Lección VIL pecados y lo amonesta HERALDOS DEL REY Noviembre 13 de 1932. Bosquejo de la Lección IZAMOS A ESTUDIAR, queridos niños, dos pasajes. Uno del v Antiguo Testamento y otro del Nuevo. 1. Amonestaciones de Amos. En primer lugar amonesta al pueblo que esté atento a la palabra que por su boca hablará Dios. El pueblo de Israel creía que por el hecho de visitar los lugares de culto y hacer sacrificios allí, ya era suficiente para estar de acuerdo con la voluntad de Dios. El profeta les señala algunos de los muchos pecados que cometían. En a-quellos tiempos se hacía justicia en un lugar amplio que estaba ante la puerta de la ciudad. Allí se instalaba el juez, pero el pueblo no hacía caso de éste, antes lo aborrecían. El mismo juez no hacía justicia al que la merecía, sólo a aquel que le daba buenos regalos; o de otro modo, al que tenía con qué comprar la justicia. En vista de la injusticia de parte de los malos jueces, los pobres perdían sus causas y por prudencia permanecían callados. El profeta Amós lleno de valor reprende duramente al pueblo por sus acerca de su deber de hacer lo bueno y aborrecer lo malo. 2. Parábola do las Minas. El hombre noble de la parábola representa a Dios. Las diez minas un gran capital y los diez siervos a ti y a mí y a todos los cristianos que conocemos. El hombre noble partió lejos y repartió sus diez minas a sus diez siervos con la orden de negociar aquel capital. Duró algún tiempo ausente del país y cuando regresó llamó a los siervos a cuentas. Vino el primero, y rindió cuentas diciendo que con la mina que a él le tocó ganó diez más. El Señor aprobó su obra y lo premió. Vino el segundo, y rindió cuentas diciendo que con la mina había ganado cinco más. Aquel siervo también fué aprobado y recompensado según su fidelidad. Vino el tercer siervo y rindió cuentas diciendo: “Señor, he aquí tu mina, la cual he guardado en un pañizuelo. Porque tuve miedo de ti, porque eres severo e injusto.” Este siervo indigno fué despojado de su oportunidad. SIMON Y LA ABEJA —¿Puedo llevarle unas flores a mi maestra, mamacita? —Sí, cómo no, nada más que necesitas quitarle algunas hierbas a esas plantas para que recojas las flores más bonitas y frescas.