cuerdo y testimonio de la extraña maravilla, aquella bol»* de cuero entre sus manos_____i Abiertos los broches de níquel y examinado el contenido, la sorpresa de Margot aun fue más grande. Un tesoro. Pulseras de zafiros, collares de brillantes, sortijas de esmeraldas. Los rubíes, destacándose sobre la seda color carne del estuche. Las perlas, sobre el rojo terciopelo de los cofres. El azul celeste de las turquesas, sobre el raso azul eléctrico del joyero____ i Qué hermoso! De l>uena gana, Margot hubiese ido al dormitorio de sus padres; pero la prudencia pudo en ella más que el entusiasmo, y decidió esperar al día siguiente. ¡Qué sorpresa cuando en el hotel despertaran todos y pudiesen ad- mirar de que regia manera la obsequia ron los Reyes! ¡Jamás, en anteriores años, estuvieron con ella tan espléndidos! Bien hicieron en olvidar los dulces y los juguetes.— Para Margot. mujercita de siete años, las joyas iban teniendo ya un poder misterioso y enorme de atracción------- Por ve7 primera, el brillo de las piedras la desvelaba. Su primer insomnio de mujer coincidió con su último sueño de chiquilla. Y Margot, al fin pudo dormirse de madrugada como duermen los niños en la noche de Res, yes, con un sopor intranquilo, que el temor a despertar demasiado tarde interrumpe de vez en vez, como un alerta de la ilusión---- Un sollozo prolongado, insistente, veló su sueño. Sus padres habían asistido a la escena del balcón sin que ella lo advirtiera. El abismo de vileza que ocultaba la vida del hotel había estado a punto de mostrarse ante los ojos del ángel, que todo lo ignoraba-----, que, sal- vado milagrosamente de la crv.el revelación, todo lo seguiría ignorando. Los cómplices de aquellos robos es ^anda’osos del expreso también recibieron de los Reyes un regalo: el remordimiento. Y reconciliados con el bien, ambos pensaron que los Reyes, al pasar, habían dejado en los balcones del hotel algo que para Margot era más que un tesoro: algo que era la felicidad. porque era la ignorancia de la infamia de sus padres y del horror de sus vidas---- F. A paricio Miranda. Mujeres Inglesas en sus trajes de labranza.