El Mensajero Bautista 3 La Confesión Auricular Entre los siete sacramentos que admite la Iglesia Romana, se encuentra el de la Penitencia. Según la teología de la misma Iglesia, este Sacramento requiere para su práctica: Primero, CONTRICION, es decir, dolor a causa del pecado cometido; Segundo, -CONFESION, esto es, manifestar al sacerdote los pecados cometidos y tercero, SATISFACCION, que consiste en hacer lo que el sacerdote ordene, ya sea rezar, dar limosnas, hacer penitencia, ayunar y pagar misas, como una prueba de sumisión temporal y eterna y como una satisfacción a la ley quebrantada. La Confesión Auricul arque es el segundo elemento de la Penitencia requiere, también, tres circunstancias para su validez: Primera, confesarse UNICAMENTE con un sacerdote; segundo, confesar MINUCIOSAMENTE los pecados y tercero confesarse UNA VEZ al año. Esta práctica, que ha causado y está causando infinidad de males, no es bíblica. En toda la palabra de J)ios no encontramos un solo texto que la prescriba, pi un ejemplo que la autorize. Jamás Cristo, practicó la Confesión Auricular, los apóstoles nunca confesaron, ni los primitivos cristianos tuvieron conocimiento de semejante práctica. La Penitencia es antibíblica y anticristiana. El Papa, en todos los siglos, ha pretendido dominar al mundo en lo material y en lo espiritual, más como para llevar a cabo sus propósitos, le estorbara la Libertad de Conciencia, estableció la Canfesión Auricular para conocer las incünacio- nes del alma, los raciocinios de la inteligencia, y estar capacitado para establecer su oneroso dominio espiritual. Esta práctica establecida con este fin. trajo como consecuencia la famosa “Santa Inquisición” por medio de la cual han sido ahogados, quemados, ahorcados, martirizados, y descuartizados, millares y millares de verdaderos cristianos, honrados padres y dignos ciudadanos, tan sólo porque con sus ideas se oponían a sus doctrinas y se insu-. bordinaban a sus prácticas. No hay otra práctica que corrompa tanto la conciencia del confesor y del confesado como la Confesión Auricular. El sacerdote se concidera igual a Dios y aun superior a El. Abbe Jean Gaume, renombrada autoridad católica dice: “Suponed que el Redentor, personal y visiblemente descendiera a su iglesia y se sentara en el confesonario para administrar el Sacramento de la Penitencia y al mismo tiempo un sacerdote se sentara en ot-o con el mismo fin. El Hijo de Dios diría: “Yo te absuelvo” y el sacerdote diría: “Yo te absuelvo” y el penitente se sentiría absuelto tanto con uno como con el otro. Así el sacerdote, poderoso como Dios, puede instantáneamente, librar, al pecador del infierno, hacerlo digno del paraíso, y de un esclavo del diablo hacer un hijo de Abraham y Dios mismo está obligado a sujetarse a las sentencias del sacerdote". Mayor blasfemia no podemos escuchar, y no puede haber una conciencia más corrompida que la del confesor que cree que es igual a