Niña Mercedes Pérez Elizondo, de Gral. Terán, N. L. actualmente en San Antonio, Tex. El Sombrero Ancho Por el Admirable Costumbrista Mexicano, ANGEL DE CAMPO Los sombreros mexicanos llamados “charros", están adquiriendo gran popularidad en Texas, especialmente los que tienen anchos galones y elevada copa. Las gentes —dicen— se aglomeran en las sombrererías norteamericanas para comprarlos a cualquier precio y sin regatear; su uso se extiende no sólo en la clase obrera, sino también en la acomodada. No hace muchos años vino a México Mr. Bryan con el objeto de recoger datos sobre el metal blanco, y se enamoró a tal grado de los “jaranos," que se llevó varios de los que pudieran llamarse “bimetalistas” por contener en la toquilla chapetones y demás; ambos, metales preciosos. Esos sombreros ocuparon la atención pública; en "magazines" y en revistas fué tópico aquel objeto de indumentaria, grande, extraño de forma, joyante, cintilante cuando el sol juega en la trama de los galones. Un cronista decía por aquel tiempo que ciertas gentes del cam po llevaban en la cabeza el sueldo de todo un año; que el sombrero ancho representaba en la República un importantísimo papel. Tan es cierto lo anterior, que para reducir a la nada a nuestros centenares de miles de mexicanos, basta con quitarles el chilapeño y substituírselos por boina, o gorra o boleado; ya son otra cosa, no son nadie. El sombrero ancho es símbolo; el sombrero ancho es histórico; el sombrero ancho es la más reconcentrada esencia del “mexicano,” el sombrero ancho es dón del cielo, un complemento indispensable de la cobija, del traje de manta y del cacle indestructible. El avío, la indumentaria, el guardarropa de centenares de mexicanos consiste en un sombrero muy grande y un bulto muy pequeño, compuesto de frazada o tilma., para los hombres, y de rebozo, enaguas de castor y un par de botines, para las damas, cuando las damas usan botines, sin medias; con eso pueden ir hasta Roma; con eso,