218 LA voz 3E2M7‘jeLie¡res-JE:3iE¿i™:«» Para la dominica primera de ctiaresma. “ En aquel tiempo fué llevado Jesus al desierto por el Espíritu para que fuese tentado por “ el diablo. Y como ayunase cuarenta dias y cuarenta noches, tuvo hambre después. “ Y acercándose el tentador, le dijo: Si eres hijo de Dios, di que estas piedras se vuel-“ van pan. Él cual respondiendo, dijo: Escrito está, no con solo pan vive el hombre, “ sino con toda palabra que sale de la boca de Dios. Entonces lo llevó el diablo á la “ santa ciudad y lo puso sobre el pináculo del templo, y le dijo: Si eres hijo de Dios, “ échate de ahí abajo; pues escrito está que te encargó ó encomendó á sus ángeles, y “ que te llevarán en palmitas, no sea acaso lastimes, tropezando en la piedra, tu. pié. “ Respondió Jesus: También está escrito: No tentarás al Señor tu Dios. Otra vez lo . “ llevó el diablo á un monte muy elevado, y le mostró todos los reinos del mundo, y su “ gloria, y le dijo: Todas esas cosas te daré, si postrándote me adorares. Entonces le-“ dijo Jesus: Anda, Satanás. Pues está escrito: Al Señor tu Dios adorarás, y le ser--“ virás á él solo. Entonces le dejó el diablo, y he aquí que los ángeles se acercaron y “ le servían. ” (S. Mateo, cap. IV.) Sobre el ayuno espiritual y corporal. La Iglesia, nuestra madre, que como hemos dicho coartó indulgente en favor de nuestra debilidad, la obligación del ayuno á solos cuarenta dias por todo,-prescinde hoy de toda otra mira y se emplea toda en amonestarnos la penitencia, en: predicarnos la mortificación y en persuadirnos que enmendemos nuestra mala vida pasada, lloremos el mal que hicimos y él bien que dejamos de hacer, y en animarnos á que aprovechando esté tiempo santo procuremos recuperar con Dios y para el cielo lo que hasta aquí hemos perdido. Al efecto, tomando la voz de los profetas hace resonar la trompa sagrada.de Sion para que congregado el pueblo,-desde el niño que mama hasta el anciano decrépito, clamen todos_____¡Perdona, Señor, á tu pueblo! Con el ejemplo de Niníve que evita, ayunando, su destrucción, corrobora su solicitud y el buen écsito que espera de ella, y paja que sepamos qué es loque ella entiende por ayuno en este tiempo santificado, nos esplica con Isaías la .voluntad del gran Dios que nos lo impone. ° Los Santos Padres, lumbreras suyas, la prestan también su voz,-y el apologista del ayuno sobre todos, el grande San Basilio, nos dice que los ángeles-forman listas de los que ayunan, y esclama: ¡Guárdate, oh cristiano, de ha-certe reo del crimen de deserción por el despreciable placer de unos pequeños manjares. Pero sobre todo nos presenta lo que mas que todo debe conmovernos, que es el ejemplo de nuestro adorable Salvador, que no solo ayuna los cuarenta dias, sino que sale triunfante para nuestra enseñanza, de lacon-cupiscénciá-de la carne, dé la concupiscencia de los ojos y de la soberbia de la vida que son las fuentes de todos los pecados. Vedlo en el Evangelio. El Maestro de toda virtud /ué Ite-cado por el Espíritu Santo al desierto vara que allí fuese tentado por el diablo. El desierto á que lué llevado eL Señor, era una imágen la mas espresiva de este mundo; vasta soledad donde-solo encontramos por todas partes demonios que nos tienten. El Señor nos