LLEGO EL CALOR CON TODA SU FUERZA MILLARES DE PERSONAS SE DERRAMAN EN LAS PLAYAS Millares de personas se desplazan de las ciudades a las playas, ante la ola cálida que se ha dejado sentir. Desde Long Beach y aun cruzando la frontera, hasta Ensenada Baja California, pueden observarse atestadas las playas por gente que huye del calor. Mission Bay, Mission Beach, Imperial Beach y cuanta playa disponible exis te, están actualmente repletas. Según reportes de meteorólogos como el doctor Robert Stimson y el ingeniero mexicano Martín Borrón Es-camilla, la presente onda cálida continuará hasta octubre, con ligeras variantes, de suerte tal nue todos los negociantes que tienen es tablecidas sus instalaciones cerca del mar, tienen por delante buena proyección económica. Por otro lado, las autoridades municipales de San Diego contrataron seis nuevos salvavidas ("life-guards) para suplir a otros tantos que por razones personales deiaron de prestar servicios. En Imperial Beach no sólo la playa está saturada desde la calle Coronado al Norte, sino también el muelle de oesca, donde se percibe un agradable viento vespertino, se encuentra lleno de visitantes. Algunas excursiones de mexicanos bajacalifornianos, empiezan a llegar a Mission Beach. Empezó de lleno, pues, la temporada veraniega. El calor hizo su aparición y las playas se llenan. Desde Long Beach, pasando por todas las playas, incluso las aristocráticas de La Joya, hasta las más democráticas, como las de Mission Beach e Imperial Beach, muestran aspectos como el presente. V" - Bfe; • •""* TT- • __________ti Eí Dólar Será una Pequeña Moneda de Cobre y Níquel Mi NUEVA MONEDA.— La dama Deborah Swann es directora de mercadotecnia de la Casa de Moneda en Estados Unidos y nos muestra la nueva moneda de un dólar con la efigie de Susan B. Anthony. La Casa de Moneda gastará 600 mil dólares en publicidad, para que la nueva moneda tenga mucho éxito/ WASHINGTON, El dólar, aquel billete verde símbolo del poderío económico de los Estados Unidos, se va a convertir en una pequeña moneda que servirá para entrar por las ranuras de las máquinas que venden caramelos y refrescos. El nuevo dólar, de cobre y níquel, ya está preparado para empezar a repartirse entre el público En esa fecha el tesorero norteamericano pondrá en circulación 275 millones de la moneda redonda, ligera y más bien pequeña que para colmo abandona el machismo que supone llevar la figura de George Washington por el rostro de una mujer. Bajo presiones feministas, el Congreso aprobó el año pasado ebque la cara impresa en la ídem de la moneda-dólar sea la que Susan B. Anthony, la feminista que consiguió el voto para la mujer en este país. Hace unos años, el Tesoro intentó por primera vez repartir dóláres de metal, que fracasaron rotundamente. Aquellas monedas, que llevaban el rostro de Eisenhower, resultaron ser muy grandes y pesadas. Tanto, que con llevar dos ya se había llenado un monedero. Así que la gente las guardó de recuerdo, con la esperanza de que en un futuro valgan más de un dólar para los coleccionistas. Esta vez, el gobierno tiene-muchas más esperanzas de éxito de la moneda. Para algo la inflación ha hecho estragos en la última década. El dólar no tiene ya la importancia adquisitiva suficiente para ir colocado, de uno en uno. en el billetero. El nuevo dólar cuesta sólo ocho céntimos de producir. Y a la hora de comprar, tampoco da para tanto. Un dólar es lo que cuesta ya un periódico el domingo o un paquete de cigarrillos en la máquina de un restaurante. Pero, por si acaso el público se resiste, las autoridades iniciarán a finales de este mes un plan publicitario para concienti-zar a las masas de su utilidad. El dólar de metal, dirán, es más limpio, más práctico y dura bastante más tiempo que el de papel. De hecho, el gobierno espera ahorrarse diecisiete millones de dólares en los dos próximos años sustituyendo una impresión por otra. El dólar de papel es más caro de producir y sólo tiene un margen medio de vida de dieciocho meses, al cabo de los cuales tiene que ser quemado y sustituido por uno nuevo. La clave de la introducción de un cambio monetario así está en los comerciantes, que son los que hacen correr la rueda del billete o la moneda. A éstos el gobierno intenta convencer de que ahorran tiempo, porque el dólar de metal será más fácil —y rápido— de manejar para sus cajeros. En cuanto al público general, las autoridades de Hacienda reconocen que hace falta un mínimo de dos años para que la gente se acostumbre a un cambio así.