rante teda la maAana preparando aquellos platillos que a todos gustan. Saben que a su llegada la mesa estar* lista, y que con el rostro alegre, los que quedaron en casa les darán la bienvenida. Saben que durante la hora de la comida reinará la más bella camaradería. Tanto el que trabaja como el que estudia anhela y necesita descansar. Ya sea el dormir una corta siesta, o toda la noche, los miembros de la familia saben que mamá se ha esmerado en limpiar y arreglar las camas, y que por lo tanto, podrán descansar cómodamente. Cuando anhelan descanso saben que el mejor sitio se encuentra bajo el techo del hogar. En el camino de la vida a cada miembro de la familia le toca alguna vez vivir en el árido desierto, por causa de los jefes o compañeros de trabajo, por injusticias del maestro, mal carácter de los condiscípulos, etc. Cuando tal acontece no hay nada más hermoso que llegar al hogar, y contemplar el otro aspecto de la vida. Allí bajo el influjo del amor y la comprensión se olvidan las experiencias amargas: lo gris se toma claro, y las horas negras de las dificultades adquieren la brillantez de loe luceros del desierto. He aquí algunas características que debe tener el hogar para que pueda ser un oasis para la familia. ¡Ay de aquellos hogares que en vez de oasis sólo son un desalentador espejismo! Quiera nuestro buen Dios que cada cristiano evangélico encuentre, al llegar a su hogar, el oasis que va buscando. Y que cada uno de los miembros de la familia se esfuerce porque la hermosura material y espiritual del oasis de su hogar, perdura para siempre.—Las Buenas Nuevas en Braile. $ $ * BaUa áeí U4o^ar Por A. Borja A. Allá en plácidas praderas, A los pies de la montaña, Entre flores y palmeras Se divisa mi cabaña. Es el sitio más precioso Que Dios dióme en este suelo; Es a mi alma tan hermoso, Cual jirón del mismo cielo. No las glorias mundanales Constituyen su nobleza; Son del cielo los raudales Que iluminan su belleza. Es amor el puro ambiente Que allí siempre se respira; En los prados, en la fuente, Por doquier a Dios se mira. ¡Dulce hogar de mis amores! Es de ensueños y armonías, Do las aves y las flores A Dios cantan melodías. Es mi hogar reflejo santo De otro hogar allá en el cielo; De esas glorias siempre canto. Las que espero con anhelo. Guía del Hogar IL MOGA» CRISTIANO 3