114 LA VOZ ». 1. ° ; Obligación de los sacerdotes de leer la, Sagrada Escritura, sus espositores y libros de Religión. 3. —-Lo primero, pues, qüe debo decir es, que sin una dedicación verdadera á los libros santos, no podrá vd. saber sino muy en general y en confuso, si lo que sé dice estar sacado de ellos, está sacado 6 no en la realidad; y ni aun esté conocimiento general y confuso que digo, podrá vd. tener si tampoco sé dedica al estudio de libros sobre Religion. Ambas cosas son indispensables para un sacerdote, la Santa Biblia y un buen espositor de ella, fuera de los libros didácticos ó doctrinales sobre Religión, como el Baylli; v. g., que es el que se enseña en el Colegio. En estos libros didácticos se reducen á puntos ó proposiciones fáciles de aprender y retenerse, las verdades cuyo conocimiento es de mayor necesidad para la inteligencia y sostén de todas las demas.: - . 4. —Hago especial mención de los espositores de la Santa Biblia, entre otros motivos por los dos siguientes: el' primero es, que el de-,T. pósito de la doctrina ó las sagradas letras, no se dejaron sino á la Iglesia, qtie es la columna y apoyo de la verdad, cómo la llama S. Pablo, y por lo mismo de ella y no de otra parte debo sacar la inteligencia y sentido de la Escritura Santa, que ella y no otro puede darme. Pues, ¿sin mi espositor de la Santa Biblia podré saber cuál es la inteligencia que la da la Iglesia ó el común sentido y juicio de los Santos Padres? Es imposible. f 5. —El otro motivo qüe hay para . procurar y tener un buen espov. sitor, és que el propio juicio ó inteligenciá particular de cada uno, lejos de poder servir para conocer eL verdadero sentido de la Sagrada Escritura; servirla para lo contrario; es decir, para no saberlo jamas. Hay tantos juicios y pareceres entre los hombres, cuantas cabezas hay; y unos sobre un mismo asunto dicen una cosa, otros otra, y otros tal vez lo contrario. Mas la. verdad no es mas qüe una, y por esto si hubiésemos de estar al juicio particular de cada uno, jamas se sabría. Este motivo coincide con el primero en cuanto á que nos debe llevar á indagar y saber qué es lo que dicen y enseñan aquellos á los que Jesucristo mandó que enseñasen y doc-trinásen á todas las naciones; ó 16 que fes lo mismo, cuál es la inteligencia y. juicio de la Iglesia. 6. —Los-espositores católicos dicen esta inteligencia y sentido de la Iglesia, y cual sea el unánime consentimiento de los Padres; pero sin leerlos no podrá saberse, antes bien si se omite su lectura y estudio, lo ¿ñas fácil será contradecirlos y caer en algún error. 7. —He puesto estas reflecsiones porque pueden ser útiles; por lo