28 de Diciembre, 1924. REVISTA CATOLICA 863 consideración la petición ya hecha por los ciu-dadanos de Las Vegas, y se juzgó que en esta y ciudad, más que en otra, con mucha utilidad de nuestra Santa Religión se establecería la Imprenta Católica (la única en todo el territorio y tierras limítrofes) con una Residencia de los Padres de la Compañía. El Cura Párroco de Las Vegas accedió a la idea de los demás: Su Sría. lllma. el, Obispo, consultado sobre el negocio, la favoreció con todo empeño”. Alúdese en el párrafo citado a la petición de tener Padres Jesuítas, hecha por el pueblo todo de Las Vegas, para mantener el extraordinario fruto conseguido en una misión dada por dos Pa-dres durante la cuaresma del mismo año 1874. A principios de junio, al pasar el Rdo. P. Gasparri por Las Vegas, accedió a las súplicas del pueblo y dió los primeros pasos para la ejecución del proyecto. El domingo 14 de junio se reunieron en junta pública los señores de Las Vegas, aprobaron unánimemente la idea, y abrieron una suscripción para cubrir los gastos de la fundación de la residencia. Todos los presentes se suscribieron incluso las señoras, y los que no pudieron asistir a la junta, se suscribieron en los días siguientes. Los Sres. Baca, de la plaza de Arriba, ofrecían su casa y rancho; el Sr. Romualdo Baca, una casa en Las Vegas, y otra allí mismo D. Manuel Romero de Sapelló; cuyos nombres queremos consignar aquí como prueba de nuestra gratitud. Al volver en agosto el Rdo. P. Gasparri, aceptó la casa de D. Manuel Romero; y el 31 del mismo mes llegó a Las Vegas el P. D’Aponte con un Hermano coadjutor para dar principio a la fundación de la nueva residencia. Aquí tuvo lugar la segunda instalación de la Imprenta Católica, que llegó de Albuquerque 'el 18 de septiembre. El 12 de octubre, fecha memorable para la América y para el pueblo hispano en general, se comenzó a trabajar en el nuevo local. A principios de noviembre quedaba definitivamente establecida la nueva residencia, figurando el Rdo. P. Gasparri como Superior de ella, y el P. Ferrari como Director de la Imprenta. FUNDACION DE LA REVISTA: R. P. GASPARRI. Desde esta fecha comenzó un período de mayor actividad para la Imprenta Católica. El mes siguiente se publicaba el programa de la futura Revista Católica, cuyo primer número apareció d 2 de enero de 1875. La aceptación que tuvo el programa publicado el 8 de diciembre de 1874, y la circulación de la Revista en sus primeros meses, lo hallamos indicado en estas notas, tomadas del Diario de la Casa: 1875.—2 de Enero: "Hoy se publica el primer número de la Revista Católica. Parece que el programa ha sido recibido con agrado; ya contamos cosa de 250 suscritores, y de día en día llegan o-tros nuevos. Los RR. PP. Coudert de Las Vegas, Fayet de S. Miguel y Guerin de Mora, y el Sr. José D. Sena de Santa Fe y otras personas, están muy empeñados en procurarnos suscritores”. Aquí tenemos ya los nombres de los primeros propagandistas de la Revista, cuyo número ha adqui- rido grandes proporciones recientemente. El 6 de marzo del mismo año se escribía: "Hasta ahora hemos imprimido 400 ejemplares cada número. 1 ero habiéndose aumentado el número de suscritores mas de lo que se esperaba desde el principio, estamos obligados a sacar más”. A mediados de jumo se contaban unos 700 suscritores; y al publicarse el numero 34 (22 de Agosto), el pri-niero impreso con la nueva prensa que se consiguió el mismo ano, llegaban a unos 800. Por estos Huormes y otros que pudiéramos añadir, se ve la i educida circulación de la Revista en sus principios; y a pesar de esto aún parecía mucho para aquellos tiempos en que tan difíciles eran laf co-mumcaciones. El Rdo. P. Marra, que, como él mismo escribía en enero de 1904, llegó a la Revista en 1876, nos cartaUde°1910a “FIde pr™er?s tiempos en cai ta de 1910. El primer domingo-di ce—de 16/5 apareció el primer número de la Revista Catoltca, semanario de 12 páginas en 4o. (ocho de tvxto y cuatro de cubierta). Tanto el Clero como el pueblo acogieron con los brazos abiertos el nuevo periódico, saludándolo como el principio de una nueva era de civilización cristiana. Pronto se vió que la primera prensa no era proporcionada para este fin, por ser demasiado pequeña para imprimir de una vez todo e? folio j aumentar el periódico a dieciséis páginas como se pensaba desde un principio. “El P Gasparri con su indomable actividad comenzó de nue a recoger fondos> por fin ser el primero que introdujo en Nuevo Mexico una prensa grande, que podía moverse a mano, a vapor o con fuerza eléctrica. Los primeros escritores de la Revista Católi-cci j ueron el mismo P. Gasparri y el P. Lorenzo Fede (napolitano). Pronto se agregaron otros Padres, entre otros el P. Rafael Túmmolo na-el°ptaA?fnn Pp J°-é aMnrra también napolitano, i P. Alfonso Rossi, de Cassano Irpino (Avelino) y otros______” n/a° s a entrar en detalles sobre el desarro- llo de la Rev^sta en sus cincuenta años. Es una de esas obras que, una vez comenzadas, siguen normalmente su curso, aunque azotadas de tiempo en tiempo, como nave que atraviesa peligrosos y desconocidos mares, por serias tormentas que la ponen en peligro de naufragar. Las dificultades que ha pasado la Revista han sido tales que humanamente hablando, debiera haber sucumbido: sin recursos propios ni apoyo material extranjero con personal escaso que había de suplirse de Italia con el doble trabajo de sacrificar sujetos que podrían ser muy útiles en su propio país, y de obligarles a aprender una lengua extraña hasta dominarla, con otros muchos sacrificios que solo los inte-resados son capaces de a-pi’eciRi’. El mismo día en que apareció el programa de la nueva publicación, se anunció la apertura de una escuela, que más tarde dió origen a la fundación de un Colegio (1877). A él se trasladaron la imprenta y oficinas de la Revista. Esto que a primera vista parecería ser ventajoso para la obra, había de convertirse con el tiempo en una sei.ia amenaza.. Aunque por razón del Colegio fuera más fácil la colaboración, sin embar-