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EL MENSAJERO JUVENIL
EL MENSAJERO JUVENIL
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TEMA PARA LA U. B. DE J.
AGOSTO 22 DE 1926.
Sesión Doctrinal.—Santificación.
(I Tesa. 4:3; 5:12, 13; 1 Juan 2:29; Prov. 4:18).
LECTURAS BIBLICAS
Lun. Ag. 16. Sosteniendo el Ministerio, 1 Cor. 9:14-27, Clave: V. 22.
Mar. Ag. 17. Haced todo para gloria de Dios, 1 Cor. 10: 12, 13, 23-33, Clave: V. 31.
Miér. Ag. 18. La Mesa del Señor, 1 Cor. 11:17-34, Clave: V. 27.
Vicr. Ag. 20. Lo más grande en el mundo, 1 Cor. 13, Clave: V. 13.
Súb. Ag. 21. Buscando dádivas espirituales, 1 Cor. 14: 6-19, Clave: V. 12.	1
INTRODUCCION
El tema de santificación ocupa un lugar prominente en la Biblia. Los extremistas han abusado tanto de la doctrina que los bautistas hemos tenido el temor de darle la debida importancia, acentuándola como se debe.
También hemos sido tardos en estudiarla y comprenderla. Sin embargo, con todas sus dificultades y las que han surgido con la mala interpretación, es una doctrina muy importante y debe de ocupar un lugar muy importante en nuestro estudio y nuestra vida.
I.	Do» eignificado» de “eantificar.”
Hay dos significados de la palabra santificar: (1) apartar o dedicar a cierto propósito—usada la palabra en ese sentido santificamos las iglesias, las bibliotecas y las escuelas. I^i Biblia hace frecuentes referencias a santificar las cosas para el uso santo.
El templo y los vasos eran santificados y hasta el agua usada en el templo. El domingo era considerado ile la misma manera.
Dios amenazó santificar las armas de venganza contra la casa del rey de Judá. El sitio donde Moisés se paró fué llamado santo; también el Monte d<f la Transfiguración.
En ese sentido de la palabra debemos todos considerarnos santificados: Dios nos ha salvado y apartado para alguna obra especial.
(2)	El sentido más intenso de la palabra e» hacer lan-to. Se nos ordena que presentemos nuestros cuerpos en sacrificio vivo y santo aceptable ante Dios y se nos dice que eso es nuestro servicio de Dios. Santificación cristiana debe significar no sólo carácter hecho santo por la influencia divina, sino una vida dedicada al servicio del Reino de Dios.
I1.	Viviendo para la gloria de Dio».
La obra del Espiritu Santo no se encierra sólo en nuestras naturalezas espirituales, toca cada partícula del cuerpo y santifica nuestras manos a la vez que el corazón. Es necesario saber dominar todas las emociones y acciones para que todo lo que hagamos sea para la gloria de Dios.
Es el privilegio del cristiano librar guerra sin cuartel a las pasiones, malos hábitos y todo lo que es carnal, hacer buenos actos y demostrar un alto ideal de moralidad al mundo y así sacar a los hombres del pecado.
I11.	Nueilra parte en la «antificación.
Algunos no estamos viviendo la vida que deberíamos y tal vez nos desalentemos al ver tan alto ideal. Los más buenos no pueden menos de desalentarse, pues es una tarea muy larga y requiere constancia y perseverancia para adquirir una vida de santidad. Hombres que en otras cosas tienen éxito en esto fracasan lastimosamente. Hay que recordar que todo lo que vale la pena és difícil y que una grande empresa jamás se llevó a cabo en un día.
La santificación es progresiva. Principia desde la semilla hasta la germinación y produce fruta y hojas; crece con mayor fuerza intelectual en la verdad de Dios, con más clara percepción del pecado humano y la corrupción, con más grande fe y ciara esperanza, con la confianza más arraigada de la aceptación personal de Dios.
Debemos recordar que cuando queremos hacer algo bueno el mal está en asecho y debemos guardarnos bien. No hay tal cosa como perfecta seguridad y libertad del pecado en el mundo, pero sí es posible luchar con él todos los días de nuestra vida con todas nuestras fuerzas, y con la ayuda del Espíritu Santo crecer y ser fuertes cristianos progresando en la santidad.
IV.	La parte de Dio» en la «antificación.
La doctrina de la santificación considerada bajo el punto de vista de Dios y en resumen es ésta: Toda alma regenerada aparece limpia de pecado en los ojos de Dios por la sangre de Cristo en la regeneración. Dios ve a las almas que se han salvado por la fe ,00 Cristo Jesús sin mancha y sin tacha, pues la obra del creyente fué consumada por Cristo en el Calvario.
La prueba del evangelio. Estudiemos algunos pasajes de las' Escrituras. Rom. 4:5-8: “Mas al que no obra, pero cree en aquel que justifica al impío, la fe le es contada por justicia. Como también David dice ser bienaventurado el hombre al cual Dios atribuye justicia sin obras, diciendo: “Bienaventurados aquellos cuyos pecados son cubiertos y cuyas iniquidades son perdonadas. Bienaventurado el varón al cual el Señor no imputó pecado." Léanse Rom. 5:18; 8:1; 1 Cor. 1:30; Fil. 3:8.9.
