicado. Son numerosos los padres incapaces de infundir en sus hijos esos principios sólidos que sirven de base a una buena conducta. Y si el hogar fracasa como fuerza oriqptadora ¿qué es lo que la sociedad puede hacer ante el problema? No hay elemento alguno capaz de remplazar un buen hogar. Nada en el mundo puede sustituirlo de un modo completo. Sin embargo, la sociedad se ve precisada a echar mano de otros medios educativos que a veces resultan muy útiles. Y en estos tiempos, tan llenos de trastornos, de inquietudes y de dificultades; en esta época en que los cimientos de la conducta humana apenas si pueden consolidarse Página 4 y en que las normas de esa misma conducta difícilmente pueden cristalizar en costumbres consagradas por el tiempo, es indispensable que recunamos a estos otros elementos educativos, que los perfeccionemos y que nos valgamos de ellos con más asiduidad y con mayor intensidad que nunca. Por regla general ningún muchacho aspira a abrazar la carrera del delito. Por su voluntad seguirían todos la senda del bien. Pero los seres humanos, como los árboles, se inclinan según ha soplado el viento en su edad temprana. Si se les brinda oportunidad de defenderse, la mayoría de los muchachos tomarán el camino recto y serán hombres de bien. En mi concepto, no deberíamos escatimar esfuerzo para brindarles tal oportunidad. Y brindarla lo más efectiva que se pudiera al mayor número posible de muchachos . .. La lucha contra el crimen, es, ni más ni menos, una guerra. ¿Qué hay que hacer? En primer lugar, comprender a fondo el problema. Padres y dirigentes de la juventud deben conocer con seguridad lo que aleja, contraría e irrita al joven, así como los elementos que contribuyen a disciplinarlo, a ofrecerle inspiración benéfica. El niño y el joven, por natrual inclinación, buscan héroes a quienes rendir culto. Si el hogar no se los ofrece es seguro que los buscarán en otra parte. Si el que encuentren es un perverso, ese será el punto de partida de una carrera de delitos. La delincuencia se inicia en el hogar. Allí también se inicia una vida útil a la colectividad. Nada más efectivo puede hacerse para prevenir el delito que^ lograr que las personas mayores, especialmente los "'padres, comprendan la naturaleza del joven. Comprensión y una orientación eficaz que reconozca por base tal comprensión. De los hogares donde no se comprende al joven, o donde se le ve con indiferencia, arrojándolo así a los peligros de amistades problemáticas, es de donde la policía recoge después su dolorsa cosecha de secuestradores, ladrones, falsificadores y asesinos. La orientación ocupa el segundo lugar. Si alguna vez se llega a extirpar el delito de entre muchachos que principian a vivir, esto se deberá en gran parte a organizaciones como las de los exploradores, los clubs de muchachos y otras benéficas instituciones que ofrecen a un número creciente de jóvenes ambiente y orientación correctos. Hay que tener en cuenta también que la habilidad para ser útil a los muchachos no siempre es patrimonio de los que quieren serlo. Tal habilidad es casi intiutiva, y tiene raíces profundas en los conocimientos, en la humana simpatía y en un hábito prolongado de comprender a los demás. Con todo, puede adquirirse a base de comprensión, y ningún padre de familia debe fracasar jamás en este particular. Mas no pongamos en duda nuestra capacidad en este sentido en tanto que no la hayamos sometido honrada y seriamente a repetidas pruebas. Y cuando nos hayamos convencido de nuestra incapacidad, todavía podremos servir como animadores y como sostenedores de los esfuerzos de aquéllos que hayan resultado mejor dotados. Ningún empleo más elevado podrá darse al dinero que el de servir de puntal a actividades que preparan al joven para convertirse en ciudadanos respuetoso de la ley.______Extracto de "Revista Rotaría". TUESDAY, MAY 4 t2004