v^3¿'2;'ei4iAOS(i al eí-driile^ti;' iuteríuiuablea v nada..'hoix-iei tviieuo, se sobrepone y acalla > e>'tá desheredado, el mundo es-’ dice á los obreros, alia* en el grau repúlilk-p, el’áútór- de “Los Mise-’ ¡ teneis.un nuevo pueblo y v el mundo de laulea: el nuevo pue- vayo; v llegan á nosotros, resonantes, inag*stm>'a latumotu1 de nuestros -niñones y los g-itos de rosaspontieuilasBÍntestluas, como la vonea it les minores del Oceano en tempestad. “Teneis un pueblo y teneis un mundo; el puebb tú desierto;* dadlos el uno al otro, y los liareis felices’’ cerebro del otro continent*, en Francia, el gif rabies,” y yo os digo, á vosotros obreros de la. cieiicm: teneis un mundo nuevo; el pueblo mexica 10 ----- , . .. b’o es supersticioso, fanático cor-o sus e; mqnistadorés,.ignorante como los pueblos de su raza; el mundo nuevo, es hermoso, rico, g’-ande "como, el nuevo mundo, inmenso como el cielo, intinito C' nuo el tiempo, como Iti creación, sublime. Nuestro pueblo v nuestro mundo, estmi inculto", son el.problema lie |a Jmnianidad, y .splO, tie^Anuna sulu ion: el traba’o: el trabajo del cuerpo y del espíritu^ la inteligénciá v la materia. Y en Américr, que no brillan coronas, como alguien há dicho, porque las derrite el sol déla libertad, y en América, que las" conciencias no gimen moo el vu"ode la intolerancia., ni se empuña el cetro de. los,monarcas, nií¡é consiente el Ldigo de las tiranías, porque la diosa democracia rige sus destinos, y .oh , México, que no hay súbditos ni esclavos, que todos los hombres son ciudadanos, sou inútiles y son libros, también unirenios nuestro .pueblo-•y"...nüéstrp.. mtinclo, que también tenemos fé y la fé es el porvenir; y el porvenir:es;^este,^yp^^ .Asombrad al mirado ''on grades siícesos que «o sean guérris, dice, a jos ^oldaclpa del trabajo, el genio del siglo, y yo os digo, ú vosotros soldados de la inteligencia: sed revolucionarios, haced la guerra; pero no esa guerra de sangre y destrucción de muerte y exterminio, que deshonra y envilece; nó, sinola güerra santa del traba] O; el Trabajo intelectual y el trabajo artístico. Y luchad, lucliad gin tvegu^ jpéro pp em-^ puñando la bayoneta y el fusil, que esas son las armúS del salvajisrno y la_ba.r^)a-. rie* qué sean vuestras armas la Constitución y el silabario, ios libros y la idea, la pluma y la palabra, el sentimiento y la elocuencia, el derecho^.y la ley, la razon y la justicia y la luz y la verdad: vuestros campos de batalla allí están: ton el foro y el congreso, la escuela y la^tribuna, la cátedra y la prensa, Y no temáis la lucha; esa lucha á muerte, del pasado que resiste con su fanatis- mo y sus misterios, sus tinieblas y sus claustros, sus ambiciones y sus despotas, sus odios v sus crímenes, y él porvenir qué ataca y que '.destruye._cph^