EL ATENEO—REVISTA ESTUDIANTIL 11 dad, a la Democracia. Avanza siempre con paso firme arrebatando al patricio los derechos que han de ser del pueblo todo, que lucha en el ‘ foro” alentado por una legión de Gracos para que la libertad de nombre fuera un hecho y fulgure cuál sol en la República. A veces por un instante perdido en el rumor de años, lograban tener el respeto a sus derechos considerando su igualdad. Era casi imposible en un país llamado a ser guerrero, que tenía el militarismo arraigado que deshacía sus leyes cuando quería. Después de luchas incesantes cayó sobre ellos el rayo de los vicios engendrado en los países asiáticos; entonces ni el patricio austero, ni el embrutecido pueblo que se ahogaba en su Mpanem et circem”, pudieron escapar a las garras del monstruo, único botín del capitán romano que llevó gloriosas sus águilas del Capitolio. La amó con frenesí propio del que ve que casi es imposible su deseo, pero logró tenerla? Aún no soy capaz de comprenderlo. Y este imperio carcomido por el libertinaje, pronto cedió ante el empuje de las hordas barbáricas, del norte, que bebieron al raz de la corriente de ambiciones que brotaban en las ideas del romano influenciadas por su maessro el griego. En ella iba latente la democracia si no de dos, sí de un pueblo- Ávidos penetraron la fuerza de la democracia comprendiendo de Grecia su apogeo, su inmortalidad. Por esto de las rumas del viejo castillo almenado que recuerda la época de tiranía, guerra, sangre, peste, irguíose el municipio. que representa para el pueblo su democracia. Más no obstante este caos universal de la Edad Media, la Galia Bretona supo hacer un orden; su pueblo defendía los derechos y éstos eran repetados. La Democracia de Inglaterra se remonta a los tiempos obscuros de sus Drúi-das. Pues bien, así estuvo la democracia en el ambiente respirado por tantos pobladores de tierras que vivieron lustros y lustros, sólo como ave de paso aclamada por multitudes sedientas de libertad y derechos. Uno y muchos reveses sufrieron sus mártires, y así cuando aún no había sonado la hora prometida en el reloj tortuoso de Urano, cuando los pueblos no salían del todo a la luz déla libertad y comprensión de sus fueros, sino que se hallaban postrados en la penumbra, los hombres llamados a ser el asombro de su siglo contaminaron el ambiente volviéndole ruidoso al grito de ¡Levántate galeote del Patricio, rompe con la nueva vida la cárcel estrecha de tu pensamiento; acciona sin cadenas en el campo de la actividad, convive en igualdad con tus semejantes. Sé demócrata!, la Revolución se hizo. Así empezaba la Democracia en Francia a principios del siglo XIX y el rugido atronador del siervo libre corrió en alas de la imprenta con la rapidez del pensamiento; escapó de la pólvora el hálito que consumía la Bastilla opacando el crepúsculo del servilismo. El eco aturdió más que el ruido que lo engendrara y con él se estre mecía América, presa de una alegría que jamás había sentido. En lapsos cortos lanzarónsecual leones un pueblo tras otro sobre el raptor de su autonomía, no de su libertad, pero sí de su servilismo, que de moderado convirtióse en brutal bajo el látigo inhumano del conquistador.. La Democracia existe de “dicho” en México; de “hecho” en Estados Unidos, dónde la fuerza del voto es respetada, sus derechos temidos, y su libertad envidiada. Para que haya democracia se necesita libertad, ella no la obtienen más que los pueblos concien tes; no necesita comprensión de los pueblos para defenderla con abnegación. Nuestro pueblo no es libre ni de sus vicios, comprende mal sus derecho prueba de ello es que no los defiende; de aquí que no sea apto para recibirla Democracia. Nuestro país ahogado por un militarismo que las más de las veces pasa sobre las leyes arrancándolas de paso; que desconoce los derechos del ciudadano, no puede pues tenerla. Ella ha sido el ambiente respirado del pueblo que progresa; porque en su medio todo ciudadano desarrolla la fuerza de sus actividades dando el mayor exponente de vida que necesita el país llamado a llevar la tea del adelanto humano para enclavarla en el pináculo del progress Sello característico de pueblo libre hasta don^e lo permite la sociedad, muere cuando lo sujetan a la esclavitud de los vicios o cae inerte a la I¿z del despotismo que expide el militarismo, robándole cómo en la época anterior a la Reforma hasta el derecho de gobernarse que posee el Estado. Patria mía! ¡Bendita patria de Héroe»y Mártires, yo que te adoro y te venero, quiero descubrirte lo que todos han visto, TUS LACRAS: ése tu servilismo a los pequeños conjuntos que te dominan con una mirada, a los ladrones de tu derecho a la Libertad, ala Democracia, que te han platicado pero que nunca te han hecho apto para que la recibas cual tierra fértil que fructifique el grano. No; ellos por el contrario te quieren sujetar a la cadena de tus vicios encarnecer tus leyes con un militarismo sin freno que te pone en acción, para consumirte en los campos de batalla al fragor de su fusilería. ¡Cuántas son tus lacras! ¡Cuánto sufro cuando veo que soy impotente para ayudar a sanarte! Pero alentado por mi patriotismo no he de desmayar en el estudio a la sombra de tus “Ateneos” para llegar a ser el ciudadano apto que unido a los legionarios del mañana, formen la falange que te liberte. ¡Espera, Bendita Patria Mía!. Ernesto Flores Mellado “Ateneo Fuente”,