V.	Lo que la «antificación no» ha ayudado a ler.
Si meditamos más acerca de la maravillosa gracia de Dios que ha preparado la santificación, nos ayudaría en los esfuerzos para hacer cosas difíciles: (1) aparecer limpios y sin mancha ante nuestros compañeros. Eso está al alcance de todos, aunque es difícil. Podemos hacer lo posible para ser limpios de palabras; la limpieza en la conversación demuestra un corazón limpio. El hábito de blasfemar se adquiere con facilidad, pero se deja con dificultad. Por la gracia de Dios todos podemos tener labios limpios y los jóvenes cristianos debemos manifestar al mundo con la pureza de nuestra conversación que él ha limpiado nuestros corazones.
Tenemos que ser limpios en hechos, el mugido nos vigila, para asechar y destruir algún hecho malo, como los fariseos cuidaban a Jesús para poder acusarlo. Es nuestro privilegio mostrar al mundo una vida limpia y que no puede ser censurada.
(2) Lo segundo que logramos al meditar sobre la santificación de Dios en nosotros será hacernos aparecer sin mancha ante nosotros mismos. Es una ardua ta-
TEMA PARA LA UNION INTERMEDIA
AGOSTO 22 DE 1926.
Lo que la Biblia enseña acerca de la Santa Cena.
Vereo de Memoria: “Haced e»to en memoria de
(Luc. 22:19).
LECTURAS BIBLICAS
Lun. Este es mi cuerpo, Mat. 26:26. Mar. Este es mi cuerpo, Luc. 22:19. Miér. Esto es mi sangre, Mat. 26:28. Juev. Mi sangre que por vosotros se derrama. Luc. 22:20. Vier. Haced esto en memoria de mí, Luc. 22:19.
Sáb. Anuncia la muerte del Señor, 1 Cor. 11:25,26. Dom. Hasta que venga, 1 Cor. 11:27.
BOSQUEJO DEL PROGRAMA
1.	Himno.
2.	Oración.
3.	Música especial.
4.	Arreglo de negocios.
5.	Grupo al cargo del programa.
6.	Tema: la Santa Cena.
(1)	La Santa Cena y la muerte de Jesús.
(2)	Jesús es el pan de la vida.
(3)	Jesús volverá.
(4)	Cómo debemos participar en la Cena.
PUNTOS QUE PUEDEN DESARROLLARSE
1. La Santa Cena no» hace recordar la muerte de Je»ú«.
Leemos en la Biblia que Jesús antes de ser traicionado tomó pan y partiéndolo, dijo a sus discípulos: "Esto es mi cuerpo que por vosotros es dado; haced esto en memoria de mí." Asimismo tomó el vaso diciendo: "Esto es mi sangre que por vosotros se derrama." El no quiso decir que el pan era su cuerpo y el vino la sangre, como muchas personas piensan; sólo que representaban su cuerpo que iba a ser lacerado en la cruz y su sangre derramada. Jesús dijo a sus discípulos que bebieran y comieran en su memoria, de su muerte por los pecados del mundo. Cuando tomamos la Cena debemos pensar en la muerte de Jesús en la cruz, debemos recordar que nos amó con tanta ternura que dió su vida para salvarnos. Por siglos y siglos los discípulos de Jesús han obser
rea; si cuidamos de eso las demás cosas se cuidarán solas. Vemos la dificultad. ¡Cuántas veces nuestros amigos nos elogian y el corazón nos condena! Una conciencia preparada por Dios descubre la menor falta y nos la pregona. Mas al pensar sobre lo que ha hecho Dios por nosotros, procuraremos hacer más por medio de la meditación, estudios bíblicos, oraciones y una conciencia libre de ofensa a Dios y a los hombres.
vado la Santa Cena en memoria de Jesús que dió su vida por librarnos del pecado y lavó las manchas de nuestras iniquidades.
2.	La Santa Cena no» recuerda que Je»ú» es el pan de la vida.
La Santa Cena fué dada no sólo para recordarnos que murió, sino para que sepamos que es el pan de la vida y que para fortalecer nuestras almas tenemos que ser alimentado» por él. Como nuestros cuerpos se mantienen con pan, así las almas con la comunión con Cristo Jesús. El es el pan de la vida y nuestro refugio y fortaleza. Al tomar la Santa Cena proclamamos al mundo que creemos en Jesús y que nuestras almas se están alimentando del Pan de la Vida.
3.	La cena no» recuerda que Je»ú» volverá.
Pablo nos dice que cuando Jesús dió la cena dijo: "Porque todas las veces que comiereis este pan, y bebiereis esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que venga." Jesús sabía que sería crucificado al diu siguiente y deseaba que sus discípulos supiesen que aunque tenía que morir se levantaría de entre los muertos y volvería a juzgar a los vivos y a los muertos para lie-varios a morar con él. A| participar de la Santa Cena demostramos que sabemos que Jesús volverá.
Recordamos la muerte, pero a la vez recordamos que fué a preparar un lugar para nosotros. No sólo recordárnosla cruz sino la corona, no sólo el Calvario sino la gloria, no sólo la muerte sino la vida eterna.
4.	Cómo debemo» tomar la Santa Cena.
Podemos imaginarnos que en la última noche que Jesús pasó con sus discípulos ellos se sentían abrumados y reverentes al oir a Jesús hablar de su muerte. Así nosotros debemos entrar con reverencia al templo a tomar la Santa Cena sin olvidar jamás que lo hacemos en su memoria. Pensemos sólo en Jesús, en su vida sin mancha y sus sacrificios por nosotros. Procuremos vivir más cerca de él para estar listos cuando venga.