/íb . :.v; echarla de casa, ó venderla tómo esclavS-'yáün en algunas circunstancias le permite matarla. No pocas- veces; cuando lós hijós principian á ser mayores, se rebelan contra su madre, la insultan y aun llegan aponerle las manos, y entonces el padre se "está mirando con la mayor indiferencia y frialdad esos ultrajes tan insolentes. « En la mayor parte de las innumerables islas de la Oceania se ofrecen sacrificios humanos; en unas, como por ejemplo, en las islas dé Timor, á la muerte de un-rey, encierran vivos en su sepulcro muchos esclavos, para que vayan á servirle en el otro mundo; en otras, cuando un príncipe sube al trono, sacrifica una doncella adornada de flores á los cocodrillos de la ribera, de quienes dice ser hijo; en otras, como en la isla de Celebes, se inmola una doncella sobre el sepulcro del gefe un mes después de la pompa de sus ecsequiás; y en casi todas esas islas es uso constante;'qué ciertas familias deben el tributo de una víctima cada vez que la muerte arrebata algún individuo de la familia real. Un gefe de las islas de Salomon castiga Con la pena capital al súbdito atrevido que huella su sombra. Un gefe de las islas Sandwich, abuelo del que hoy reina, hacia morir sin piedad, á cualquiera que hubiese tenido la desgracia de verle de dia, aunque no hubiese sido mas'que por un instante y casualmente. Los pueblos embrutecidos de Botany-Bey entierran vivo en lá túmbá de • su madre el niño que ésta criaba todavía: muchas tribus de la Malasia venden frecuentemente sus hijos, y casi todos los isleños déla Polynesia, son antropófagos. En algunos de estos países el uso de comer carne humana se practica con circunstancias que le hacen mucho mas horroroso; así es que varias veces sé ven los Celebes y Javaneses alimentarse con el corazón de sus enemigos. Los salvages del archipiélago_Mendana, no solo se comen los prisioneros, sino que en tiempo de hambre llegan á devorar sus padres viejos, y aun sus propios hijos y mugeres; y los indígenas de la grande isla de Sumatra-no solamente comen carne humana por principio religioso, sino que devoran sus víctimas aun vivas. Al que es condenado á ser Comido, le atan primeramente á un árbol los brazos estendidos, después viene el gefe á la parte interesada si es un delincuente, se acerca, le corta las narices, luego las orejas, en seguida la carne de las palmas de ^las manos y plantas de los piés, pedazos que ellos tienen por los mas sabrosos. Acuden inmediatamente los asistentes, los cuales mutilan á porfia el desgraciado paciente, hasta que llegando á los órganos esenciales, le quitan finalmente la vida. No se esceptúan las mugeres de este cruel tratamiento. Hace poco que en las islas Adamans, y en muchas oirás islas circunvecinas, cuando un padre llegaba á ser muy viejo, sus hijos reunían todos los jóvenes que conocían, obligaban al anciano á trepar á lo alto de un palo largo, y teniéndole allí arriba, le agitaban con la mayor- violencia; si se sostenía firme, le conducían á su casa, y le dejaban vivir todavía un año; pero si el infeliz llegaba á caer, se echaban furiosamente sobré él, le mataban á palos, y después de muerto, se repartían entre sí sus miembros palpitantes.: Los mismos escesos se practican éntre las hór-, das salvages de las dos Americas; > : , He aquí un débil bosquejo de los desórdenes, crímenes y abominaciones de toda especié que sé cometen, en todosjlosjpaises privados del berieficio^degla fé.