mm Deja quo i!cren las flautas por el doler de tu alma. Deja que diga la luna el amor de tu mirada Con hilos de luna blanca y con notas do la flauta, quiero engarzar un collar con las perlas ¿o tus lágrimas. Que se duerma el niño de las manos de azucena, que su madre con la luna y con las flautas lo vela. Que se duerma el niño. Si, madre, mejor que duerma. Que no dezpierte a la vida donde va a causarte penas. Para cantarte Están mejor las flautas. Los clarines ya pregonan el triunfo de ios guerreros. Un triunfo que está costando muchas lágrimas de madre por los hijos que se fueron y cue no tienen regreso El clarín a tus oídos, Madre, parece un insulto Cómo cantan los clarines las glorias de los guerreros si se quedaren las madres en el campo de batalla buscando a sus hijos muertos? Por eso están mejor las flautas. Los clarines lanzan viva?, pero las flautas se quejan y parecen que sollozan ........ parece que, a veces, rezan. Ellas sienten tus dolores y sintetizan tus penas. Elias parecen que dicen: Oh Madre Bendita seas -Oh Madre Benditas seas por los hijos que diste a la vida sin saber si eran buenos o malos. Con el mismo dolor pariste al noble que a! otro que su vida ha destrozado. El mismo amor pusiste tú en la leche que mamó e! que ha escalado los altares, que en la otra que dió vida al canalla que olvidó tus consejos maternales y que perdió su vida y su conciencia del mundo entre los sucios lodazales. Por ellos seas bendita. Por los hombres que triunfan en la vida y van de cara al sol. Por aquellos que purgan un delito, en lóbrega prisión. Por los que se debaten en las garras del vicio que aniquila, por el que se consume en un trabajo obscuro y sólo arranca migajas a la vida; y por el desterrado; y por el triste. Por el que cobardemente se suicida destruyendo la vida que le diste; Y por todo el dolor, dolor inmenso que te causa, cobarde, el fratricida; por los hijos ausentes que errabundos caminan por la vida; por los que te olvidaron, seas bendita. Madre por todos los que lloran, por los que se ríen y por los que cantan. Por los hijos, los hijos de tu vida. Seas Bendita Para llorar, están mejor las flautas. Y están mejor los rayos de luna que son como tu amor, blancos y frescos, para hacer el pañuelo de tus lágrimas y escribir en los pechos de los hombres: Por los siglos de los siglos, seas bendita. R i MOHfiBfi MADRE profr. RAUL RCA ARZATE Estallen mis orquestas interiores, como rayos del so! del medio oía,-como trinos de pájaros cantores, que son cadencia y paz de selva umbría. Que brote inspiración de cada poro de mi ser, convertido en armonía, para cantarte a ti en suave coro la más tierna canción ¡Oh madre mía! Que pueda arrancar del límpido celaje un átomo de azul, para formar ropaje a la ¡dea convertida en fantasía; Que pueda aprisionar noche tras día del viento susurrante la alegría, del zenzcntle que canta en el ramaje el trino convertido en melodía para formar con ellos sinfonía que engarzada en mágico cordaje eleve a tí mi voz, ¡Oh madre mía! Y quisiera ser mago, y en forma ilimitada robar"e inspiración a la cascada, al huracán, al mar, a la barranca, al ave pasajera, a la hondonada, al desierto, a la vega, a la argentada luz de atardecer, a Ja alborada, al perfume de flor que el viento arranca, ¡A la Natura toda! y en mágica embajada, darte mi ser y mi cariño, ¡Madrecita adorada! Tijuana, Baja Cfa., Marzo 27 de 1949 * 51... Si puedes estar firme cuando en tu derredor todo el mundo se ofusca y techa tu entereza; si cuando dudan todos, fías en tu valor y al mismo Tiempo sabes excusar su flaqueza,-si puedes esperar y a tu afán poner brida, o blanco de mentiras esgrimir lo verdad, o siendo odiado al odio no dejarle cabida y ni ensalzas tu juicio ni ostentas tu bondad; si sueñas pero e! sueño no se vuelve tu rey,-si piensas y el pensar no mengua tus ardores,-si el triunfo o el desastre no le imponen su ley y los tratas lo mismo, como a dos impostores: si puedes soportar que tu frase sincera sea trampa de necios en boca de malvados, o mirar hecha trizas tu dorada quimera ■y tornar a forjarla con útiles mellados,-si todas tus ganancias poniendo en un montón >las arriesgas osado en un golpe de azar, y las pierdes, y luego, con bravo corazón, sin -hablar de tus pérdidas vuelves a comenzar,-si puedes mantener en la ruda pelea •alerta el pensamiento y el músculo tirante para emplearlos cuando en ti todo flaquea menos la voluntad que