Munich, la capital del Reino de Bavi-ra ce’ebra entusiastamente ante el Pahcio de los Reyes la victoria del gran Príncipe^Leopoldo. están todos de acuerdo. Como es natural, la señora Adams no lia insistido, y en Nueva York ha confesado modestamente el fracaso de sus gestiones pacifistas. Es inútil buscar fórmulas ni arreglos habilidosos. Los Gobiernos de las naciones beligerantes, desde las capitales de sus respectivos Estados, proclaman altivos (|ue la guerra debe continuar hasta el fin. Lord Kitchener, sobre todo, está convencido de la victoria de Inglaterra ¿Cómo-—? |Ah! ese sigue siendo su secreto-— El secreto a voces, claro---Porque toda el mundo ve que el triunfo de Inglaterra será el agotaciento lento, pero seguro, de Francia, Rusia y Alemania. Pero la señora Adams ha dicho una cosa trascendental-----De sus visitas a los diversos frentes de batalla ha sacado la impresión de que los soldados, en general, pelean contra su voluntad. Van al fuego erando sus jefes se lo ordenan: pero van sin entusiasmo. La señora Adams afirma que es preciso emborrachar antes a los que salen a combatir: que en las fHas francesas corre a torrentes la absinthe, que a los soldados alemanes los animan con no sé que rara mixtura alcohólica y que a los rusos los atracan de voika, algo así como petróleo sin refinar que produce una mezcla detonante-----Gracias a estos ingredientes se consigue que los soldados se acometan, lanzándose unos contra otos como demonios.... Y resulta de los atrevidos juicios de la señora Adams que "los que están sosteniendo valientemente la guerra los que, arrogantes, envían a morir a cientos de miles de hombres jóvenes y sanos y robustos, son unos cuantos vejestorios que viven ya con un pie en la sepultura. ¿Qué importa a los. estadistas de Petersburgo, Berlín, Londres, Roma y París que la juventud se sacrifique y perezca? Ellos no ven la vida ya como la ven Jos que salen arrancados de sus hoga....... res a los veinte años------¡ Ellos tra- tan de dejar su nombre a la posteridad! La señora Adams muy indignada y sin apelar a eufemismos oratorios, pide tina modificación radical en los usos y costumbres de las guerras modernas____ Dice que los que deben ir a combatir son precisamente los viejos, y asegura que entonces la guerra terminaría en plazo breve. La idea no puede negarse que es ..... nueva y femenina, sobre todo----------- Respira a femina por todos sus poros---- Recientemente, hallándome en Roma, escuche algo parecido de labios de una linda dama que, apa yada en el balcón (¡el hotel donde me hospedaba veía desfilar Jos re* pfimíentos do bersaglieri tpie salían con destino a la frontera_____ —¿No es una pena?—decíame— ¿No hiela la sangre dé espanto ver a toda esta juventuc^qnc va a morir porque se lo ordenan doce viejos ministros llenos de ambiciones, de achaques y de alifafes___,.? Vea usted cuántas energías, cuántos talen tos, cuántas esperanzas en flor van a quedar sepultadas en los campos de batalla.... t Yo la escuchaba en silencio____.Los regimientos atravesaban el Corso al compá de la marcha de los bersaglie ri. que obligaba a todos aquellos mozos a marchar rápidi>, conlpaso corto y nervioso.... gentil señora, viéndolos desfilar alegres aclamados por una miichediunbr^kbrutal, murmu rabái —i Addio, giovinezza! José J. CADENAS.