te dice: -"Adelante"; si entre la turba das a la virtud abrino si,'marchando con reyes del orgublo has triunfado; si no pueden herirte ni amigo ni enemigo,-si eres bueno oon todos, pero no demasiado, si puedes llenar los preciosos minutos con sesenta segundos de combate bravio, tuya es la Tierra y todos sus codiciados frutos, y lo que es más importante: serás hombre hijo mió. DE RUDYARD KIPLING "El Abanderado" Por el Profr. JAIME HERRERA C. Tenía ye 16 años cuando mis padres-n e internaron en el Colegio Militar. En la escuela de mi pueblo, lunes a funis se rendían honores a la bandera, con la presence dei Señor Presidente Municipal y la banda de tn. ticos. Nuestra bandera está chica, sus colores ccr. ti sol del campo eran débiles, pero su águila fue L. ruada con hilaza de Tenancingo, y resaltaba cti/ a el ciclo de Xochimiíco, mi tierra natal. No sé que sentía en m. pecho cuando ante mi pasaba- la bandera, algo me hacía sentir ¿acia elle un gran respeto, como el cue siento ptr mi tata, o cl rué siento cuando mu habla mi Señor Profesor, Pero no .... este respeto es diU*inte, es cene si el corazón se montara en un potro, y echara a correr por medio llano. Recuerdo que una vez, pasó muy cerca de mí la escolta y la bandera me locó la cara -;cmo en una caricia. Esa noche soñé que una dama muy beiia, todita blanca venia de muy lejos y ir o decía si oído que yo era el indicado, el escogida para nc sé que, y luego me besó donde mismito me había rozado le bandera- Aquí en el Colegio es distinto iodo. Nuestras camas alineadas, los patios limpios, el comedor muy amplio y los salones de clases con grandes ventanas desde donde vemos el bosque y la*, quejas de enamorados y el lago con sus c:snes y natos. Una alta torre que se levanta sobre los sanees y álamos, me llamó siempre la atención. Si pudiera llenar arriba, creo que veré mi pueblo y r.-i casa hasta mi tatito con la yunta, pensaba, Pt.ro supe después que la llave de la torre la ten a el abanderado. En nuestro Colegio Militar era reglamentario el uniforme, un uniforme azul marrón t-mo muzgc, una charretera con botonadura platera y galones azul ciclo, que colgaban de nuestros hombros. Una cuartelera entre semana, y para les domingos y día; nacionales, el kepí orlado do :ro y armiño cue tanio me gustaba. Todos lucimos muy bien con el uniforme do gala, pero el Teniente Juan de la Barrera, el banderado del Colegio, lo lleva con más - -¡día. Su cara morena, sus ojos oscuros como la nr-rhe, sus manos fuertes, empuñan el asía con -¡tria, y con pasos acompasados y firmes, recorre el cuadro rué formamos en el palio los aivmnc-s y maestros, mozo1, y empleados. Por suerte me tocó estar en la compañía que comanda el Teniente Juan de la Barrera, y en .‘1 comedor y en el dormitorio, no pierdo la oportMiiriad de hablar con él. En nuestras pláticas me ha dicho, que la patria se ve amenazada por la intervención de tropas ele Estados Unidos. Hoy en la mañana me dijo que ya los invasores, estaban en la fundición de E¡ Molino de! -Rey, y que el Grai. Monterde, Director de nuestro colegio, había tenido una reunión con los oficíale-: se había acordado aprestarse a la defensa dei edi c o, desde ios lugares más seguros; pero como citimo recurso en caso de que el auxilio que se de Santa Ana, no fuera oportuno. Que usar amos las armas de la instrucción, y los cañones de salva que teníamos a la entrada poniente. Pasó ese día con relativa calma. Después de la comida me avisaron que tenía visita, y fui a «3 sala de armas donde se pedían las licenci; t> para salir al bosque. Me fue concedido el permiso, pero tenía que estar de regreso al toque de queda, a >as seis. . En la reia de escudos de armas, al pie uel Colegio, me esperaba mi tata con un morra! de cosas del rancho: quesos frescos, gordas oc elote y miel de avispa, y mi ropa limpia. Le pregunté por mi nana y por todos l»*5 amigos del pueblo, y luego con mucha vergüenza le dije: !#; -Tata, deme usted razón de Censúente, wta bien do salud? —Pos creo que sí, la vi ayer en la ordeña y me preguntó por tí y me dió una cosa para que te la trajera. ¿Pos que diantre cargan ustedes ik»?_ Ya me está dando h mala espina. —No se enoje tatita, es que la Consueiho, )a mera verdad es que me cuadra y pos . - . no quería decirle hasta el día de San Juan, pero ya que se ofreció.. No pude terminar la frase, porque el toque de queda se oyó desde d castillo en ese momento* (Pasa a la Página 6)